Hasta el Centro Cultural Casa O de Lastarria, llegó el destacado investigador en Neurociencia Cognitiva del Instituto de Cerebro y Médula Espinal de Salpêtrière, Francia, Lionel Naccache. Junto a él, un grupo diverso de académicos de la U. de Chile, abrieron los micrófonos para hablar en torno a la siguiente pregunta: "¿Qué conocemos cuando conocemos?". De fondo, y viniendo cada tanto a la conversación, la figura de Francisco Varela -el homenajeado de la jornada-, biólogo de la Universidad de Chile, reconocido mundialmente por su trabajo en neurociencias y ciencias cognitivas, académico de la Facultad de Ciencias, y quien junto al también profesor de nuestra Universidad, Humberto Maturana, dio origen al concepto de autopoiesis en la década de los setenta.
Andrea Slachevsky de la Facultad de Medicina, Paulina Lira de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas (FCFM), Paulina Mellado de la Facultad de Artes, además de Jorge Mpodozis y Juan Carlos Letelier de la Facultad de Ciencias, se sumaron al debate organizado por la Unidad de Redes Transdisciplinarias (RedesTd) de la Vicerrectoría de Investigación y Desarrollo de la U. de Chile.
Slachevsky, académica Departamento de Neurociencias, directora de la Clínica de Memoria y Neuropsiquiatría del Hospital del Salvador y subdirectora del Centro GERO, abrió las intervenciones de la jornada señalando: "Conocer es ante todo darse cuenta de la magnitud de nuestra ignorancia. Conocer es salir de los lugares comunes y asumir un riesgo de quedar pasmado o asombrado ante la magnitud de lo no conocido, y correr el riesgo de la paralización. No creo que sea posible la pregunta por qué conocemos, sin evitar una cierta tendencia teleológica que es buscar una razón a toda costa. “Quizás el único sentido del conocimiento puede ser su finalidad, conocer para conocer, una finalidad sin sentido", sugirió Slachevsky parafraseando la definición de la vida de Edgar Morin.
"Vamos a hablar saliendo de nuestra zona de confort. Este es un ejercicio que va más allá de nuestra área de conocimiento", dijo Naccache al comenzar su exposición, en la que luego trajo a la memoria sus encuentros con Varela en París: "Tengo un recuerdo muy rico de su vivacidad intelectual y de su capacidad de escuchar. Este homenaje me parece precioso", advirtió.
La paradoja del conocimiento, la sociedad de la información y la experiencia subjetivo, fueron los ejes de la exposición del experto francés, quien comenzó planteando la dualidad con que el conocimiento ha sido históricamente percibido. "Hay un mensaje entre las distintas tradiciones culturales que califican al conocimiento como positivo, pero también existe una faceta de éste asociada al peligro", afirmó ejemplificando con algunos mitos como la caverna de Platón, el relato de la creación de Adán y Eva y la muerte de Ícaro.
Tras esta introducción, Naccache hizo se volvió al proceso de conocer. "Los humanos funcionan en un sistema de ficciones, interpretaciones y experiencias. Cuando uno está confrontado a una situación, uno produce sentido", dijo el neurocientista agregando que "el conocimiento es la única forma de transformarse, de poner en cuestión las interpretaciones pasadas". En este sentido, el especialista advirtió la confusión que suele hacerse entre el conocimiento y la información. "En el conocimiento ante todo importa la experiencia subjetiva, es muy relevante reintroducir al sujeto en el conocimiento", advirtió concluyendo que "la sociedad de la información no es una sociedad del conocimiento. El conocimiento es una experiencia".
Conocer desde la danza, la astronomía y la biología
Sumando voces al debate sobre el conocer, vino luego el turno de la astrónoma de la FCFM, Paulina Lira, quien relató cómo se da este proceso en su disciplina. "Lo importante es que el análisis se enmarca en un contexto que está construido por los previos descubrimientos que se han realizado. Generalmente esa es la forma en que avanza la ciencia, pequeños progresos que se enmarcan en una teoría que ya existe, en un contexto que ya existe. En muy pocas ocasiones se ha dado, que una nueva línea del conocimiento ha aparecido totalmente octogonal a lo previamente conocido, aunque sin embargo a comienzos del siglo pasado esto ocurrió dos veces: uno, con el desarrollo de la mecánica cuántica, y otro, con el desarrollo de la teoría de la relatividad".
Desde la danza, la coreógrafa Paulina Mellado señaló a los presentes: "Voy a hablar de mí y de cómo yo trabajo coreográficamente, y cómo eso es conocimiento". Así, la académica expuso que para ella existen dos formas de conocimiento mediante la práctica, "uno tiene que ver con la interpretación y la otra con lo coreográfico. Mi propuesta coreográfica tiene que ver con la posibilidad de reconocer la idea de un sujeto que tiene un cuerpo al que le pasan cosas. Me interesa trabajar con las personas generando reconocimiento de su cuerpo y de sus posibilidades, despertando un tipo de consciencia y autoconocimiento en el cual el individuo sería capaz de organizar esos reconocimientos y desarrollar particularidades, que posteriormente serán usadas en la coreografía. Nuestros modos de trabajo tienen que ver con cómo entrar en esos cuerpos, cómo hacer para que el movimiento entre en los cuerpos", detalló.
Los recuerdos sobre su trabajo junto a Francisco Varela en el la Facultad de Ciencias, y el estudio de la vinchuca vinculado al conocer, fueron parte de la exposición del neurobiólogo Jorge Mpodozis, del Laboratorio de Biología del Conocer. "Lo que la vinchuca hace tiene que ver con el modo en que está en el entorno. No hay un objeto ahí, el objeto surge con el hacer del bicho que está actuando o existiendo, el ambiente es apenas el entorno y los objetos con los que los seres vivos interactúan, surgen de las acciones y no preexisten a ellos. Esto está en el fondo de la conversación de la cual nosotros participamos en el laboratorio, y que tiene que ver con el desarrollo conceptual que el profesor Maturana y Francisco habían estado haciendo desde los años sesenta", dijo Mpodozis cerrando su intervención con la frase "No hay un universo sino el universo que tú haces".
Finalmente, el neurobiólogo de la Facultad de Ciencias y también miembro del Laboratorio de Biología del Conocer, Juan Carlos Letelier, hizo un recorrido por los trabajos de Francisco Varela, relevando sus contribuciones y los caminos que éste dejó abierto en las ciencias cognitivas tras su muerte el año 2001. "Se puede decir que Francisco Varela fue un completo científico moderno. Formó a muchas personas, trabajó mucho en los métodos matemáticos de la biología, avanzó en una de las teorías más consistentes sobre la naturaleza de los seres vivos. Trabajó en una versión del problema del acoplamiento estructura y el problema de la sincronía neuronal, que como la presentaba Varela era una idea muy seductora, pero que en realidad debe desarrollarse mucho más. Ahí hay un campo enorme y yo creo que él nunca se habría imaginado cómo derivó la historia. Esa es una idea que él empujó y que es muy fundamental para entender ciertos aspectos de la neurociencia moderna", concluyó el académico.