Por Soledad Bianchi

 

 

III "El entusiasmo y la buena voluntad
no bastan por sí solos"
(5).

A este desfase se agregan, por lo menos, dos elementos que contribuyen a una suerte de engaño: cuando en los primeros tiempos después del golpe militar, las prisiones se extienden a lo largo del país, la necesidad de comunicación y de guardar una cierta privacidad influyen en el surgimiento de muchos escritores que se improvisan en las cárceles: siempre sus textos valen como testimonio, sólo a veces importan por sus propiedades literarias. Después, cuando la represión sigue existiendo, pero en forma más discriminada, la crítica se hace difícil por la valentía y el riesgo que toman los artistas. En 1979, Francisco Brugnoli señalaba: "...Su carencia [de la crítica] o debilidad puede conducir a graves peligros culturales, como serían el debilitamiento de la autocrítica por parte del artista y contribuida a la pérdida de la visión cultural genérica de la sociedad, lo que a su vez provoca el chauvinismo, el mito-arte (sólo el arte hecho de tal manera tiene validez y vigencia), el mito-artista (artísta-estrella, el "único"), etc."(6). Más recientemente, Enrique Lihn decía al semanario Hoy: "...Advierto que la revista en el campo cultural es benévola con todo lo que disiente como si la cultura fuera un valor añadido a las buenas intenciones y no a la inversa"(7). Quiero decir con esto que hoy, tanto en Chile como en el exilio, no siempre prima la calidad para que la obra de un autor sea difundida. Es cierto que son muchos los factores extraliterarios que siempre han contribuido a la difusión de un artista, pero ahora, en estos momentos, las razones parecen tan atendibles que llevan a confusión y, a veces, parecería que el fin justifica los medios.

En el exilio, como decía, sucede algo similar, esta vez -casi siempre- por obra y gracia de los partidos políticos porque con la restringida concepción de la cultura que manejan que, generalmente, limitan a la canción, cuando la vaguedad se amplía, por extensión, a un parcelado Neruda que sirve para todo, se le otorga la palabra a cualquiera que desee colaborar con, por y para la solidaridad. Lo anterior es más grave si se piensa que jamás los chilenos han contado con tantas ediciones, por modestas que sean, como en el exilio. Sin embargo, y hay que decirlo, no todos pueden ser poetas aunque tengan muy buenas intenciones, homenajes importantes que rendir e injusticias inmensas que denunciar.

Refiriéndose al cuento, Julio Cortázar señala que no hay malos temas para construir un relato, pero que la dificultad reside en elaborar, en organizar, en saber decir y comunicar y darle sentido a esa buena anécdota. Lo mismo sucede en poesía porque ya pasó el tiempo en que se pensaba que el fondo primaba sobre la forma o viceversa porque, sabemos, que ambos se sitúan al mismo nivel y se complementan. Para decirlo en palabra que no son mías: "los versos no son, como creen algunos, sentimientos (se tienen siempre demasiado pronto), son experiencias"(8).

Me atrevo a hacer esta crítica porque ya en Chile se han hecho algunos reparos, pero -también- porque las carencias hay que suplirlas y si los artistas que hoy toman la palabra viven una situación desmedrada porque no pueden "respirar" el pasado, la libertad, la compañía ni la ayuda que recibieron los anteriores, algunas de estas debilidades pueden remediarse, por lo menos en parte, con el interés, la modestia, el gusto del conocimiento, la lectura, la reflexión sobre el quehacer poético... En este sentido, creo que una de las características del exilio reside en que si bien los exiliados llevan el vacío de la patria, gozan, por otro lado, del privilegio del contacto con otras culturas y, muchas veces, con otros idiomas que deberían permitir conocer otras realidades, otras artes, otras literaturas.


I Una nueva promoción

II 1973: término e inicio

III El entusiasmo y la buena voluntad no bastan por sí solos

IV Las voces comienzan a hacer camino

V El peso de una tradición

VI ¿Por qué tanta y tan variada poesía?

VII Hacia un intento de caracterización