Universidad y sociedad del conocimiento

Santiago, 01 de Junio de 2005

El actual desafío para la educación superior en el mundo concierne al proceso de constitución de un nuevo modelo de universidad. En este deben tener cabida cinco principios fundamentales para que las instituciones universitarias puedan responder efectivamente a las necesidades que despierta la sociedad del conocimiento. Primero, una vinculación activa con el medio social para que la universidad pueda proveer respuestas efectivas a los problemas reales; la universidad crítica, productora de líderes y capaz de crear nuevo conocimiento útil se ha de derivar de un accionar estrechamente relacionado con el hacer productivo y la realidad social. Segundo, la internacionalización, que dé paso a constituir estándares comparativos en materia de calidad académica en un sentido amplio. Tercero, la eficiencia sistemática, ya que la universidad debe hacer adecuado uso de sus recursos, independientemente del origen de los mismos, promoviendo transparencia en la información, impulsando la mayor calidad y poniendo a disposición de la sociedad los bienes públicos y las externalidades que son propias del hacer universitario. Cuarto, la interdisciplinaria, ya que la universidad debe alcanzar una organización diferente donde lo fundamental a abordar sean los problemas y no las disciplinas, como asimismo lo sean las competencias profesionales y no el currículo formativo. Quinto, es el reto de la diversificación y cambio, ya que la universidad debe ser en la sociedad del conocimiento un agente de cambio activo tanto hacia su interior, como hacia la sociedad que se beneficia de su accionar.

Las universidades están cambiando en todo el mundo. Lo constante es, sin embargo, el humanismo que deben practicar como el ser y fundamento de su hacer académico docente y creativo. Lo nuevo es su accionar en una sociedad en que domina el nuevo conocimiento, pero que se caracteriza por un creciente materialismo cortoplacista que muchas veces deniega el humanismo. La mayor conectividad internacional del mundo universitario no sólo servirá para mejorar la calidad del trabajo que la universidad debe a la sociedad en que está inmersa, sino que también ha de fortalecer la constitución de un foro mundial de ideas para defender los principios más dilectos de la inteligencia y el humanismo.

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