Si bien la U. de Chile se encuentra entre las diez instituciones con menores tasas de deserción estudiantil del sistema universitario, el tema del abandono de estudios es un tema que está dentro de los ejes prioritarios de la Vicerrectoría de Asuntos Académicos y su Departamento de Pregrado.
Como planteó la vicerrectora Rosa Devés, hoy la preocupación no está sólo en el ingreso de los estudiantes, sino que también en su éxito académico, el que está cruzado por el abandono de estudios que anualmente enfrentan estudiantes de nuestra universidad. “Nos interesa definir el fenómeno ya que si no lo entendemos en profundidad, no podemos actuar de manera responsable para corregirlo”.
Así, en palabras de la directora de Pregrado, Leonor Armanet, “debemos ver tema de equidad e inclusión no sólo en el acceso e ingreso, sino que también en la permanencia universitaria y esta permanencia tiene que ser virtuosa”.
“Tenemos una responsabilidad ética como institución estatal y pública en cuanto a la equidad y la valoración del mérito. La deserción es un problema grave: social, cultural, académico, institucional, personal y de la organización”, señaló enfática la profesora Armanet.
En definitiva, como relevó la profesora Devés, es necesario entender el fenómeno “en la escala humana del problema, no sólo en lo que significa en términos de los recursos y la deficiencia institucional, sino que de la vida de cada estudiante”.
Deserción en la U. de Chile
Así, este año se realizó el “Estudio de Deserción de Primer Año: Ingreso 2015/Aplicación 2016”, en el marco del Plan de Mejoramiento Institucional PMI UCHILE 1501. A cargo del Departamento de pregrado, la investigación tiene como objetivo semantizar qué entendemos por retención, buscar medidas para trabajar este tema bajo evidencias y por sobre todo, abordarlo desde una responsabilidad institucional.
¿Por qué desertan los estudiantes?, fue la pregunta central de este estudio aplicado a 214 jóvenes que no continuaron sus estudios en la institución el año 2016, de los cuales un 42 por ciento desertó por ajuste vocacional; un 14 por ciento por motivos personales (salud, familiar responsabilidades parentales etc.); y un 13 por ciento por motivos de entorno estudiantil; entre las causas más destacadas.
Dentro de los resultados el estudio también arrojó que los estudiantes provenientes de establecimientos municipales son los que tienen menor porcentaje de deserción, con un 16 por ciento, mientras que aquellos que provienen de establecimientos particulares subvencionados y particulares pagados tienen una deserción del 18 por ciento.
Compartiendo visiones y experiencias
Este tema fue abordado en el seminario “Deserción de primer año: causas y desafíos”, organizado por el Departamento de Pregrado de la Vicerrectoría de Asuntos Académicos, instancia en la que representantes de las unidades académicas participaron en un encuentro dedicado a compartir los resultados del estudio de deserción, y a participar en talleres de trabajo, y charlas, en las que participaron además representantes de otras instituciones, entre ellos la profesora de la U. de Talca Fabiola Faúndez, integrante del Comité Científico de la Conferencia Latinoamericana sobre el abandono en la Educación Superior.
Faúndez dictó la charla “Relevancia del estudio de la deserción en la educación superior: implicancias, desafíos y proyecciones para la mejora continua en la permanencia y logro académico de los estudiantes”, espacio en el que advirtió la necesidad de plantear el concepto adecuado para definir el fenómeno ya que “hablar de deserción centra la responsabilidad exclusivamente en el estudiante y por lo analizado, creemos que no es una responsabilidad que está solamente ahí, sino que es una responsabilidad compartida”. Por ello en vez de deserción, la académica de la U. de Talca planteó la idea de definirlo más bien como “abandono”.
La profesora definió que éste “constituye un fenómeno social que es complejo, multicausal y dinámico, y que está presente en distintos contextos geográficos y culturales diversos”.
También se refirió a lo poco estudiado que ha sido este problema por parte de las instituciones, el que más bien “se asume o se responsabiliza a lo más por grupo de personas o grupos de carreras que están interesadas en investigar el fenómeno, pero no necesariamente desde la institución que de manera integrada y sinérgica convoque a todos sus actores para buscar soluciones y enfrentar el proceso”.
En definitiva, dijo, es necesario “superar una carencia que a nivel país nos dice que no podemos seguir permitiendo que ingrese una población de un 100 por ciento de estudiantes pero que finalmente logre exitosamente el proceso entre un 20 y un 40 por ciento”.