Autoridades académicas y expertos de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas (FCFM) de la Universidad de Chile presentaron hoy ante la Comisión Desafíos del Futuro, Ciencia, Tecnología e Innovación del Senado, la ministra de Transportes y Telecomunicaciones, Gloria Hutt, subsecretarios, representantes de la Fuerza Aérea, de instituciones y universidades, su propuesta de Programa Espacial para Chile, un plan solicitado por los senadores, en el que un equipo de expertos de la Facultad plantea insertar al país en el desarrollo de tecnología satelital propia, la integración de redes de datos terrestres de verificación, y el almacenamiento y procesamiento de mega-data geoespacial, con acceso libre para usuarios públicos y privados.
El plan a tres años incluye el lanzamiento de nueve nanosatélites que se sumarán a Suchai I, el cubesat de la Universidad de Chile que ya ha permanecido más de un año en órbita. El desarrollo de esta constelación de satélites facilitará la observación desde el espacio y estará vinculada a un sistema integrado de redes terrestres con acceso libre a la información.
Los datos geoespaciales que se obtengan serán almacenados, procesados y calibrados con datos terrestres capturados por diversos agentes públicos (en áreas de sismología, meteorología, contaminación, vulcanología, entre otros), sumados a los datos del programa Copernicus (de la Unión Europea), produciendo un repositorio disponible para el desarrollo de políticas públicas del país.
El programa integra una red de sensores terrestres para medir diversas variables atmosféricas a lo largo del país, con el objetivo de permitir la calibración de los sensores atmosféricos con los que cuentan los nanosatélites, y el desarrollo de un Centro de Integración y Análisis de Datos Geoespaciales que, en conjunto con el Laboratorio Nacional de Computación de Alto Rendimiento (NLHPC) -del Centro de Modelamiento Matemático (CMM)- facilitará el almacenamiento, calibración, integración y procesamiento de los datos geoespaciales obtenidos desde los satélites del programa Copernicus.
“El objetivo del programa propuesto por la Universidad de Chile, a través de la FCFM, es permitir el desarrollo de tecnología espacial, la obtención de data espacial y la generación de información de interés civil y económico para políticas públicas y científicas. Desarrollar una constelación satelital propia, y contar con este Centro de Integración y Análisis de Datos Geoespaciales permitirá que Chile participe en el mercado de observación de la Tierra otorgando nuevos y significativos beneficios científicos, económicos y sociales para el país”, sostiene el decano de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, Francisco Martínez. Propone además, integrar a las instituciones que deseen colaborar, mientras se trabaja en forma simultánea sobre la agenda de una política nacional.
De acuerdo al reporte Geospatial Industry Outlook & Readiness Index, el mercado global de los servicios de observación de la Tierra se estima en US$ 57.900 millones en 2018 y se proyecta que crecerá hasta US$ 75.900 millones para el año 2020. América del Sur tendrá el 13,5% de ese mercado y moverá US$10.246 millones ese año. Si Chile consiguiera el 15% del mercado al 2020 haría crecer el PIB nacional en aproximadamente 0,44%. El procesamiento de imágenes podría permitir lograr ese objetivo.
El programa espacial propuesto por la FCFM posibilita también el desarrollo local de capital humano avanzado en ingeniería satelital y en el campo de la astronomía, además del desarrollo de tecnologías para lanzamientos, rastreo, monitoreo y control de nanosatélites, permitiendo el nacimiento de nichos de mercado para diferentes industrias, y posibilitando el desarrollo competitivo en el diseño, el software y la gestión de sistemas de nanosatélites.
“Los programas espaciales, como los de la NASA o la ESA, juegan a explorar Marte u otros planetas, porque son exactamente los mismos desafíos que se pueden tener en tierra. Si encuentras agua en Marte con un radar, seguramente esa misma tecnología la puedes usar en la Tierra para encontrar agua subterránea con una resolución nunca antes vista, lo que tiene impacto en la disponibilidad de agua en una zona determinada y para el desarrollo tecnológico. Esa es la lógica que mueve a los programas espaciales, ese mismo proceso muy sofisticado que se hace en otro lugar del espacio, eventualmente se puede aplicar en la Tierra, y eso queremos lograr con esta propuesta de programa espacial”, dice el profesor Marcos Díaz, académico del Departamento de Ingeniería Eléctrica y coordinador del Laboratorio de Exploración Espacial y Planetaria (LEEP) de la FCFM.
Ventajas competitivas
Tras una presentación en que el decano Francisco Martínez habló de la actual situación de la exploración espacial en Chile, el profesor Marcos Díaz, hizo un repaso por la tecnología digital disponible.
Jaime Ortega, investigador del Centro de Modelamiento Matemático y coordinador del Programa Copernicus en Chile, destacó las ventajas de contar con un centro de observación terrestre de alto rendimiento en el país, pues si bien, los datos del programa de la Unión Europea son libres, una imagen puede tardar 6 horas en bajar, lo que no sirve para hacer interferometría de datos. La clave de mantener en Chile un repositorio de datos es el acceso rápido para los usuarios nacionales, tanto públicos como privados.
El profesor Jaime Campos, director del Programa de Riesgo Sísmico (PRS) de la Universidad de Chile, se refirió a las posibilidades del G-Data: sistema de observatorios multiparámetros, que permite la calibración y validación de la data satelital. La propuesta de la Facultad promueve la instalación de cinco observatorios localizados en el norte, centro, sur del país, archipiélago Juan Fernández y en el territorio Antártico chileno, y sería el primer paso para disponer de un dispositivo confiable que permita la generación de productos y aplicaciones a nivel regional y nacional.
Finalmente, el profesor Luis Vargas, director de Vinculación Externa de la FCFM, se refirió a la industria espacial y al presupuesto del programa de la Universidad de Chile. Durante el primer año, en el que deberían lanzarse los satélites Suchai II y III; seleccionar nuevas misiones, capacidades en tierra, estaciones terrestres y servidores para almacenamiento de datos centrales, además de comenzar a desarrollar cohetería y propulsión de alto rendimiento, el Centro de Integración y Análisis de Datos Geoespaciales y Sensores del Observatorio Multiparámetros G-data, se necesitarían US$ 15,1 millones. Mientras en los siguientes dos años, el presupuesto bordearía los US$ 9 millones por año.
El senador Guido Girardi, presidente de la Comisión Desafíos del Futuro, Ciencia, Tecnología e Innovación del Senado, señaló que esta presentación se trató del primer encuentro y que continuarán las mesas de trabajo para desarrollar el programa espacial que el país necesita. "Convocaremos una nueva reunión de trabajo con universidades, institutos, referentes e instituciones para avanzar en ejes temáticos que lleven a desarrollar un mejor chasis institucional que impulse la política espacial", dijo el senador.