El planeta extrasolar fue hallado con el instrumento denominado Next Generation Transit Survey telescope, del observatorio Paranal de la ESO, en la zona conocida como desierto Neptuniano, “un lugar donde un planeta como éste no debiera existir”. Así lo explica James Jenkins, académico del Departamento de Astronomía (DAS) de la FCFM, quien formó parte del equipo que publicó el hallazgo en la revista científica Monthly Notices of the Royal Astronomical Society.
De acuerdo al académico “el planeta NGTS-4b tiene una masa similar a Neptuno, pero orbita su estrella con un período de 1,3 días (su año es de 1,3 días). En general dichas regiones cercanas a su estrella están desprovistas de planetas de este tipo y, por lo tanto, este objeto es un mundo raro que orbita en el desierto de Neptuno”, señaló el también investigador del Centro de Excelencia en Astrofísica (CATA).
Neptuno y sus desiertos
“El desierto neptuniano es aquella zona cercana a una estrella donde existen varios planetas pequeños y gigantes, pero donde los tipo Neptuno simplemente no existen. Este hallazgo espero que sea el comienzo de una nueva búsqueda. A mí me parece fascinante”, agregó el astrónomo.
Un planeta tipo Neptuno es un objeto compuesto por una gran masa de gas que debería evaporarse por la radiación emitida por su estrella, con temperaturas cercanas a los mil grados celcius, lo que no ha sucedido. Esto a diferencia de los planetas tipo Júpiter que se encuentran a esa distancia y que sí pueden sobrevivir, pues su enorme gravedad retiene el gas en su atmósfera.
NGTS-4b es muy denso, mucho más que Neptuno, siendo más parecido a la densidad de Marte. No es un gran gigante de gas, sino más bien un gran mundo de roca con una atmósfera llena de elementos volátiles, por lo que hay mucho que comprender acerca de su masa, el radio y densidad.
Sobre la detección del planeta
Además del observatorio Paranal, en la detección también participaron otros telescopios como el de 1 metro en el Observatorio Astronómico de Sudáfrica, el telescopio del Observatorio Las Cumbres de 1 metro -también en Chile- y el telescopio suizo de 1,2 metros en el Observatorio La Silla, ubicado también en nuestro país. La confirmación final y la medición de la masa se realizaron utilizando el telescopio ESO-3.6m y el espectrógrafo HARPS, también en el Observatorio La Silla de ESO.
El telescopio NGTS de Paranal observó la estrella durante un período de 272 noches, comenzando el 6 de agosto de 2016. Los análisis espectrales finales se realizaron el 10 de abril de 2018, por lo que se incluye el tiempo de análisis que tomó casi dos años desde el principio hasta el final.
El papel del doctor Jenkins fue interpretar los resultados, “ayudando a ubicarlo en contexto con el estado actual del campo”, señaló. Además, comenta que en siguientes observaciones esperan no sólo comprender más sobre NGTS-4b, sino también buscar más planetas en ese sistema.
El hallazgo es producto de una colaboración internacional con representantes de Reino Unido, Europa, Chile, y Arabia Saudita. Dentro de los científicos a cargo estuvieron Richard West y Edward Gillen de la Universidad de Warwick y Daniel Bayliss de Universidad de Cambridge.
La investigación fue publicada en la última edición de la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society bajo el título “NGTS-4b: A sub-Neptune Transiting in the Desert” (“NGTS-4b: Un sub-Neptuno en Tránsito en el Desierto).