A poco más de cincuenta metros de la antigua línea del ferrocarril longitudinal, en un sitio bautizado apropiadamente como "Los Rieles", al sur de Los Vilos, arqueólogos del Departamento de Antropología de la Universidad de Chile encontraron lo que parece ser el esqueleto humano más antiguo de Sudamérica.
El hallazgo fue presentado este mes, durante el Segundo Taller de Geoarqueología de América Latina, durante el cual investigadores nacionales y extranjeros tuvieron oportunidad de visitar el área.
El cuerpo, que corresponde a un individuo de sexo masculino, de unos 40 a 45 años, estaba debajo de un enorme conchal, sepultado en la arena. Su antigüedad fue estimada en 11.230 años. "Le sacamos varios fechados, algunos incluso son más antiguos, pero esa es la fecha más conservadora", explica César Méndez, investigador y arqueólogo de la Universidad de Chile, quien participó en el descubrimiento como parte del equipo liderado por su colega Donald Jackson.
Lo encontraron hace dos años durante un rescate arqueológico que se hizo en la zona, debido a la construcción de un ducto de descarga de aguas servidas.
De acuerdo con el fechado obtenido, se trataría de los restos humanos más antiguos encontrados en Chile hasta ahora. No solo eso, según el arqueólogo, podría tratarse del esqueleto más antiguo de Sudamérica.
Se han encontrado otros esqueletos de una antigüedad similar. Uno que fue hallado en el siglo XIX por Florentino Ameghino (el padre de la paleontología argentina), y que fue recién fechado hace poco tiempo, tiene una antigüedad similar pero no es tan temprano como el de Los Rieles, dice Méndez.
Algo parecido ocurre con otro encontrado en el sitio de Toca do Gordo do Garrincho, en Brasil, el cual podría ser más antiguo, pero el fechado no es muy seguro. "Nosotros hemos sido muy acuciosos en el fechado, el nuestro es el que tiene los estudios más acabados", agrega.
El hallazgo de Los Rieles incluso compite en antigüedad con los esqueletos más antiguos de América, como los restos femeninos hallados en un cenote mexicano en 2007, los que tendrían entre 12 mil y 13 mil años de antigüedad.
Alrededor de él se encontraron dos pedazos de puntas de proyectil que los investigadores denominaron como ofrendas. "Los hemos llamado así porque pensamos que fueron puestos a propósito. Son piezas que, sin duda, estuvieron asociadas con el individuo".
Cazador recolector
De acuerdo con los estudios hechos al esqueleto, se habría tratado de un cazador recolector que comía principalmente lobos marinos, peces y moluscos, especialmente locos y machas. El análisis de sus dientes revela que presentaban un desgaste, lo que hace sospechar que podría no solo haberlos empleado para comer, sino también para ablandar cuero o hacer cuerdas.