Fueron las movilizaciones estudiantiles del año 2011 las que hicieron que la prof. Milena Viertel iniciara un proceso de reflexión que decantaría en el disco Violeta de Chile, propuesta que reúne seis piezas musicales compuestas por la académica en las que no sólo buscó resignificar la estética de la obra de Violeta Parra, sino que, además, reinstalar su mirada crítica en un contexto actual.
Como explica, los procesos de discusión llevados a cabo por los estudiantes le hicieron pensar en “por qué decidí estudiar música, rememorar mis raíces y mi contexto musical cuando niña. Todo eso me hizo reflexionar y tener la necesidad de poder encontrar un punto de encuentro entre estos diferentes mundos”, señala la prof. Viertel en referencia a la búsqueda creativa que inició y en la que tanto lo docto como lo popular debían tener cabida.
De allí que la académica se haya permitido “crear sin ningún tipo de distinción estética a priori. Y efectivamente, fue un espacio de total libertad”, dice sobre el proceso de creación de esta propuesta que rescata elementos del jazz, del folklor, del rock y del mundo docto. Por lo mismo es que resultó fundamental “contar con intérpretes con formación docta académica, pero que además pudieran aportar con su improvisación, porque la idea era tener un producto final que hiciera eco de nuestra contemporaneidad sonora”, añade.
Ron Carter, contrabajista y nombre legendario del jazz estadounidense, Sergio Tilo González, intérprete en percusión y fundador del grupo Congreso, y Jennifer Vincent, intérprete en violonchelo y músico de la Orquesta Duke Ellington de Nueva York, fueron quienes se sumaron al proyecto, participando en la grabación del disco que la prof. Viertel estrenará, en concierto, el próximo 17 de enero, a las 20:30 horas, en la Sala Master de Radio Universidad de Chile.
“Todos estos aciertos para la producción implicaron mayores esfuerzos de gestión, por lo tanto, postulamos a un Fondo de la Música para la postproducción que cerraremos con el concierto”, comenta la académica, quien ya había ganado en el año 2014 un Concurso CreArt de la Vicerrectoría de Investigación y Desarrollo de la U. de Chile para desarrollar su proyecto.
Profesora, ¿y en qué momento aparece la figura de Violeta Parra?
Ella es gravitante. De pequeña escuché a la Violeta, como todos, creo. Sin embargo, si uno quería estudiar canto o piano, quizás nuestra música no estaba ensalzada, lo que te va haciendo tomar otro tipo de decisiones, buscando un nicho donde efectivamente puedas desarrollarte. Eso me llevó a reflexionar sobre si efectivamente tenemos espacios de cultivo de la música chilena. Y no lo digo desde un punto de vista folklórico, sino desde un punto de vista de construcción de espacios de pertenencia, de ‘esto es lo que somos’ y ‘esto es lo que queremos ser’, artísticamente hablando. Y Violeta fue en esa búsqueda, a través de todo el trabajo de investigación que hizo, rescatando gran parte de la consecuencia del mestizaje que hubo y sigue existiendo en Chile. Y eso lleva también a pensar si debiéramos, quizás, repensar o reimaginar nuestra construcción de identidad, pero cuando hablo de construcción de identidad no lo digo desde un punto de vista nacionalista, sino que insisto en una sencilla necesidad de sentir que pertenecemos a algo y, desde ese pertenecer, construirnos como seres humanos y ciudadanos dignos de tener nuestros propios discursos artísticos.
¿Desde hace cuánto tiempo que está reflexionando en torno a estos temas?
Creo que ya venía como algo que me faltaba, pero sin entender qué, de la época de estudiante, y ya en forma de entender qué lo causa, creo que incluso antes de 2011. Luego, cuando decidí estudiar un postgrado en Educación Artística, Cultura y Ciudadanía de la Universidad de Valladolid, se me abrió un mundo en el sentido de comprender, efectivamente, desde qué lugar se instalan ciertos cánones musicales, cómo impacta en lo que entendemos por cultura y cómo sigue sustentando un mismo discurso de cultura universal en detrimento de un concepto de diversidad cultural. Todo ello me impulsó a querer seguir profundizando y me llevó, gracias a una beca Conicyt, a realizar un magíster en Musicología y Educación Musical en la Universidad Autónoma de Barcelona y a iniciar, ahora, un Doctorado en Educación.
¿En qué momento inicia el trabajo creativo de este disco?
En el año 2014. Mi intención no es hacer la música de Violeta o hacer arreglos de la Violeta. Mi intención es resignificar su propuesta artística en el mundo musical sonoro de hoy y reinstalar su mirada del mundo social. Creo que, en el fondo, buscaba darle continuidad e instalarla no sólo desde su cultivo o su mirada histórica, sino que realmente reinstalarla.
No sólo en términos sonoros, sino también en términos temáticos, ¿no?
Absolutamente, porque Violeta Parra no es sólo la música. Hay que entender que la música es la representación simbólica de nuestra cultura y nuestra cultura abarca todos los ámbitos del ser humano. Y efectivamente es un discurso que pretende ir más allá de la propuesta sonora de Violeta, por eso pensé en toda la problemática que hay en Chile hoy: en torno al tema del agua y los recursos naturales surgió Pido un poquito de agua; Son injusticias de siglo es un intertexto de Arauco tiene una pena, una obra instrumental que te está diciendo que esa letra sigue vigente hoy, a través de un lamento final; y Yerma, inspirado en El Gavilán, también habla de las relaciones de dominación, pero en un contexto más actual, como una consecuencia de lo ya enunciado por Violeta, en su más profundo sentido.
Profesora, ¿por qué Violeta de Chile?
En un inicio le había puesto 5 de febrero, ligado al día del fallecimiento de Violeta, porque en la construcción de esta obra hay una mirada crítica con respecto a los elementos sociales que llevaron a Violeta a matarse, de hecho, el cuarto movimiento de la obra Violeta de Chile, se llama 5 de febrero. En ese sentido, es importante destacar que este proyecto no fue hecho en torno a las actividades del centenario, porque el centenario se entendió como una celebración, y para nosotros debió ser una conmemoración, con un alto sentido crítico y reflexivo con respecto a cómo se comportó con ella la sociedad chilena, y de qué forma pudo haber influido en su muerte temprana. Por eso se llamaba 5 de febrero, pero en el proceso, Vicente Larrea y Óscar Bau, que trabajaron en el concepto visual del disco, me hicieron el alcance que ellos consideraban que el nombre debería ser Violeta de Chile. ¿Por qué de Chile? Porque Violeta es de todos los chilenos, es parte de nuestro acervo cultural, la Violeta de todos nosotros, la Violeta de Chile. Al respecto, es importante destacar el proceso que se vivió al momento de llevar la música a la imagen. Fue un rico trabajo de equipo interdisciplinar, en donde se conjugó toda la experiencia vivida en la producción musical con la experiencia como artista visual de Vicente Larrea y Luis Albornoz, la que supera las 150 producciones discográficas, quienes además obtuvieron el premio al Diseño 2015 por parte del CNCA.
Violeta de Chile se presentará el próximo 17 de enero, a las 20:30 horas, en la Sala Master de Radio Universidad de Chile, oportunidad en que la prof. Viertel interpretará sus obras en piano y canto. La entrada es liberada, previa inscripción en www.entradas.milenaviertel.cl.