El Síndrome de Déficit Atencional, reconocido como uno los trastornos neuropsiquiatricos mas frecuentes en la población infantil, y parte de los principales motivos de consulta tanto para neurólogos como para psiquiatras infantiles, es usualmente diagnosticado alrededor de los seis años, “cuando hay mayor necesidad de un ajuste escolar”, señaló el especialista Yuri Dragnic.
Usualmente los niños que presentan este trastorno, se distraen fácilmente a causa de estímulos irrelevantes, tienen dificultades para mantener la atención en las tareas e incluso en actividades como juegos, les cuesta seguir instrucciones y finalizar las tareas encomendadas, olvidan rápidamente las cosas, pierden objetos necesarios para sus actividades, tienen dificultad para organizarse y para quedarse quietos.
Todo lo anterior repercute en el rendimiento escolar del niño, en el desarrollo de la personalidad –pueden presentar baja autoestima, sentimiento de inutilidad y frustración-, y en el proceso de integración social.
-¿A qué edad comienzan a presentarse los primeros síntomas de este trastorno en los niños?
La historia natural de déficit atencional nos demuestra que muchos de estos niños, presentan características que los hacen distintos de sus pares ya desde la etapa preescolar y en algunos casos desde que son lactantes, siendo niños más impulsivos, más inquietos, con temperamentos más difíciles, por llamar de alguna forma, con más dificultad para adaptarse a los cambios, etc. Aunque el diagnóstico propiamente tal, suele realizarse al inicio de la edad escolar, kínder, primero básico.
-¿Hay factores que influyan en el desarrollo de este tipo de trastornos?
El conocimiento actual apunta a que hay una base genética bien establecida, pero como muchas condiciones, la mezcla entre una genética que predispone y ciertas condiciones ambientales, eventualmente pueden hacer gatillar este síndrome en los niños.
-¿Qué porcentaje de padres que tuvieron déficit atencional tienen hijos con este mismo trastorno?
En el 30 por ciento de los casos de niños diagnosticados con déficit atencional, alguno de los padres padece o ha padecido déficit atencional.
-Se dice que el déficit atencional es más prevalente en niños que en niñas, ¿es efectivamente así?
Antiguamente se establecía una proporción de 4 varones por 1 niña, pero eso parece ser un error. Los últimos estudios apuntan a que existe una diferencia mucho menor entre niños y niñas y esto estaría dado principalmente por un subdiagnósitico en las niñas, dado que en ellas lo que suele presentarse es déficit atencional de tipo inatento, es decir, son niñas que no son impulsivas, no son hiperactivas, no generan desorden al interior de la sala de clases y por lo tanto, pasan desapercibidas, no son referidas a un diagnóstico, se dan explicaciones de todo tipo para esta situación de “estar en la luna”, pero no se piensa en un déficit atencional de tipo hipoactivo, que sería el que se manifiesta más frecuentemente en las niñas.
-O sea, no necesariamente el déficit atencional tiene que ver con la hiperactividad.
No necesariamente. Existen distintos subtipos, básicamente el de tipo hiperactivo-impulsivo, el tipo inatento y el tercero que es combinado, en el cual existen ambas características.
-¿Qué se debe hacer cuando se tiene la sospecha de tener un hijo con déficit atencional?
Lo más importante es realizar un buen diagnóstico porque hay demasiados factores que pueden influir en el mal rendimiento académico de un niño, o en un niño que se muestre inatento o hiperactivo. Los diagnósticos diferenciales que hay que considerar son niños con problemas de sueño, que es muy común hoy en día, un niño que está somnoliento puede pasar desde estar inatento, somnoliento e incluso más hiperactivo para contrarrestar la propia somnolencia; niños que estén con problemas médicos como anemia, epilepsia tipo ausencia, es decir, hay una serie de elementos que pueden llevar a una confusión diagnóstica. Una vez que se ha realizado bien un diagnóstico y se han descartado las otras causas que se pueden confundir, está claro que el mejor tratamiento, es el tratamiento multimodal.
-¿En qué consiste el tratamiento multimodal?
Significa un tratamiento farmacológico, de intervención a nivel escolar y familiar, y en algunas ocasiones con intervención de tratamientos de tipo psicológico o psicopedagógico si la situación lo amerita. Depende de la situación de cada niño. Hay niños con que va a ser suficiente la corrección de ciertos hábitos y con el aporte de medicación tipo estimulante en algunas ocasiones.
-¿El tratamiento es efectivo?
Sí, se ha visto que el tratamiento multimodal es efectivo. El tratamiento farmacológico por sí solo, puede dar cuenta de un beneficio en los niños de un 85 o 90 por ciento de los casos, en una mejora en sus niveles de concentración a nivel escolar. Prácticamente 9 de cada 10 niños que usan un tratamiento farmacológico, van a mostrar resultados positivos, pero también hay que adecuar este otro complemento en aquellos que lo requieran.
-Cuando habla de intervención familiar, ¿a qué se refiere específicamente?
Ajustes en los hábitos de sueño, de desayuno, muchas veces estos niños no toman desayuno, en los hábitos recreativos, por ejemplo hay estudios que demuestran que los niños mientras más horas pasen frente a una pantalla al día, más hiperactividad e impulsividad van a presentar, más problemas de concentración. Por lo tanto, limitar el uso de pantallas a una hora al día, es trascendental a la hora de enfrentar estos temas. También hay estudios que demuestran el efecto beneficioso del juego al aire libre de los niños. Los niños que tienen la oportunidad de estar al aire libre, tienen mejores indicadores de concentración. Muchas veces los estilos de crianza inapropiados, como los estilos permisivos o autoritarios, pueden producir un peor pronóstico en el tratamiento del déficit atencional.
-El trastorno de déficit atencional si se trata en la infancia, ¿se puede pasar? ¿O quien fue diagnosticado lo va a tener toda su vida?
Apróximadamente en el 50 por ciento de los casos se supera completamente el déficit atencional en algún momento que suele ocurrir entre la pubertad y los 18 años. El otro 50 por ciento persiste con problemas de concentración incluso en la etapa adulta. El medicamento en ningún caso es curativo, cuando hablamos de un tratamiento, nos referimos a un tratamiento paliativo, es decir que compensa los déficit de neurotransmisión que se producen, pero no los cura. En el 50 por ciento de los casos que se produce la mejoría es porque el sistema de neurotransmisión logra compensarse debido a factores propios del paciente. Hay genéticas distintas, hay niños que van a llegar a superar este problema al largo plazo y otros que no lo van a superar, pero eso no tiene que ver con el tratamiento que se realiza.