“Que no mueran las multitudes, que no nazcan los corvos acerados, que nadie cante, que vida quemada, que esperanza muerta, que vuelta a la nada, que fin. No escupan los caños su polvo mineral y homicida, que la sangre permanezca en sus canales circulares. Que ningún presidente diga: ‘estas son mis últimas palabras’”, declamó el decano de la Facultad de Ciencias Sociales, Roberto Aceituno ante cientos de personas que se congregaron en el Patio Domeyko de la Casa Central para ser parte de una nueva conmemoración del aniversario del golpe de Estado, en la U. de Chile.
En ella, como cada año, se reunieron estudiantes, académicos, funcionarios y autoridades para ser parte de un encuentro dedicado a la memoria, que este año tuvo como participantes a los familiares y amigos de los ex estudiantes de la U. de Chile que hoy son detenidos desaparecidos y ejecutados políticos, y quienes serán acreedores del título póstumo y simbólico que otorgará la institución, gracias al decreto Nº 30776 anunciado en el acto, y que ya está promulgado en la Casa de Bello.
“Quiero agradecerles a los familiares porque la presencia de ustedes acá es un acto de amor por el familiar perdido, pero también es un acto de valoración de que entre los tantos atributos que sus hijos y familiares tenían, está este vínculo con esta universidad. Eso lo agradecemos y genera en nosotros una responsabilidad”, dijo el Rector Ennio Vivaldi ante los asistentes, entre los que estuvieron presentes el prorrector, Rafael Epstein; los vicerrectores Daniel Hojman, Flavio Salazar, Rosa Devés, Juan Cortés y Faride Zeran, además del contralor de nuestro plantel, Antonio Zapata; el director Jurídico, Fernando Molina, además de los decanos de las facultades de Derecho, Davor Harasic, y de Ciencias Sociales, Roberto Aceituno.
El Rector Vivaldi tuvo palabras también para referirse a las consecuencias de la dictadura en el funcionamiento del sistema público de educación. “Si uno destruye la educación pública, destruye la democracia”, dijo Vivaldi citando a Ítalo Calvino, agregando que, por ello, “no es raro que uno de los objetivos más importantes que se planteara el régimen militar fue la destrucción del sistema de educación pública. Cuando pensamos en su reconstrucción lo que estamos pensando es un requisito absolutamente imprescindible para revertir una de las cosas más trágicas que hizo la dictadura”, que es un “país individualista, sin sentido solidario y segregado”.
Una trayectoria de ejercicios de memoria
Como explicó la vicerrectora de Extensión y Comunicaciones, Faride Zeran, este nuevo paso tiene como antecedente el año 1991, “cuando el entonces rector Jaime Lavados hizo entrega de diplomas de reconocimiento a la calidad de estudiantes de la Universidad de Chile de alrededor de 50 estudiantes detenidos desaparecidos y ejecutados políticos”, ocasión en la que también se levantó simbólicamente las sanciones que pesaban sobre estudiantes exonerados de la universidad por razones ideológico-políticas. En esa ceremonia, relató la vicerrectora, se dio “la bienvenida a 151 estudiantes exonerados de carreras y programas de la Universidad de Chile, y se facilitaba el reintegro de otros 232 estudiantes a las universidades regionales que habían sido sedes de la Universidad de Chile”.
“A 26 años de esas acciones sabemos que aquello fue necesario, pero no ha sido suficiente”, recalcó Zeran, quien detalló que en este proceso institucional que comienza hoy la Casa de Bello, colaborará un equipo de la Vicerrectoría de Extensión y Comunicaciones encabezado por el Archivo Central Andrés Bello y la Cátedra de Derechos Humanos, “quienes aportarán en la tarea de recuperar los nombres de los estudiantes contenidos en los documentos oficiales de las distintas comisiones de verdad y justicia. Esto, con el objeto de entregarlos a la Vicerrectoría de Asuntos Académicos, quien tendrá la misión de certificar que ellos fueron estudiantes de nuestro plantel y que por tanto les corresponde la distinción simbólica que hoy anunciamos”.
Por su parte, el director académico de la Cátedra de Derechos Humanos, Claudio Nash, señaló que “esta ceremonia es parte de un continuo de memoria y reconocimiento, iniciado con el retorno a la democracia en el país”, al mismo tiempo que una acción que “nos permite saldar una deuda histórica de la Casa de Bello”.
Junto con relevar el trabajo que ha realizado la Cátedra a dos años de su creación, entre los que se encuentra el “primer CFG sobre derechos humanos con perspectiva interdisciplinaria, el posicionamiento en el debate público”, Nash expresó que “estamos orgullosos porque esta es la forma a través de la cual la U. de Chile, como universidad pública, asume su obligación de reparar a las víctimas de la dictadura que fueron parte de nuestra casa de estudios y preservar su memoria”.
Para el presidente de la FECh, Daniel Andrade, este tipo de acciones “son momentos necesarios y que tenemos que seguir profundizando”. Para el dirigente, en materia de memoria, “falta avanzar más, falta investigar más en los archivos y entender más dónde está y hasta qué punto se penetró la dictadura en nuestra universidad, hasta qué punto mermó y desarmó los estándares que tenía la universidad. La comunidad universitaria tiene que tener esa memoria”.
Quien también asistió a la ceremonia fue la subsecretaria de Derechos Humanos, Lorena Fries, para quien la creación de esta distinción “no se trata solo de un gesto significativo, que por cierto lo es, pero creo que esta medida absolutamente indispensable tiene un sentido más profundo ya que se trata de una forma de reparar de algún modo por las más de cien personas ejecutadas y desaparecidas de esta, nuestra comunidad”.
Finalmente, la senadora Isabel Allende envío una carta a la comunidad universitaria, valorando este nuevo paso. “Creo que iniciativas como estas son dignas de destacar, especialmente por ser primera vez en nuestra historia académica que se producen, y es un orgullo haber sido alumna de esta Casa de Estudios que realiza esta reparación para tantas y tantos estudiantes que no habían sido reconocidos en esta calidad”, señaló en la misiva.