Una nueva Universidad
Santiago, 23 de Noviembre de 2005
La Universidad de Chile cumple 163 años a las puertas de la promulgación de su nuevo Estatuto Orgánico. En efecto, el cuerpo legal que actualmente rige a la institución data de 1981, años de intervención en los que se introdujo un fuerte componente autoritario y no participativo en la gestión superior de la Universidad. El nuevo Estatuto, generado en una discusión amplia y participativa de la comunidad universitaria a lo largo de siete años, otorga adecuado reconocimiento a la necesidad de la jerarquización y de la participación. Lo primero permite distinguir a los académicos por sus logros, sus reconocimientos y el progreso que cada uno obtiene en forma comparativa a sus pares. Y es esa jerarquización la que también se liga con el potencial desempeño en la dirección universitaria a los distintos niveles. La participación, por otro lado, es lo que enriquece el debate universitario, lo que alimenta las propuestas para hacerlas más fuertes y sanas, desde donde debe emanar una verdadera democracia de ideas.
La Universidad de Chile adopta el nuevo Estatuto junto a la implementación de una serie de políticas públicas que en el campo de la investigación, de la docencia y del financiamiento estudiantil -además de aquellos relativos a la acreditación- marcan un terreno nuevo, distintivo para el accionar universitario de cara al bicentenario nacional. Por ello se ha dicho con propiedad que la Universidad de Chile está construyendo la nueva Universidad del 2010, con su nuevo cuerpo legal y las nuevas políticas públicas y de ordenamiento interno. Por ello, la elección del nuevo rector que ha de tener lugar relativamente pronto, constituye la elección para el primer periodo de esta nueva Universidad de Chile. Todo el país espera que la gran Universidad fundada por Bello siga camino a su bicentenario desarrollándose fuerte y bella, como lo ha sido a lo largo de sus gloriosos 163 años de historia. Todo Chile espera que esté allí el fundamental pilar de la República que constituye esa primera y gran institución educacional de carácter nacional y público. Todo Chile espera que la Universidad de Chile siga allí, como un símbolo activo, la Casa que ofrece lugar a todos en base a las capacidades de cada uno y cimentada en el humanismo más amplio y profundo.