Según datos del Departamento de Pregrado de la Universidad de Chile, en los últimos años, sobre el 40 por ciento de quienes ingresan a nuestra universidad forman parte de la primera generación de sus familias que accede a la educación superior, alrededor de un 25 por ciento proviene de regiones distintas a la Metropolitana, un poco más del 50 por ciento son mujeres, cerca del 30 por ciento estudió en colegios municipales, algo más del 30 por ciento en particulares pagados y alrededor de un 40 por ciento en particulares subvencionados, sólo por nombrar algunas de las características que dan cuenta de la diversidad de nuestro estudiantado, lo que, de alguna manera, representa la diversidad de nuestra sociedad.
Una diversidad que nos enriquece, pero que a la vez se da en un contexto social en el que la desigualdad es aún un problema pendiente, lo que plantea un reto importante para la educación superior. En este escenario, es compromiso y deber de la Universidad de Chile promover procesos formativos orientados a lograr mayor equidad entre sus estudiantes, desde una perspectiva de derechos y desde un enfoque inclusivo, que entiende la diferencia como valor que potencia la experiencia educativa de todos y todas.
Como parte de este compromiso, la Semana de la Docencia, organizada anualmente por el Departamento de Pregrado de la Vicerrectoría de Asuntos Académicos, tiene como propósito la generación de espacios de aprendizaje y reflexión de la comunidad universitaria en torno a los diferentes desafíos que tensionan la práctica docente en la educación superior. Particularmente este año, abordará los desafíos de la docencia de pregrado en contexto de diversidad, con foco en las interacciones que se producen en los espacios formativos y las aulas universitarias.
¿Por qué poner el foco en las interacciones?, porque para comprender los alcances y límites del proceso de inclusión educativa, es preciso situarse en el análisis de los vínculos intersubjetivos, pues el fenómeno de la exclusión y la reproducción de estereotipos, se produce tanto desde las condiciones estructurales como desde las interrelaciones cotidianas. Si asumimos que las diferencias se conforman siempre en interacción social, potenciarlas supone abrir espacios para que la diversidad se manifieste en un clima de confianza y respeto, libre de todo tipo de discriminación, como se expresa en nuestro modelo educativo. Ese es el desafío.
¿Cómo promover ambientes adecuados para el aprendizaje, libres de discriminación o violencia de cualquier tipo?, ¿qué experiencias de innovación educativa promueven interacciones enriquecedoras para todas y todos los estudiantes? y ¿qué estrategias de enseñanza y evaluación favorecen el aprendizaje de estudiantes que aprenden con ritmos y estilos diferentes? son algunas de las preguntas que orientarán la discusión.
Consolidar estos procesos supone un camino de transformaciones profundas en el que se conjuguen debate, acción e investigación, y en el que se involucre a toda la comunidad universitaria en múltiples niveles. En este escenario, los académicos y académicas, en su rol docente, juegan un papel fundamental.
La invitación es a continuar la discusión en comunidad, entre el 23 y 27 de julio, en la Semana de la Docencia de Pregrado 2018, para seguir construyendo juntos “una docencia universitaria inclusiva, pertinente y de calidad para Chile”.