Universidades y Colegios

15 de Septiembre de 1999

La investigación es un proceso inherente a la universidad. Repetir el conocimiento existente constituye una tarea importante, y particularmente crucial en la formación de profesionales, pero no logra per se dar forma a la esencia del trabajo universitario. En éste prima la creación de nuevo conocimiento, como proceso que fundamenta la docencia y da paso a profesionales y posgraduados que se ubican en la frontera del saber, allí donde deben seguir ocurriendo las innovaciones con que se han de familiarizar en su desempeño laboral. Por ello, en países industriales se distingue entre las universidades y los "colleges", donde éstos imparten entrenamiento y formación en base a una buena revisión del conocimiento existente, pero sin obligarse a que sus académicos sean investigadores validados entre pares, como por la calidad de su producción intelectual.

¿Vale la pena hacer esta diferencia en Chile? Algunos dirán que no, puesto que un profesional sabe lo mismo al salir de una u otra institución. Pero la verdad es que no se trata de profesionales equivalentes, ya que en las universidades se les pone en contacto con la creación, la búsqueda de conocimiento nuevo, convirtiendo a ésta en una actitud permanente de renovación profesional, que hoy en día es tan indispensable en un mundo real tan dinámico y cambiante. Por ello, se debe distinguir la condición innovadora y preparada para la búsqueda en nuevas instancias, de aquella que se inspira en seguir instrucciones y convertirse en un profesional e cierta forma acatador. Y son ambas personas necesarias en la empresa, ya que se precisa de líderes y de buenos ejecutores en las tareas productivas y de organización. Clarificar desde ya el panorama a los futuros profesionales, a quienes están eligiendo para convertirse en unos u otros, es un elemento fundamental. Tanto como la información transparente que las instituciones de educación superior deben proveer acerca de sus estrategias educativas, de sus apoyos académicos, de sus logros en los ámbitos relacionados, y del éxito de sus profesionales egresados.

Por ello resulta injusto e inapropiado decir que una mejor regulación dirigida a transparentar la información existente y a poner en régimen un conjunto de normativas básicas, resulte una forma de burdo estatismo. Las buenas universidades, de cualquier dependencia institucional, no tienen sino que ganar en un sistema que haga más transparente al sistema e introduzca las diferencias que deben entender nuestros jóvenes. Hoy en día, en gran medida, se están vendiendo ilusiones que pueden llevar a un gran desencanto, que contrastará en forma pobre con los beneficios que puedan derivar de nuestro juicio actual.

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