Competencia universitaria

Santiago, 26 de Enero de 2005

Un reportaje de The Economist señala que será imposible que las universidades europeas superen a las de los EE:UU., en materia de investigación e innovación. Esto contradice los deseos manifiestos de la Unión Europea en cuanto a que esta entidad debe tomar el liderazgo en un aspecto que resulta crucial como factor de crecimiento y desarrollo económicos. Tres son las razones principales que se argumentan para que el propósito de la UE no tenga factibilidad. Primero, que la universidad americana se encuentra ya mucho mejor posicionada mundialmente en cuanto a resultados relevantes a propósito de la investigación científica. De hecho, el ranking mundial de universidades preparado por encargo de la propia UE, coloca a 17 universidades americanas entre las primeras 20 del mundo, mientras que solamente dos europeas -Británicas ambas- integran ese grupo selecto de primer nivel. Segundo, el estudio señala que las universidades europeas son mayoritariamente estatales, con aportes presupuestarios muy importantes por parte del Estado pero que conllevan la obligación de acoger gran número de alumnos en condiciones de gratuidad, al menos en los aspectos más relevantes al tema del financiamiento global. Con ello, se argumenta, se crea una dificultad para poner el énfasis necesario en investigación y así superar la marca americana en producción por académico. Tercero, se dice que en las universidades europeas los profesores son funcionarios públicos, lo cual quita mucho de las posibilidades de una gestión eficiente que promueva la productividad y premie adecuadamente el esfuerzo por buscar recursos para financiar investigación aplicable a los procesos productivos.

Se puede estar más o menos de acuerdo con el diagnóstico propuesto, pero quedan claras tres cosas. Primero, que el ranking mundial algo indica, y en él hay solamente una universidad chilena y sólo 7 de Latinoamérica, en un total de 500 universidades de nivel. Segundo, que efectivamente hay gran competencia mundial en términos de innovación y aplicaciones derivadas de la investigación científica. Tercero, que las rigideces institucionales importan a la hora de considerar los productos y la capacidad de competir entre instituciones. Estos tres mensajes tienen lecturas de gran importancia para nuestro Chile.

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