¿Cuál es el rol de los bosques en el sistema social, económico, de cambio climático, pero también en el centro del sistema financiero global y en el origen de muchos conflictos en nuestras sociedades?
Dos visiones distintas, pero complementarias y multidisciplinares, se dieron cita en el seminario “Transdiciplina e interdisciplina como desafíos: una mirada desde los territorios forestales”, realizado el viernes 30 de noviembre en el Auditorio de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo (FAU) de la Universidad de Chile. La iniciativa forma parte de dos proyectos Fondecyt y se desarrolló en el contexto del Foro Chile Suecia, Santiago 2018, que reunió durante esa semana a más de 200 investigadores de ambos países.
El evento observó los procesos de transformación territorial poniendo el acento en las ciencias naturales más dialogantes con las sociales y profundizando la dimensión social del territorio, según explicó el profesor Enrique Aliste, Director del Departamento de Geografía de la FAU y recientemente galardonado con el Premio Nacional de Geografía.
La profesora de Geografía Humana la Universidad de Sao Paulo, Marta Medeiros Márques, expuso la visión de Brasil, dónde se producen 9,85 millones de hectáreas de monocultivo de árboles, de las que 76,2% es eucalipto y 20,6 pino, y un 35% de ellas se dedica a la producción de celulosa.
Actualmente Brasil se posiciona como el mayor productor de celulosa de fibra corta del mundo, que es extraída de la producción de eucalipto. “La tecnología de producción de eucalipto nuestra fue desarrollada en los años 50, la que permite que la gente tenga una productividad un 30% mayor que en ninguna otra parte del mundo. Esto se ve como algo muy atractivo para las empresas que actúan en ese sector, y ha favorecido la llegada de capitales extranjeros”, explica Medeiros.
“Es un sector que ha crecido mucho en los últimos años y ha traído muchos resultados económicos celebrados por el gobierno, pero también consecuencias sociales y ambientales denunciadas por los pobladores de los territorios. Los cultivos se están expandiendo y enfrentan un proceso complejo con conflictos que han de ser atendidos. Es necesario que el Estado tenga otra conducta y haga valer los derechos de esa población que no están siendo respetados”, añade la profesora de la Universidad de Sao Paulo, para quien las perspectivas del nuevo gobierno de Jair Bolsonaro en Brasil no son muy alentadoras en este sentido y podría agudizar aún más este conflicto.
Además de la producción de celulosa, otro de los elementos que tiene un fuerte impacto en la Amazonía son los sistemas financieros globales, según se desprendió de la charla “Sleeping Financial Giants? Linking Forest Biome Climate Tipping Points with Finance”, realizada por el Director Adjunto del Centro de Resiliencia de Estocolmo, Víctor Galaz.
“Nuestra investigación mira a la forma en que el dinero, esencialmente los flujos financieros y de capital, está modificando bosques claves en el mundo, como los de la Amazonía o los de Canadá, y por qué eso es importante para la estabilidad climática”, señala Galaz. “Si tienes actividades económicas que por ejemplo modifican la región amazónica, ese tipo de actividades requiere capital y ese capital proviene de alguna parte, por lo que investigamos flujos de capital de todo tamaño, quién está detrás y cuáles son las posibilidades de redirigir ese capital hacia otro lugar”, continúa.
El estudio realizado por el equipo de Galaz apuntó al papel clave que ejercen los paraísos fiscales en esta difícil ecuación. “Encontramos que una buena parte del capital proviene de paraísos fiscales como por ejemplo las Islas Caimán, lo que tiene grandes implicaciones para la transparencia financiera en el mundo”, señala, y afirma que regular los paraísos fiscales podría tener importantes beneficios medioambientales. Sin embargo, los modelos de proyecciones climáticas en el mundo no suelen tener en cuenta el rol de los gigantes financieros o de los paraísos fiscales en el clima.
Con este seminario “esperamos ofrecer una forma de comprensión del territorio que colabore a pensar políticas públicas, a mecanismos que permitan evaluar políticas públicas que se han puesto en ejercicio durante los últimos 40 años y al diseño de distintos tipos de instrumentos en el largo plazo para enfrentar lo que significa la transformación territorial, especialmente en un país como Chile, que es tan sensible al modo en que se usa los recursos naturales”, señaló por su parte el profesor Enrique Aliste. “Contamos con una especie de laboratorio que tenemos que potenciar para que nos ayude a mejorar la vida en sociedad y eso se construye con conocimiento”, concluye el profesor.