Resultados contradictorios

Santiago 19 de Octubre de 2005

El último ranking de competitividad mundial ha puesto a Chile en un lugar destacado en cuanto a “entorno macroeconómico”. En efecto, Chile figura como el primero entre los países analizados en el estudio. En materia de crecimiento el país figura en el lugar 23, mientras que en el ranking global está en el lugar 27, y en el 29 en cuanto a clima apropiado para los negocios. En definitiva, un resultado notable en el que hay que seguir mejorando, y que pone de relieve lo avanzado en un campo que ha sido tradicionalmente muy difícil para latinoamérica, como también para el propio país en el contexto de su historia. Como ha sido indicado, este es el resultado de políticas económicas coherentes y consistentes, que muestran su impacto positivo y el potencial para atraer mayor inversión externa y crear mejores expectativas en lo interno. Sin duda, este resultado se constituye en un factor de influencia positiva en la sostenibilidad del crecimiento que Chile necesita.

Otra cosa es cuando se analizan los factores relativos a educación e investigación. En educación superior y capacitación el país se encuentra en el lugar 42, mientras que en innovación ocupa sólo el lugar 41. ¿Cómo es posible esa contradicción entre el país “macro” y aquél de índole “micro”?. Precisamente, la falta de coherencia y consistencia en las políticas aplicadas en lo último. El país tiene un sistema educacional atrasado, de calidad muy cuestionable, en que aspectos cruciales para la realidad laboral se entregan en forma insuficiente, tales como habilidades de comunicación, manejo de tecnologías de información, dominio de un segundo idioma y capacidad de análisis y toma de decisiones. Emprendimiento e innovación están ausentes de nuestra formación, además de aquellas cosas que son básicas en cualquier estrategia de desarrollo humano. Hay desvinculación entre el mundo educacional y la realidad productiva, además de existir gran énfasis en cantidad más bien que en calidad respecto de lo que se forma y desarrolla. El país necesita un salto en esta materia, que parta de cuestiones como el aseguramiento de la calidad, el premio por resultados en la tarea educativa, la instauración de un sistema de innovación que efectivamente potencie a la ciencia en sus aplicaciones, y un sistema de gestión educacional moderno y no burocrático.

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