El rector de la Universidad de Chile, Víctor Pérez, inauguró este martes el año académico 2013 de esta casa de estudios en una ceremonia realizada en el Salón de Honor de la casa central.
La autoridad académica dirigió su tradicional discurso a la comunidad académica. En esta oportunidad, la alocución, estructurada en 7 capítulos, llevó por nombre "La educación pública un derecho social de la ciudadanía".
Pérez, le dio la bienvenida a los alumnos "con el orgullo de ser la universidad número 1 en el país cualquiera que sea el indicador de productividad académica que se utilice; ubicada en el número 10 en Latinoamérica, número 23 a nivel Iberoamericano, y 421 a nivel mundial, según el ranking internacional SCimago que sólo considera la productividad en investigación".
DESAFÍO Y ESPERANZA
"Ser una o un alumno de la Universidad de Chile en el siglo XXI constituye, a mi modo de ver, un desafío y una esperanza", remarcó.
"En el primer caso, es enfrentarse a una institución educativa que lucha por su excelencia en medio de condiciones adversas; una excelencia que se construye, justamente en la interacción dialógica entre académicos y académicas y estudiantes en vistas a producir el conocimiento", sostuvo.
Agregó que "pero es un reto asimismo, para los jóvenes que también debaten su identidad entre un modelo social que concibe a los sujetos como clientes y consumidores, y las impugnaciones contra ese modo de autocomprenderse. También se encuentran en la disyuntiva de asumirse como personas que se incorporan a una universidad pública con historia, en un momento social en que la historia, precisamente ella, comienza a borrarse de los discursos para dar paso a la inmediatez de lo desechable, de lo "nuevo" como valor más que cultural, de mercado".
Pérez puso el acento en que "por otro lado, los y las estudiantes de la Universidad de Chile del siglo XXI han nacido en medio de cambios en las tecnologías de la comunicación humana y en una creciente sociedad del conocimiento, aunque en Chile distribuidas desigualmente. Han crecido en un Chile que superó una dictadura y comenzó un proceso democratizador de las relaciones sociales y de las instituciones, pero que al mismo tiempo profundizó un proyecto neoliberal en lo económico que ha naturalizado las brechas entre ricos y pobres, y junto a ello una lógica que deriva en concebir las iniquidades como parte inevitable del sistema de desarrollo".
DERECHO SOCIAL
"Los chilenos y chilenas nos encontramos hoy discutiendo, como no lo hemos hecho en al menos dos décadas, cómo queremos que nuestro país sea en el futuro, cuál es el Chile que queremos dejarle a nuestros hijos", sostuvo el rector de la Casa de Bello.
Pérez indicó que "en la superficie, lo que está en discusión es el problema de la educación pública.Pero en realidad, el problema de la educación pública es el problema de lo público de la educación, y el problema de lo público de la educación es en realidad la cuestión de cuál es la relevancia de lo público a secas".
El rector completó que "cuando lo que se discute es la educación escolar, el problema de la educación pública es su progresiva decadencia. Esta decadencia es un fenómeno observable desde hace ya varios años y tiene dos dimensiones".
"CAÍDA LIBRE"
Agregó que una de estas dimensiones es "la cuantitativa: la educación pública (municipal), en lo que a números se refiere, está en caída libre, y 2010 fue el primer año en el que la matrícula de primero básico en la educación municipal fue menor a la de la educación particular subvencionada".
Y la "otra cualitativa: la educación escolar pública está crecientemente transformándose en la educación para los más pobres. Esto no se aplica en igual medida a cada establecimiento público o privado, pero si en general: la población matriculada en la educación particular subvencionada es socialmente más diversa que la matriculada en la educación municipal, que es en general claramente más pobre".
MERCADO
Pérez se pregunta en su discurso "¿qué espacio hay para la educación pública cuando el sistema escolar se estructura conforme al mercado? La respuesta es clara: el mínimo. Hay una responsabilidad pública, cumplida por el Estado y financiada con impuestos, de dar a cada chileno una educación de mínima calidad. Cuando todos han recibido el mínimo, cada uno verá qué comprar en el mercado en adición a eso (si es que puede comprar algo)".
"Por consiguiente, la educación pública terminará siendo la educación para los que, en adición al mínimo que paga el Estado, no pueden comprar nada, y la educación particular subvencionada se segregará de acuerdo a cuánto puede pagar cada uno, y la educación particular pagada estará disponible para quienes pueden pagar sin techo. Hoy no es responsable negar que esta es nuestra situación", detalla.
Según Pérez, "estructurado conforme al mercado, el sistema escolar fue capaz de expandir su matrícula considerablemente, hasta alcanzar prácticamente cobertura completa. Pero el precio fue la segregación, la desigualdad y la mala calidad".
"SUBSIDIO MÍNIMO"
Pérez indicó que "lo que podemos observar en la educación puede ser observado en general en todas las áreas de la vida común: en salud, en seguridad social, en vivienda. El legado de décadas de entender lo público como un subsidio mínimo a quienes no pueden participar del mercado es siempre el mismo: educación y salud segregada, para ricos y para pobres, ciudades segregadas en barrios para ricos y para pobres, pensiones solidarias para un porcentaje considerable de quienes cotizaron toda su vida, para qué seguir".
Contra esta comprensión de lo público como el subsidio del mínimo a quien no puede comprar lo que necesita por su cuenta en el mercado, "hoy está surgiendo, en particular desde los movimientos sociales, una comprensión de lo público como la esfera de la ciudadanía, la esfera en la que todos somos iguales como ciudadanos. Es la esfera de los derechos sociales", sostuvo.
Pero decir de algo que es un derecho social de ciudadanía es precisamente decir que a su respecto la desigualdad y la segregación son inaceptables. Y la educación debe ser entendida como un derecho social de ciudadanía.
LIBERTAD DE ELEGIR
Víctor Pérez manifestó que "cuando se dice que en aras de la libertad de enseñanza hay que defender la libertad de las familias para elegir dónde educar a sus hijos e hijas, hoy vemos que sólo un sector minoritario de la población puede ejercer en pleno esa libertad de elección; no así las familias de los sectores medios y más vulnerables de la población, quienes no tienen la capacidad de pago para elegir libremente".
El rector de la Casa de Bello hizo hincapié en que "no estamos en contra de la educación particular ni tampoco contra la libertad de enseñanza, ellas forman parte de nuestra historia desde los inicios de la República. Sólo decimos que la ciudadanía se cansó de solicitar, y ahora exige que la educación sea un derecho social de ciudadanía, exige tener igualdad de condiciones para elegir la educación de sus hijos e hijas, y exige que los colegios públicos tengan, a lo menos, igual calidad que los colegios particulares pagados para que sean una real opción al momento de elegir".
La autoridad académica planteó que "entonces podremos hablar que en Chile existe libertad de enseñanza y libertad para elegir el colegio donde queremos que vayan nuestros hijos e hijas. La ciudadanía se cansó que en Chile la cuna y la capacidad de pago de sus padres marque de por vida las posibilidades de desarrollo de los talentos con que nacen sus hijos e hijas".
PRIVATIZAR
Pérez sostuvo que "si lo público es la provisión mínima de algo a quien no puede comprarlo por su cuenta en el mercado, entonces el "mercado" universitario aparece severamente distorsionado por la "anomalía" que significa la existencia de un sector público que no es un ghetto de marginalidad sino que agrupa a algunas de las universidades más prestigiadas y demandadas, y por consiguiente más selectivas, del sistema".
"En una comprensión de lo público como la provisión de un mínimo, la Universidad de Chile evidentemente debería ser privatizada, porque no tiene sentido que el Estado ofrezca, a quienes han recibido la mejor educación secundaria, una educación muy superior a la que puede comprarse en el mercado", planteó.
Agregó que "pero claro, privatizar la Universidad de Chile no es políticamente posible para gobierno alguno, porque la Universidad de Chile está unida al alma de Chile. Pero que no haya podido ser derechamente privatizada no niega la situación ya apuntada: su existencia es una anomalía y, para no pocos, una molestia"
"Y la anomalía se soluciona al dejar a las universidades públicas entregadas a las fuerzas del mercado, porque en ese caso es cuestión de tiempo antes de que el mismo proceso que llevó a la segregación del sistema escolar público solucione esta anomalía, por la vía de transformar a las universidades públicas en universidades que son una opción real sólo para quienes no pueden optar al sector privado", apuntó.
LUCRO
Según destacó, "la primera es que, entregadas las fuerzas del mercado, las universidades públicas han debido desarrollar estrategias de supervivencia en el contexto del mercado. Ello las ha llevado a vender servicios, con resultados variables. A partir de esto, cuando se discute sobre 'el lucro' en educación superior se ha escuchado reiteradamente la idea de que 'las universidades estatales también lucran', lo que es desde luego absurdo".
"Una cosa, que ciertamente dista de lo que nosotros querríamos, es que como las universidades públicas hoy se autofinancian conforme a las reglas del mercado, deben actuar en el mercado para financiarse; hacerlo significa vender servicios y con los resultados de esa venta pagar a quienes contribuyen a producir esos servicios. Otra cosa es que la institución se entienda como una que existe para producir utilidades económicas para sus controladores", destacó.
Pérez remarcó que "es ingenuo pensar que por el solo hecho de ser una universidad estatal, ella se va a comportar de modo significativamente diferente de otra que es privada, si ambas se financian de la misma manera. En la medida en que la universidad pública se financia principalmente conforme a las reglas del mercado, tenderá a actuar como una universidad privada. En el caso de la Universidad de Chile, el ethos público de esta universidad y la manera en que los miembros de la comunidad universitaria entienden su responsabilidad por la mantención y revitalización de la tradición de la universidad de Andrés Bello, así como la memoria de tantas luchas en defensa de la universidad, contribuyen a contrarrestar la fuerza que empuja a la institución a entenderse como proveedores de servicios al mercado".