La monja de los mineros (pág. 142-143) Hija de la Congregación de la Providencia, sor María Hortensia Martínez fue Superiora del Hospital de Schwager por varios años. Vivía la intranquilidad de los enfermos y estaba pendiente de los detalles humanos. Era querida y venerada por los mineros del carbón, por el trato preferente que les daba. Desbordaba su cariño y atención por ellos. Más de una vez, encontrándose en una de las tantas casas que mantiene la Congregación en el país, llegaban hasta ella, hombres cesantes que añoraban su pueblo carbonero, la mina, y sor Hortensia se hacía cargo de la situación, de la nostalgia minera, y les pagaba el pasaje para que regresaran a la zona. Un día, enfermó, y todos los mineros estuvieron pendientes de su mal. Ella les prometió que si moría quedaría junto a ellos. Sus restos descansarían en el Cementerio de Coronel. Así fue, el día de su muerte no trabajaron los turnos, más de cuatro mil mineros, aparte de las madres y sus niños, la acompañaron al camposanto de Coronel. Sus restos permanecen en una sobria tumba y sobre la lápida se lee:
Al poco tiempo de su fallecimiento, los mineros solicitaron a los regidores de la I. Municipalidad de Coronel, que una calle de Villa Mora, llevara el nombre de la monja, lo que se acordó por unanimidad. La calle se llama, simplemente, Sor Hortensia. |