Javiera Ponce: "El PACE no es un programa de papel"

Javiera Ponce: "El PACE no es un programa de papel"
Javiera Ponce en Facso.
Javiera Ponce en Facso.
Con la directora de carrera, Mónica Manhey.
Con la directora de carrera, Mónica Manhey.
Al interior de la facultad.
Al interior de la facultad.

¿Te acuerdas cómo fue cuando te enteraste que entrarías a la universidad?
Fue un momento esperado y emocionante. Estaba haciendo mi práctica, en La Pintana, al lado del Liceo Mariano Latorre donde salí de cuarto medio. La primera en saberlo fue mi profesora jefe, que estaba en contacto conmigo y a partir de ahí han sido puras felicitaciones.

Desde siempre supe que quería enseñar, que la educación sería mi elección. Cuando era más pequeña quería estudiar pedagogía en matemáticas, luego pedagogía en ciencias, sin embargo estudiar educación de párvulos fue mi elección. Primero porque estudié en un liceo técnico y quise continuar la carrera, pero sobre todo porque esta es la etapa crucial en la educación de los niños, donde podemos poner nuestra semilla y desde ahí construir un futuro mejor.

¿Cómo influyó el Programa de acompañamiento y Acceso Efectivo a la Educación Suprior (PACE)?
En tercero medio llegó el PACE al liceo y lo que más recuerdo fue que nos hacían visitas con diferentes programas. Sin embargo lo que más me impresionó fue la visita a la Universidad, específicamente a la carrera de párvulos, a esta misma facultad donde hoy estoy estudiando.

Cuando llegué y vi la facultad por primera vez fue sorprendente, no era lo que yo esperaba, nunca la había vista. Uno se imaginaba la universidad como un edificio cerrado donde hacían clases. Pero es otra cosa, ver el entorno social, su pluralismo, hay de todo, por lo menos en Juan Gómez Millas. Eso fue lo que me impulsó a estudiar esta carrera y elegir esta universidad.

¿Cómo ha sido la vida universitaria?
Solo llevo dos semanas de clases y ha sido una experiencia fuerte. Yo estaba bien hasta que tuve mi clase de filosofía y epistemología, donde el profe nos dijo lo difícil que era y ese día fue un bajón muy grande. Pero con la ayuda de los amigos, poder desahogarse y contarle a alguien que también está en la universidad, sirvió para no sentirme tan sola.

¿Cómo ha funcionado el programa de mentores en ese sentido?
Durante las actividades que hemos tenido en febrero y marzo, los tutores han sido súper acogedores. Y la próxima semana tendremos nuevas reuniones. De ellos espero que no estén tan encima, pero que estén ahí frente a algún tropiezo, que sean un apoyo como de mamá, psicológico y de contención.

¿Hay algo que te de miedo de la universidad?
¡La época de exámenes! La universidad es difícil, uno no conoce a nadie, está el miedo al qué dirán y al rechazo. Sin embargo me he llevado gratas sorpresas. Los profesores, por ejemplo, uno podría imaginar que vienen, pasan materia, hablan y se van. Pero no ha sido así, se detienen a explicar, si tenemos alguna duda están ahí después de clases. Conversan con nosotros si nos ven afuera.

¿Y alguna recomendación para los que hoy están en tercero y cuarto medio?
En tercero o cuarto las actividades o los programas que llegan parecen aburridos, pero ese cateteo que en cuarto molestaba hoy uno lo agradece. Gracias a eso hoy estoy estudiando. Y los tutores hasta el día de hoy siguen preocupados. Uno se pega un madurazo al ingresar a la Universidad y comprendes que todo lo que hicieron era para nuestro bien y que hay que aprovechar.
Si hay que dar una recomendación sería que aprovechen, que es un beneficio muy grande. Por experiencia puedo decir que el PACE no es un programa de papel. Todos han estado presentes, me han apoyado mucho y me siento muy agradecida.