Entrego a continuación la cuenta del Senado Universitario correspondiente al período julio 2010-julio 2011, que tiene como característica particular corresponder al primer año desde que se eligieran nuevos integrantes hace doce meses. Recordamos que tanto los miembros representantes de los académicos como aquéllos del estamento de colaboración duran cuatro años en sus funciones, mientras que los representantes estudiantiles son elegidos cada dos años. Si bien diez senadores fueron reelegidos, hubo una significativa incorporación de nuevos miembros quienes, ciertamente, han hecho aportes muy enriquecedores a nuestro trabajo. En esa oportunidad, los integrantes del Senado estimaron que era conveniente que quien en ese momento desempeñaba las funciones de Vicepresidente continuara ejerciéndolas con el propósito de mantener la continuidad.
Por lo tanto, presento ante la comunidad universitaria la cuenta de mi segundo período en el cumplimiento de estas funciones, el quinto desde su instauración el 18 de julio de 2006.
Ya señalamos en nuestra cuenta anterior que, dado que el Senado comenzó a realizar su labor simultáneamente con la implementación de la nueva institucionalidad de la Universidad de Chile, durante sus primeros cuatro años su actividad debió centrarse en la primera de las funciones que le asigna el Estatuto -la función normativa- elaborando los reglamentos que debían adecuarse a las nuevas disposiciones. Este trabajo, que aún no finaliza, es definitivamente muy demandante y no nos ha permitido ocuparnos preferentemente de las otras funciones que le asigna el Estatuto Universitario.
Durante el período del que estamos dando cuenta, julio de 2010 a julio de 2011, el Senado fue presidido por el Rector, Profesor Víctor Pérez Vera, a quien acompañaron en la Mesa los senadores profesores señores Hiram Vivanco Torres (Vicepresidente), Juan Pablo Cárdenas Squella (Secretario) y Cecilia Albala Brevis, el Sr. José Manuel Morales Valdés (del estamento estudiantil) y el Sr. Abraham Pizarro López (del estamento de funcionarios no académicos).
Es preciso destacar el alto grado de compromiso de la gran mayoría de los integrantes del Senado, quienes participaron activamente en sesiones plenarias y de comisiones, realizando un trabajo regular y sistemático. Cabe destacar que todos los senadores integran dos y, algunos, tres comisiones, destinando al Senado al menos un día completo a la semana, además del tiempo que deben dedicar a la preparación de informes y cuentas, y a su participación en actividades del Senado tanto en Facultades e Institutos como a nivel central.
Debo expresar mi reconocimiento a todos los senadores por su valioso aporte, valioso no sólo por su calidad intelectual sino que también afectiva. Hubo muchas oportunidades en que se confrontaron posiciones con firmeza, pero siempre con altura de miras, con respeto y tolerancia. Nuestro trabajo fue una demostración cabal del ejercicio democrático que debe reinar en las actividades académicas.
Dado que el terremoto de febrero de 2010 dañó significativamente la Casa Central en la que está radicado el Senado Universitario, nos hemos visto imposibilitados de utilizar los espacios físicos que ocupamos regularmente en nuestros tres primeros años y a los que anhelamos regresar prontamente. Así, tuvimos que continuar recurriendo a la solidaridad universitaria. Es así como las Facultades de Arquitectura y Urbanismo y de Economía y Negocios pusieron a nuestra disposición salas y auditorios en que hemos podido realizar nuestras reuniones plenarias, de comisiones y de mesa, como también acogieron nuestra secretaría técnica, a nuestro abogado y a nuestra periodista. Vayan, entonces, nuestras más sentidas expresiones de gratitud a los señores Decanos y demás autoridades de estas Facultades por hacer posible nuestro trabajo y les pedimos que nos excusen por los inconvenientes que les pudiéramos haber causado. Agradezco, igualmente, a las autoridades de la Facultad de Artes por habernos facilitado el Teatro Antonio Varas para realizar en él relevantes actividades, a las que ya se ha referido el Senador Secretario
Si bien era necesario disponer de espacios físicos para llevar a cabo nuestro trabajo, era imprescindible contar también con un grupo humano que nos prestara apoyo y asesoría. Dispusimos de un equipo excepcional. Debo entregar, a nombre de todos los senadores universitarios, nuestros más sinceros agradecimientos a quienes constituyen la Secretaría Técnica del Senado, Don Germán Rojas Moya y Doña Leonor Briceño González, sin cuya colaboración nuestro trabajo no podría haberse realizado. Del mismo modo agradezco a nuestro abogado, Don Fernando Molina Lamilla, y a nuestra periodista, Srta. Rocío Villalobos Ovando por su labor realizada de manera tan eficiente, dedicada y profesional. Debo destacar, en todos ellos, además de su esmero y eficiencia, sus condiciones personales, su entrega cálida, desinteresada y, sobre todo, leal. Hago extensivas estas expresiones de gratitud a todo el personal de apoyo, que nos facilitó nuestra tarea con su gentileza y excelente disposición, a los Sres. Javier Honorato, Luis Durán y Oscar Urzúa.
Estos primeros años del Senado Universitario han sido complejos. No ha sido fácil instalar este nuevo cuerpo en la orgánica de la Universidad, pues se trata de una entidad a la que el Estatuto Universitario le entrega funciones que antes recaían en otras instancias, que está integrada por representantes de estamentos que anteriormente no tenían responsabilidades de gobierno universitario y que para un número importante de miembros de la comunidad universitaria era desconocida. Ya mencionaba anteriormente que, por un imperativo estatutario, en los primeros años de funcionamiento, el Senado tuvo que centrar su labor en la adecuación o elaboración de reglamentos que estuvieran en consonancia con la nueva normativa que nos rige desde 2006. Gradualmente hemos podido dedicarnos a las otras funciones que le entrega el Estatuto, relativas a "establecer las políticas y estrategias de desarrollo institucional, así como los objetivos y metas que conduzcan al cumplimiento de aquellas".
Toda esta tarea es muy silenciosa, contribuyendo a una suerte de imperceptibilidad de nuestra labor. Durante este último año, sin embargo, para nosotros ha sido muy grato constatar que la apreciación del Senado por parte de la comunidad universitaria parece estar cambiando. Ya no se lo percibe como un ente distante y un tanto difuso, sino como el organismo que la representa e interpreta. La comunidad universitaria ha tomado conciencia de que el Senado se ocupa de los asuntos que inquietan al mundo universitario. Una muestra de esto es la elaboración del documento "Bases para una Propuesta de Institucionalidad del Sistema Universitario", que fue difundido en abril de este año y que fue discutido en reuniones triestamentales convocadas por nosotros y llevadas a cabo en distintas unidades.
Así lo demuestra, también, la notable convocatoria que tuvo entre los académicos el llamado a suscribir una declaración en defensa de la educación pública y su posterior entrega en el Ministerio de Educación, en que cientos de académicos, estudiantes y funcionarios acompañaron a la mesa del Senado. Del mismo modo, la comunidad de la Universidad de Chile respondió significativamente al llamado que hicimos en apoyo de las manifestaciones multitudinarias organizadas por los estudiantes.
La visibilidad que ha adquirido al Senado se ha debido en gran medida a una serie de acciones de tipo comunicacional implementadas por nuestra periodista, la Srta. Rocío Villalobos, quien se incorporó a nuestro equipo recién en marzo de este año. Tal es así que, entre otras actividades, se ha actualizado nuestra página web, se ha creado el blog del Senado y, desde el 6 de junio de este año, se transmite todos los lunes a las 10:30 de la mañana el programa "Senado Universitario" en la Radio de la Universidad, en el que han sido entrevistados senadores de los tres estamentos.
La comunidad universitaria ha comprendido que el Senado Universitario, además de cumplir con todas las funciones y responsabilidades que le otorga la ley, constituye en sí mismo la esencia de la Universidad de Chile, pues aquí confluyen representantes que cultivan una amplia gama de disciplinas, que pertenecen a todos los estamentos, que sostienen visiones filosóficas, ideológicas y políticas muy variadas, de diferentes edades, hombres y mujeres Sus integrantes contribuyen significativamente a hacer universidad. A los universitarios de la Casa de Bello esto no nos puede sorprender, dado que nos hemos desenvuelto en este entorno de pluralismo, respeto y tolerancia del que nos hemos nutrido dentro de estas paredes centenarias. Son estas características las que nos distinguen de cualquier otra institución que pretende, infructuosamente, en mi opinión, estar a nuestra altura.
La educación chilena enfrenta una crisis que afecta al sistema educacional completo, no sólo a la educación terciaria. La sociedad ha tomado conciencia de ello y ha reaccionado, apoyando masivamente las iniciativas reivindicativas planteadas inicialmente por los estudiantes. En cuanto a lo que nos afecta más directamente, debemos manifestar que sentimos que falta una política de Estado acerca de la educación, que se hace indispensable un aumento significativo de los aportes fiscales directos, que es imprescindible establecer un Nuevo Trato entre el Estado y sus universidades, que debe establecerse un sistema de regulación de la calidad y transparencia de las instituciones de educación superior, que impida el lucro, que debe modificarse sustancialmente el sistema de becas y ayudas estudiantiles en sus montos, cobertura y condiciones de postulación, que se debe ampliar la participación de los distintos estamentos en los organismos colegiados, que es fundamental dar pasos que signifiquen un avance en un sistema de acceso y permanencia de los estudiantes que sea más equitativo y con igualdad de oportunidades, entre otros temas que ya son de dominio público.
Cómo no evocar las palabras del Rector Valentín Letelier cuando a fines del siglo XIX, ante la argumentación liberal de que la enseñanza pudiera identificarse con la industria y que "no debe haber más trabas para establecer una escuela que para abrir una tienda", sostenía: "Es falso que aquí operen leyes económicas: las escuelas se abren en las más grandes poblaciones donde es mayor la cultura y menor la necesidad, y no en las poblaciones más atrasadas, donde es mayor la necesidad por ser menor la cultura. No son éstas, por lo tanto, empresas industriales sujetas a la ley de la oferta y del pedido. Son empresas morales sujetas a las necesidades de la cultura."
Ha transcurrido más de un siglo y el reloj parece haberse detenido. Para algunos: Para aquellos que aún sostienen posiciones tan rancias como las combatidas por Valentín Letelier. ¿No hemos oído recientemente que la educación es un ‘bien de consumo'?
Sin duda que el escenario actual es complejo y requiere de la unidad de todos los miembros de nuestra Universidad. El Rector, cuyo rol en esta lucha merece ser destacado, debe actuar con el respaldo y en representación de la comunidad universitaria toda. El Consejo y el Senado Universitarios, los académicos, los estudiantes y el personal de colaboración deben mantener una cohesión que, sin mezquindades, garantice la fuerza que se requiere para remover la conciencia de los gobernantes, de los parlamentarios y de la sociedad chilena. Lo que la Universidad de Chile persigue no es, ni más ni menos, que todos los chilenos puedan disfrutar de una educación de calidad, digna, democrática, pluralista, tolerante y laica, sin discriminaciones de ningún tipo. Valores que coinciden con los principios orientadores de nuestra Universidad.
Señoras, señores: termino esta intervención deseando a la nueva Mesa del Senado mucho éxito en su gestión, pues tengo la certeza de que el buen trabajo de este cuerpo colegiado contribuirá significativamente al engrandecimiento de la Universidad de Chile y, por lo consiguiente, de la educación pública.
Agradezco a todos los miembros del Senado, a la Secretaría Técnica y al personal de apoyo, por la colaboración que me prestaron durante estos últimos tres años en que me correspondió estar a cargo de la Secretaría, por un período, y de la Vicepresidencia, por dos años. Sin su respaldo mi labor no habría sido posible. Espero haber actuado con ponderación, ecuanimidad y respeto, en otras palabras, como un hijo de la Casa de Bello. Al menos esa fue mi intención.
Muchas gracias.
Hiram Vivanco Torres
Vicepresidente
Santiago, 28 de julio de 2011.