Con el objetivo de reflexionar en torno a las crisis humanitarias contemporáneas y a la importancia del refugio humanitario desde una perspectiva de derechos humanos en el actual contexto político chileno, la Universidad de Chile, a través de la Cátedra de Derechos Humanos y la Cátedra de Racismos y Migraciones Contemporáneas, junto a la Fundación de Ayuda Social de las Iglesias Cristianas (Fasic) y la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) organizaron un conversatorio sobre la temática el pasado martes 4 de junio en la Casa Central.
¿Cuáles son los desafíos para el Estado y la sociedad chilena en la materia?, ¿cuáles son los acuerdos internacionales que protegen a los y las refugiadas?, ¿desde cuándo Chile es un país migrante?, son algunas de las interrogantes sobre las que reflexionaron la coordinadora académica de la Cátedra de Racismos y Migraciones Contemporáneas, María Emilia Tijoux, la abogada de derechos humanos de Fasic, Verónica Reyna, y el asociado del programa de la oficina ACNUR, Raoní Beltrao.
Chile, país de migrantes y refugiados
La discusión sobre las crecientes migraciones en Chile parecen reducirse en torno a los diez últimos años de nuestra historia. Sin embargo, existe un desconocimiento generalizado sobre una de las características que ha definido nuestro territorio desde incluso antes del nacimiento de la República: históricamente, Chile ha sido un país de migrantes y refugiados.
Para la abogada de derechos humanos de Fasic, Verónica Reyna, nuestro país se ha conformado por grupos de personas que han llegado en diferentes momentos de la historia por diversos motivos: “huyendo de conflictos de guerra, de persecuciones políticas, de persecuciones religiosas y de etnia, personas que sufren crisis humanitarias y que a veces llegan por faltas de alimento, de salud, de violencia extrema que pone en peligro la vida, la seguridad".
Verónica Reyna explicó que durante los siglos XVI y XVII se observó la llegada de españoles y esclavos africanos, mientras que en el siglo XVIII llegaron españoles de origen vasco, además de familias británicas y francesas. No obstante, no fue hasta el siglo siguiente que la presencia europea estuvo fuertemente marcada: alemanes –que llegaron a ser alrededor de 30 mil ciudadanos asentados en el sur de Chile-, croatas, holandeses, suizos e italianos arribaron al país gracias al patrocinio de los diferentes gobiernos de la época.
El siglo XX, por su parte, estuvo caracterizado por la llegada de palestinos y palestinas, una comunidad que se constituyó como la más grande fuera de Oriente Medio. A ellos y ellas, se suman alrededor de 2.200 españoles que arribaron al territorio en el Winnipeg, el carguero francés que trasladó a refugiados y refugiadas españolas que huyeron de la Guerra Civil y que eligieron a Chile como su país de asilo.
Actualmente, explica la abogada de derechos humanos, “la inmigración proviene de países vecinos: Perú, Bolivia, Ecuador, Colombia, Haití, Venezuela, gracias al crecimiento de la economía chilena y por la estabilidad institucional. Hoy se calcula que el 68 por ciento de inmigrantes son de Sudamérica y 32por ciento corresponde a otros países”.
Chile, país racista
Dando cuenta de las últimas situaciones de violencia y discriminación en nuestro país, y de las muertes de las y los ciudadanos de origen haitiano fallecidos en Chile -Rebeka Pierre, Monise Joseph, Joane Florvil, Benito Lalane y Joseph Henry, todos casos relacionados con prácticas basadas en la intolerancia y la discriminación racial-, la coordinadora académica de la Cátedra de Racismos y Migraciones Contemporáneas de la Universidad de Chile, María Emilia Tijoux, fue enfática en señalar que “somos testigos de un escenario mundial donde cotidianamente transcurren hechos racistas y xenófobos, el individualismo profundo corroe como uno de los tantos productos de la astucia neoliberal, ciega al punto de no pensar que un día nosotros, nuestro hijos, nuestros nietos, las generaciones que no conoceremos, podrían convertirse en migrantes”.
Asimismo, la académica de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile problematizó la manera de abordar las migraciones en la actualidad, asegurando que “dado que el fenómeno social de las migraciones contemporáneas es considerado como problema social, su abordaje y el debate público que se abre se centra en el reformular políticas de frontera que desvían la preocupación del Estado y la sociedad hacia la migración misma y sus protagonistas, sin detenerse en las condiciones estructurales que la determinan, ni en las características de las comunidades que la conforman”.
Finalmente, María Emilia Tijoux se refirió a las consecuencias del racismo que hoy estamos presenciando en Chile, explicando que “es un hecho social constante en su forma, flexible en sus fronteras; se mueve según las necesidades del momento. Por eso, más allá de un acto cotidiano que nos preocupa, hay que buscar en el origen, en la formación histórica - estructural que adquiere diversas formas, que mantiene componentes que se transforman, se modifican, presentan dimensiones que lo hacen plural, y una ideología que, desde una lógica universalista, justifica y legitima la dominación”.
Refugiados y refugiadas: marco de protección institucional y violación a los DD.HH.
Ante las crisis humanitarias en la región, una de las principales preocupaciones de las instituciones, organismos y organizaciones de refugiados y refugiadas es la situación en la que se encuentran dichas personas.
Raoní Beltrao, asociado del programa de la oficina de ACNUR, definió a las y los refugiadas como “personas que fueron obligadas a migrar por un temor fundado, por un disturbio de orden público, por amenaza, por violencia. No son personas que tuvieron elección”.
En ese sentido, Raoní Beltrao enfatizó en la necesidad de pensar la situación que viven estas personas desde un enfoque de derechos humanos. Por lo mismo, recalcó que, ante una serie de acciones violentas, ataques físicos y verbales y amenazas en varios países de la región, debe existir un repudio generalizado a estos “actos de odio, de intolerancia, de xenofobia, de asociación de seres humanos a la delincuencia sólo porque vienen de países, de lugares distintos”.
En relación a ciertos acuerdos suscritos por Chile que protegen a refugiados y refugiadas, el también defensor de los derechos humanos se refirió a la “Declaración de Cartagena sobre Refugiados”, uno de los convenios que garantiza la no devolución forzada, la libre circulación, el acceso a la solicitud de asilo, derecho a la atención a la salud, derecho a la educación, derecho a la unidad familiar, derecho al albergue y al trabajo digno.
Sin embargo, hoy la preocupación radica en el incumplimiento de estos convenios y tratados que son fundamentales en el marco de la promoción y el respeto a los derechos humanos de refugiados y refugiadas y migrantes.
En el conversatorio estuvieron presentes la directora de Extensión de la Universidad de Chile, Ximena Póo; la psicóloga y encargada del área de salud de Fasic y moderadora del conversatorio, Inés Varas; el secretario ejecutivo de Fasic, Claudio González; la coordinadora del Programa de Refugio de Fasic, Elizabeth San Martin; la psiquiatra y medalla del Senado Universitario de la Universidad de Chile, Paz Rojas; además del equipo del Programa de Refugio de Fasic.