"Hoy, en este seminario nos centraremos en dos áreas donde se despliega cotidianamente el sexismo: la salud y la educación y que nos atañen directamente en tanto institución formadora de profesionales", dijo Loreto Rebolledo, coordinadora de la Cátedra Amanda Labarca al inicio de la jornada. La académica enfatizó en que estos temas "han estado presentes en nuestra universidad en las preocupaciones de las mujeres académicas que nos antecedieron, como Amanda Labarca, y Ernestina Pérez, por nombrar solo a dos de ellas. Y el que hoy nuevamente las abordemos muestra las dificultades que existen para superarlas".
La mesa sobre salud, abrió la actividad con la exposición de la académica del Departamento de Psicología de la Facultad de Ciencias Sociales, Irma Palma, quien presentó el estudio “Las experiencias del aborto ilegal de estudiantes universitarias”.
“La ilegalidad del aborto es sexista en su origen y en sus efectos. Afecta el orden sexual y reproductivo, el orden de la familia. En su origen está esa discusión y en sus efectos busca producir eso y las mujeres producen efectos de rebeldía cuando practican sus propios abortos”, advirtió Palma al comenzar su intervención en la que recorrió una serie de experiencias testimoniales respecto al tema.
"Las jóvenes van a los ginecólogos o ginecólogas después de que el examen les salió positivo, y van porque saben que es necesario hacer una ecografía, porque es necesario asegurar que el embarazo está en condiciones que permitan un aborto médico. Y van a hacer una consulta con un médico que no conocen, y no informan, que ese embarazo va a terminar en un aborto. Tampoco ningún profesional pregunta por el destino de ese embarazo", expuso la psicóloga, ofreciendo una serie de vivencias sobre citas médicas, ecografías y misotrol, en que las universitarias se enfrentan solas en un escenario que rechaza de plano la posibilidad de una interrupción del embarazo no deseado.
“Los matrones en Chile: miradas sobre salud reproductiva, derechos sexuales y reproductivos, paternidades y cuidado", estudio basado en cuestionarios a matrones del centro y sur del país, entre los 27 y 61 años, todos trabajadores del sistema público de salud, fue posteriormente presentado por Carlos Güida, médico cirujano y académico del Departamento de Atención Primaria y Salud Familiar de la U. de Chile.
Ignorar a la paciente en su dolor, no informar los procedimientos que se están realizando, instrumentalización excesiva del trabajo de parto con el fin de acortar lo máximo los tiempos, médicos tratantes que se van de vacaciones y programan cesáreas de forma que no interfieran con sus planes, fueron algunas de las situaciones relatadas por los matrones consultados respecto a si habían visto violencia obstétrica en sus lugares de trabajo.
"Estas son expresiones de 15 matrones de los más de mil que hay en Chile. Indudablemente puede ser así, puede ser mucho peor, puede estar más concentrado en alguna región, puede existir en el sector privado. Hay un trabajo muy importante que tiene que darse dentro de las universidades; tiene que haber mucha más discusiones en relación a la vigencia de los derechos sexuales y reproductivos", concluyó Güida al fin de su presentación.
La última exposición de la mesa -moderada por la académica y directora de CEMERA, Adela Montero-, estuvo a cargo de los estudiantes de sexto año de la Facultad de Medicina de nuestro plantel, Loreto von Marées, Daniela Reyes y Juan Villagrán, quienes presentaron su estudio “Experiencias en la docencia médica de pregrado en la U. de Chile: Caso Ginecología – Obstetricia, una perspectiva desde los derechos de las mujeres”.
“Las experiencias de parto humanizado existen, pero la violencia obstétrica igual es una tendencia y dónde se ve expresada principalmente: En el trato indiferente, la poca información y sobre todo que la voluntad de las mujeres no es considerada en las acciones”, dijo Juan Villagrán, quien presentó una serie de vivencias que observan los estudiantes en sus pasos por los hospitales.
Para finalizar su intervención, Villagrán señaló: "Nosotros pudimos evidenciar en los diferentes grupos que no existe un enfoque de enseñanza de derechos sexuales y reproductivos en Ginecología y Obstetricia. La jerarquía docente-estudiante es una de las razones por las que nosotros identificamos que se mantiene un status quo. Los estudiantes están concientizados, sin ni siquiera saber derechos sexuales y reproductivos, saben que hay prácticas violentas, pero les da mucho miedo enfrentarse a los médicos".
Educación y sexismo
La segunda mesa de la jornada, moderada por la académica de la Facultad de Ciencias Sociales, María Elena Acuña, contó con las presentaciones de las académicas Johanna Camacho, del Departamento de Estudios Pedagógicos de la Facultad de Filosofía y Humanidades; de Valentina Paredes, de la Facultad de Economía y Negocios; y de Alejandra Mizala, directora del Centro de Investigación Avanzada en Educación (CIAE).
"Cuando uno mira las brechas en pruebas estandarizadas no hay diferencias estadísticamente significativas entre niños y niñas. Pero ya en octavo básico se abre esa brecha y sí es estadísticamente significativa. En segundo medio hay un cierre de esa brecha, pero es porque a los hombres les está yendo peor. En la PSU ni hablar, hay una diferencia muy importante. Pero eso no es así en todos los países", afirmó Alejandra Mizala en su presentación titulada “Brechas de Genero en Educación”, en la cual planteó ciertos estudios e hipótesis que podrían explicar este fenómeno.
Uno de los puntos que trató en su intervención fue la situación en las escuelas: ¿Cómo y cuánto interactúan profesores con niñas y niños en clases de matemáticas?, planteó la directora de CIAE. Algunas de las respuestas fueron las siguientes: Los docentes prestan menor atención y menor tiempo a las niñas, los docentes formulan preguntas que requieren procesos cognitivos complejos y dan más retroalimentación a los niños que a las niñas, las mayores diferencias ocurren cuando los profesores tienen menor control de la clase, y las niñas cuyos profesores muestran mayores sesgos tienen peores puntajes en SIMCE.
"Hay muy poca evidencia en investigación relacionada a género en educación. En la región es escasa", comenzó diciendo Johanna Camacho, al presentar su estudio “Creencias del profesorado de ciencias sobre la percepción de género en la educación científica”, el cual recogió información cuantitativa y cualitativa entre profesores de ciencias de educación básica y media, en que se hizo observación en terreno de las clases.
Entre los resultados que encontró la profesora Camacho en su investigación, destacó el hecho de que "los profesores y profesoras visibilizan que los hombres y las mujeres son diferentes, pero esas diferencias las están considerando solo desde un punto de vista biológico, de acuerdo a su sexo. Entonces dicen 'el rendimiento escolar es más favorable para las niñas en biología y para los chicos en física, tienen más habilidades experimentales los chicos y tienen más habilidades de orden y cuidado, las chicas'. Esa es la diferenciación que los profesores de alguna forma hacen, y siguen estereotipando las tareas", afirmó la académica del DEP.
Valentina Paredes, puso sobre el tapete el tema de la segregación por sexo en los colegios, a través de su presentación “El impacto de los colegios mixtos en brechas de género”. Y tras mostrar los resultados de una serie de investigaciones en los que se encontrarían efectos negativos para las alumnas mujeres en los colegios mixtos, la académica fue un paso más allá en sus hipótesis.
"Los colegios de las niñas tienen en promedio más profesoras mujeres. La profesora mujer constituye un modelo de rol para las niñas, entonces sobre todo en asignaturas que pueden ser consideradas más de hombres, como matemáticas o ciencias, la profesora mujer puede tener un impacto positivo en las niñas", dijo Paredes quien añadió además que "más allá de si hay profesora mujer o no, está la composición de la clase misma, está la hipótesis del cambio de actitud de las niñas en presencia de los niños que podrían pasar en los ambientes mixtos. O sesgos implícitos de los profesores", advirtió.
Respecto a éste último punto, la académica de FEN concluyó: "Existe mucha evidencia de que el profesor cumple un rol muy fundamental en los niños y niñas, y hay que entregarle herramientas para que pueda usar ese rol. Al profesor nadie le entregó una capacitación de cómo manejar la diversidad de género en la sala de clases. Eso es fundamental preparar a nuestros profesores para hacerse cargo de esto".