Sólo la paz permite triunfar

Santiago 9 de Noviembre de 2005

La situación que Chile vive con el Perú puede adquirir gravedad en el corto plazo. La iniciativa legal que Perú impulsó para imponer su interpretación unilateral acerca de los límites oceánicos vigentes vulnera tratados anteriores y atenta contra el derecho internacional, ya que ningún país puede fijar límites por medio de leyes internas. La pregunta se refiere a las razones que tendría Perú para actuar de esta manera. La primera, y es desafortunado reconocerlo, se refiere al viejo resentimiento que en ese país abunda contra Chile, y que se basa en lo acontecido con la ocupación de Lima hace ya más de 100 años, pero que es sistemáticamente revivido generación tras generación. Perú no ha creado la oportunidad de superar esta dolorosa herida en la historia de su corazón, pero que ya no tiene responsables en las generaciones presentes y futuras. La segunda razón es, indudablemente, que este factor se utiliza para plantear al pueblo peruano que la causa de sus problemas se encuentra en eventuales situaciones pendientes con su vecino del sur, y no en el fracaso de sus políticas económicas y sociales. Cunde allí la desazón con la gestión política, en la medida en que los resultados observados no son satisfactorios para los extensos sectores de la población que sufren de pobreza, atraso secular y falta de perspectivas reales de mejoramiento social. Es ese desencanto el que se trata de cubrir comunicacionalmente con una acción política que envuelve posibles graves consecuencias de arrastrar a ambos países a una guerra en algún grado.

Países como Chile y Perú debieran estar pensando en sus problemas frente a los retos de la globalización y de la competitividad mundial. Debieran emplear sus recursos en potenciar la movilidad social de su población y la mejor respuesta productiva que les permita alcanzar mayor desarrollo a partir de las múltiples oportunidades que se abren en el mundo.

No puede ningún país en desarrollo usar sus recursos para promover la guerra, especialmente ante agendas fabricadas con esmero pero basadas en una elemental impostura. Hay que usar el derecho internacional, propiciar el diálogo en forma sincera y comprometida con el futuro de los más pobres, los mismos que sufrirían las mayores consecuencias negativas de posibles acciones militares.

Hay que creer de verdad que sólo la paz permite triunfar a la especie humana.

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