Señor Director:
Esta semana, el subsecretario de Telecomunicaciones denunció en "El Mercurio" "un lobby muy fuerte" para bloquear proyectos, impedir el funcionamiento de comisiones y defender más los intereses particulares que los de la gente.Estas graves acusaciones se suman a las del ministro de Salud, que recientemente dijo que en el Congreso hay tráfico de influencias, "un lobby demasiado presente" y argumentos "inmorales" en un contexto de leyes cercadas por intereses.
Chile está siendo sacudido por denuncias e investigaciones tardías de millonarias operaciones financieras y bancarias, que benefician a unos pocos y perjudican a millones de ahorrantes, además de debilitar la institucionalidad y quebrar la fe pública.
Ya es hora de que las autoridades asuman sus responsabilidades y que el oscuro lobby sea regulado con rigor y transparencia, tanto en su actuación pública como en la privada, a través de reuniones, correos electrónicos, eventos sociales y llamadas telefónicas de lobistas a autoridades.
El lobby y su tráfico de información, influencia y dinero afectan gravemente la fe pública y la voluntad democrática, perjudicando a millones de chilenos en beneficio de unos pocos.
Víctor Pérez Vera
Rector Universidad de Chile
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