Análisis

Sequía: una de las principales razones del desplazamiento animal

Sequía: una de las principales razones del desplazamiento animal
Puma en Parque Nacional Torres del Paine

El toque de queda y cuarentenas totales en varias ciudades del mundo provocan que sus calles estén más tranquilas y desérticas, permitiendo el desplazamiento sin problemas de estos animales silvestres. Tal como sucedió con el Puma que aprovechó la tranquilidad de la noche santiaguina para recorrer las calles de Providencia y Ñuñoa y que desató un amplio operativo para capturarlo.

Pero, ¿es esta tranquilidad la que llama la atención de los animales para ir a recorrer nuevos paisajes? De acuerdo con nuestros expertos de Favet, una de las principales razones del desplazamiento de animales de sus hábitats originales tiene relación directa con la falta de agua en los diversos ecosistemas.

“En la medida que el agua escasea, avanza la desertificación, la erosión y se empobrecen los ecosistemas. En la medida que se reduce la trama vegetal, se reducen las poblaciones dependientes de ellas, incluyendo a los herbívoros, omnívoros y finalmente carnívoros. Estos deben migrar o perecer si ya no pueden acceder a agua o alimento”, afirmó el profesor Cristóbal Briceño, académico del Departamento de Medicina Preventiva Animal de nuestra Facultad. 

De acuerdo con el profesor André Rubio, académico del Departamento de Ciencias Biológicas Animales de Favet, los pumas de la zona central se alimentan principalmente de liebres y conejos de los cerros, pero con la disminución de las precipitaciones, las reservas de agua de nuestro país se han reducido considerablemente y con ello, es muy probable que esté disminuyendo la cantidad de presas disponibles para el consumo de estos felinos.

“El puma que anduvo en Ñuñoa quizás andaba buscando alimento. Era un ejemplar joven, por lo que también es una opción que haya estado en busca de un nuevo territorio”, señaló el profesor Rubio, dando a conocer otra de las posibles razones del desplazamiento de los animales.

El perímetro de los territorios tiene que ver con la cantidad disponible de alimento y agua; al disminuir el recurso hídrico, hay menos seres vivos y eso hace que los límites demarcados por una manada, o grupo de animales, se extiendan para abarcar más espacio. 

Los animales requieren agua a libre disposición y en grandes cantidades, y son muy sensibles a las pérdidas de este elemento esencial para la vida. La profesora Carolina Valenzuela, académica del Departamento de Fomento de la Producción Animal de nuestra Facultad, explicó que “por ejemplo, un animal puede estar sometido a largos períodos de varias semanas sin alimentarse, ya que pueden usar sus reservas de grasa y proteínas corporales y llegar a pérdidas del 40-50% del peso corporal. Pero cuando la pérdida de agua corporal llega al 15-20% se considera severa y los animales mueren”. 

Una advertencia clara de lo que podría pasar si los animales siguen perdiendo acceso libre al preciado elemento la dio el profesor Briceño, señalando que “el agua es vital, modela la estructura vegetal del paisaje y por tanto toda la cadena trófica. La estructura vegetal no es sólo el piso de la cadena alimentaria, sino que también reduce la erosión, por ejemplo, en ambientes riparianos o laderas de montaña, asegura ciclos naturales como el de carbono, nitrógeno y del agua, y nos provee de invaluables servicios como la producción de oxígeno, biorremedación de aguas e incluso nuestra propia alimentación”.  

“La disminución de alimento debido a la sequía puede producir reducciones importantes en los tamaños poblacionales de animales silvestres, lo cual, sumado a otros factores como la continua destrucción del hábitat, impactará sobre todo a especies específicas que presentan baja variedad de recursos alimenticios en su dieta”, agregó el profesor Rubio.  

En nuestro país, la sequía está alcanzando cifras inéditas, se habla de la crisis hídrica más importante de los últimos 100 años. “Actualmente, llevamos diez años de sequía sostenida y medio siglo de gran presión sobre los ecosistemas naturales produciendo efectos erosivos como la destrucción de hábitats o la introducción de especies invasoras”, aseguró el profesor Briceño, responsabilizando a la acción humana como principal causante del problema a nivel mundial. 

“Los animales más afectados son los que habitan las regiones desde Coquimbo al Maule, estimándose que alrededor de 10 mil animales del sector ganadero han muerto. La región de Valparaíso sería la más afectada, donde según el seremi de Agricultura, un 30% de los animales muertos son vacunos y el 70% cabras y ovejas”, afirmó la profesora Valenzuela, destacando que rumiantes y equinos consumen principalmente forrajes y ensilados, que contienen entre un 50 y un 90% de agua. 

El cambio climático se ha hecho latente a nivel global en las últimas décadas a través del aumento de climas extremos. En nuestro país, la escasez hídrica representa una gran amenaza para los ecosistemas y la vida humana; urge, entonces, la necesidad de contar con una estrategia para racionar y almacenar este vital recurso.