Una Poscrisis Desafiante

26 de Agosto de 1998

La poscrisis será un período mucho más desafiante que la crisis misma para la economía chilena. En efecto, las consecuencias de la crisis sobre una economía en particular viene marcada por las precondiciones macroeconómicas y la calidad de las políticas de corto plazo en el ámbito cambiario, monetario y fiscal. Indudablemente, la intesidad de los efectos de la crisis dependerá de condiciones anteriores -que se manejan en el plano exclusivamente interno- en aspectos como ahorro, nivel de reservas y disciplina fiscal. En el caso chileno, las negativas consecuencias de la crisis no han sido tan intensas debido a que las óptimas condiciones que se fueron creando en materia de ahorro y reservas. Pero ello no garantiza que la economía reaccionará satisfactoriamente durante el período de salida de la crisis, cuando los directamente afectados retomen con normalidad a los mercados financieros y de bienes.

Decir que la crisis no ha tenido un efecto recesivo de gran importancia en la economía chilena, no asegura las condiciones en que se desarrollará el período de recuperación. La economía chilena venía creciendo a un ritmo de 7% por año, mientras que la desaceleración presente llevará, en el plazo de dos años, a un promedio de sólo 5% por año. La mayoría tiende a pensar que luego de la recuperación en Japón y de las otras economías asiáticas, Chile debería volver a los niveles de actividad anteriormente observados. Nada hay, sin embargo que garantice tal situación. La vuelta de los países asiáticos a su propia normalidad económica se dará en condiciones de una mucho mayor competitividad de su producción, y de una mayor agresividad para atraer los capitales necesarios para consolidar la inversión. La pregunta válida es entonces ¿qué está haciendo Chile para acrecentar la productividad en la producción y el desarrollo de nuevas áreas de negocios y de actividad? Sin ninguna duda que un examen cuidadoso a lo que está actualmente ocurriendo en los países asiáticos grandes y pequeños debería encender luces amarillas y rojas en la necesidad de enfrentar los desafíos de la recuperación en forma activa.

La capacitación y el reentrenamiento de la mano de obra, el apoyo a la investigación científica y tecnológica con criterios innovadores y una mayor cantidad de recursos, el apoyo efectivo a las empresas medianas y pequeñas, y la finalización de las reformas que permitan consolidar los avances en materia financiera y productiva, pasan a ser elementos esenciales para enfrentar los retos de la recuperación. De otro modo, ello significará que se incrementarán las distancias existentes, y nos costará mucho más el alcanzar las metas de largo plazo que anhelamos.

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