En enero de este año, el Ministerio de Energía junto a las principales generadoras eléctricas del país anunciaron que Chile pondrá fin a las plantas a carbón que no cuenten con sistemas de captura y almacenamiento de carbono, tecnología bastante cara y que no garantiza 0 emisiones. Esto se suma al hecho de que las plantas de carbón tienen un tiempo de caducidad de unos 50 años y en nuestro país muchas de ellas ya exceden esa vida útil y varias superan los 30 años. Ante la jubilación inminente de dichas generadoras, que hoy representan cerca de un 20 por ciento de la matriz energética, se abre la gran interrogante sobre la energía que reemplazará al carbón.
Una investigación realizada en la Universidad de Chile establece la factibilidad técnica y económica del reemplazo de la capacidad instalada en base a carbón que existe actualmente principalmente por geotermia. “Se trabajó con cuatro posibles escenarios para realizar todas las estimaciones y cálculos y se plantea el reemplazo de las centrales a carbón sólo con geotermia o con geotermia y concentradores solares”, señaló Tomás González, estudiante de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas y autor del estudio, quien además destaca la posibilidad de reutilizar piezas de las plantas de generación a carbón que serán desmanteladas, tales como turbinas y equipos eléctricos auxiliares. “Esta hipótesis entregó muy buenos resultados respecto a la reducción de barreras en costos de inversión y genera valores más competitivos para la geotermia”, comentó al respecto.
La propuesta recoge en parte las estimaciones del Consejo Geotérmico, que proyecta el desarrollo de entre 1.300 a 3.800 MW geotérmicos al 2050, en un escenario que estimule la participación de esta fuente energética, "pero no se van a cubrir los 5.000 MW que hoy provee el carbón, porque no queda tanto tiempo para construir las plantas, son solo treinta años más" afirma el director del Centro de Excelencia en Energía Geotérmica de la Universidad de Chile (CEGA), Diego Morata. En este contexto, otra de las alternativas que emerge con fuerza para complementar el aporte de energía de base limpia, segura y continua es la que pueden proveer las plantas de concentración solar.
Luis Vargas, profesor guía de esta tesis y director del departamento de Ingeniería Eléctrica de la Universidad de Chile, indica que incluso es posible reemplazar todas las centrales termoeléctricas, incluyendo los cerca de 4.000 MW en base a diesel existentes, por estas fuentes. Sin embargo, apunta que hoy existen evidentes obstáculos de mercado que inhiben un mayor impulso a este tipo de proyectos desde el sector privado y que hacen necesarias definiciones regulatorias y estímulos para una mayor participación de estas energía presentes en practicamente todo el territorio nacional.
Energía 24/7
El desarrollo a futuro de las Energías Renovables No Convencionales (ERNC) ha tomado mayor protagonismo, además, luego del compromiso asumido por el Presidente Sebastián Piñera de alcanzar una matriz de generación eléctrica compuesta en un 100 por ciento por energías limpias al 2050. Hoy la hidroelectricidad representa cerca del 70 por ciento de las renovables en el país, pero su proyección es limitada debido el rechazo de la sociedad civil ante obras de este tipo, especialmente grandes represas, y la escasez de lluvias. De esta forma, las plantas fotovoltaicas y eólicas figuran como las más competitivas, pero carecen de la seguridad que ofrece el suministro eléctrico continuo provisto por geotérmicas y concentradoras solares.
Al respecto, el profesor Vargas subraya que “las actuales centrales termoeléctricas entregan al sistema un servicio que no puede ser reemplazado por energías que son intermitentes y variables, como la solar fotovoltaica y la eólica. Una central térmica es constante, al igual que la geotermia, que entrega suministro 24/7. Si logramos que se valorice esa característica, podremos afirmar que sí es posible el reemplazo”.
En la misma línea, el profesor Morata plantea que en este escenario la energía geotérmica se posiciona como una opción limpia, local y estable, “que entrega energía de base, constante, todo el día, toda la noche, sin intermitencia por el clima o las estaciones”. Sin embargo, afirma que “sin una política país en temas de energía, que fomente el desarrollo de la geotermia, no podremos reemplazar el carbón por una fuente de energía que nos permita asegurar la energía base que necesitamos”.
Las perspectivas tras el compromiso asumido por el Presidente Sebastian Piñera de un Chile con 100 por ciento de energías renovables al 2050 y las señales dadas por el Ejecutivo en relación al plan de descarbonización son positivas, señala Morata, considerando factores como independencia, seguridad energética y estabilidad de la matriz independiente de las dificultades asociadas a los costos. Frente a este desafío, concluye que “los chilenos tenemos derecho a vivir en un país limpio y seguro energéticamente hablando. Y son nuestros volcanes, quienes en su cara más amable nos aportan un enorme potencial de energía geotérmica, limpia y constante, quienes pueden ayudarnos a conseguir un ambiente de bienestar para todos, en sintonía con el desarrollo sustentable”.