Asuntos Estudiantiles y Comunitarios

Vicerrector Cortés:"Deseamos una Universidad de estudiantes y no de clientes"

Vicerrector "Deseamos una Universidad de estudiantes y no de clientes"

Cirujano dentista de la Universidad de Chile, el profesor Juan Cortés Araya encabeza la recientemente creada Vicerrectoría de Asuntos estudiantiles y comunitarios. Ingresó a la Facultad de Odontología el año 1973, graduándose en 1978. Desde 1979 ha realizado docencia en pregrado de dicha facultad, alcanzando el año 2010 la jerarquía de profesor titular. Además, es académico de postítulo desde 1990.

El Profesor Cortés, desde su oficina en el sexto piso de la Torre 15, entre pinturas de artistas chilenos, explica que la creación de la Vicerrectoría de Asuntos Estudiantiles y Comunitarios, el fortalecimiento de la institucionalidad en esta materia, tiene que ver “con un paradigma: el estudiante como cliente o el estudiante como protagonista de la Universidad”.

Un nuevo paradigma

“La lógica del mercado, la ideología del consumismo transforma a la educación en un bien de consumo y nosotros pensamos la educación como un derecho. Es en esa lógica en la que tratamos de volver a poner a los estudiantes en el rol de protagonistas y de ciudadanos. Es el inicio de un cambio paradigmático”, plantea el Profesor Cortés.

La Vicerrectoría de Asuntos Estudiantiles y Comunitarios constará de cuatro direcciones: Deportes y Actividad Física, Equidad -que va a tratar temas de inclusión, discapacidad, formación ciudadana y género-, Beneficios y Salud, en la que estará incluida el Servicio Médico y Dental (SEMDA), planteado ahora desde el fomento de la salud y prevención de las enfermedades y no sólo de lo curativo.

El Vicerrector explica que la idea de comunidad debe entenderse hacia afuera, a partir de la relación con la sociedad en general y con los vecinos de los campus en particular, como también hacia adentro. Esto último debido al desarrollo que ha tenido la Universidad en el último tiempo y sus repercusiones. “Es una forma centrada en lo meramente económico o financiero, donde la supervivencia dependía de la viabilidad económica, dado el esquema perverso de financiamiento que tenemos”, asegura Cortés.
“La respuesta de la Universidad al desmembramiento, la reducción presupuestaria, la prohibición de tener actividad académica en regiones, dado el proceso de reducción extrema que sufrió, fue increíble, porque no sólo no se asfixió económicamente, sino que creció, logró pagar sus deudas, generar ingresos, desarrollando investigación científica al más alto nivel. Lo que nos falta no es el desarrollo cuantitativo, sino que darle valor comunitario a nuestros egresados, de formación ciudadana, para que cuando sean senadores, ministros, presidentes o líderes de cualquier naturalezas pueda verse en ellos el sello: no sólo la impronta del trabajo académico cuantitativo sino que también el cualitativo. Pensamos que a través de este trabajo podemos influir en eso, creando comunidad, haciendo formación ciudadana”.

¿Por qué se ha dado la relación al interior y exterior de la Universidad en el paradigma que usted señala?

“La organización por Centro de Costos, que desde algunas lógicas es muy eficiente, desde la lógica del trabajo colaborativo o comunitario es poco feliz, porque implica una competencia de las diversas unidades entre sí para la obtención de recursos y eso se grafica, por ejemplo, en cómo están ordenados urbanísticamente nuestros campus: dispuestos de acuerdo a esa misma lógica, con barreras sin cruces físicas que impiden el libre tránsito de las personas.

Por eso tenemos que transformar estos espacios y corporizar los discursos. Materializar la normativa que dicta el Senado Universitario, los reglamentos de campus, transformarlos y hacerlos efectivos, conversar con las autoridades y estudiantes para que este proceso se cumpla, porque no es cosa de levantar las barreras y listo, al otro día somos todo campus. Eso tiene que ir acompañado de conductas, de responsabilidades y obligaciones”.

¿Cómo se debe dar ese cambio, el de formar una comunidad?

“Ya no queremos ser más clientes. Los clientes están exigiendo a cada rato sus privilegios. No, nosotros queremos construir una comunidad y eso significa que tenemos que hacernos responsables. Si nosotros actuamos como clientes, no nos importa lo que está pasando a nuestro alrededor, somos indiferentes. A lo único que obedecemos es a nuestros deseos y necesidades los cuales podemos satisfacer ya que pagamos por ello. Crear una comunidad es algo distinto, es comprometerme conmigo, con el ambiente y con mis compañeros, sabiendo que la formación que recibo representa también una responsabilidad con la Sociedad, al decir del Prof. Juan Gómez Millas.

Tiene que ver en cómo nos relacionamos entre nosotros y eso se llama construcción ciudadana. Cómo nos relacionamos con las demás personas, con nuestros compañeros; cuál es nuestra responsabilidad con la comunidad externa en tanto universitarios. Enfatizar esos aspectos: la solidaridad es una construcción, cuyas bases se encuentran en el respeto, la empatía y el compromiso, y si nosotros no entendemos aquello, al primer conflicto vamos a golpear la mesa y exigir nuestros privilegios, en vez de acercarnos a conversar.

Esto le hace falta a académicos, funcionarios y estudiantes porque llevamos muchos años en un paradigma de consumo y solamente por voluntad no vamos a salir de él. Tenemos que hacer un trabajo contra ideológico, porque hay una visión establecida. Entonces es resultando muy difícil salir de este paradigma".

¿Cómo espera que sea la recepción de esta propuesta?

“Esta es una invitación a construir desde el amor, la colaboración y la solidaridad. Hacer eso no es cosa sencilla. A lo mejor la gente ni siquiera está de acuerdo en construirlo. Aunque sea el más lindo de los mensajes, creemos que puede haber resistencias por razones ideológicas, filosóficas, políticas, económicas, culturales, por lo tanto tiene que ser una construcción social: conversar, dialogar, mesas de trabajo, mesas de diálogo. No conozco otro modelo de construcción.

El mensaje que tenemos que tener todos claro es el siguiente: La Universidad debe formar personas generando conocimiento y no atender una clientela según el precio que están dispuestos a pagar. 

En mi caso yo tengo maestros y los reconozco, lo que es distinto que reconocer al dueño del supermercado en el que me abastesco, por muy legítima que sean las actividades de vender y de comprar .Yo no fui cliente de la Profesora Steinman, ni cliente del Profesor Rojas, yo fui su discípulo y a mucha honra. No elegí mi Universidad ni mi Facultad es por el precio que me cobraba para que yo estudiara, ni por la distancia que quedaba de mi casa, había razones profundas para tomar mi decisión. La educación no es comparable a un producto transable y pensar lo contrario es una simplificación pueril".

¿Cuáles son los objetivos de esta nueva Vicerrectoría?

“Ahora que ya tenemos el decreto y tras la conformación del equipo de la Vicerrectoría tenemos que estructurar el trabajo más específico. Ver de qué manera vamos a promover un desarrollo ciudadano, integrar las oficinas de género, inclusión y equidad, en una verdadera Dirección que sea capaz de otorgar y realizar políticas sustantivas que impacten en nuestros alumnos.

Esa es nuestra tarea actual: definir los mecanismos con los que vamos a hacer concretas estas palabras y no es una tarea para una semana, no es a corto plazo, y así la tenemos que entender: como un proceso de transformación cultural de alineado con todos los cambios que se impulsan desde la Rectoría: la gratuidad en la educación, equidad en el acceso, la colaboración con los otros organismos públicos en grandes proyectos de interés nacional con los demás órganos del Estado. Todo esto rítmicamente acompasado con todas las tareas del Estado en las que la Universidad de Chile está inserta, como por ejemplo, la re articulación y fortalecimiento de la red de universidades del Estado".

La creación de esta Vicerrectoría está en sintonía con el contexto actual, como el financiamiento a la educación.

“Yo fui vicedecano por cuatro años. Puedo asegurar que una parte muy importante del tiempo que destinan las autoridades de la Universidad es está absorbido por el tema financiero. Si la Universidad de Chile tuviera un financiamiento estatal, podríamos destinar más tiempo a conversar sobre educación. Si de ocho horas al día que teóricamente tienes que trabajar empiezas a destinar seis horas a la educación y dos a la administración financiera, habría un resultado distinto.

Avanzaríamos mucho en el tema de equidad: el filtro por ingreso sería mucho menor, ya no tendríamos tantas restricciones para desarrollar actividades que no sean las netamente productivas. Podríamos pensar en mejorar el entorno en varios aspectos para los estudiantes, en fin, podríamos pensar en grande".