La Sala Museo Gabriela Mistral abrió sus puertas el pasado 3 de diciembre, y desde entonces que exhibe como muestra inaugural un recorrido por pasajes de la vida y la obra de la Premio Nobel, no sólo con hitos fundamentales de su historia, sino con esas sutilezas que habían estado silenciadas hasta hace no mucho. Todo ello se articula, además, con los textos y perspectivas de “Poema De Chile”, su libro póstumo, y que nombra a la exposición.
Al inicio de la exhibición se puede advertir el título Honoris Causa que la Universidad de Chile crea para Mistral, y junto este diploma hay una pintura. En ella se ve a Gabriela desnuda, retratada de forma poco ortodoxa, sin escondrijos, y con mucha imaginería. El cuadro es de Cecilia Vicuña, artista chilena reconocida a nivel mundial con exposiciones en museos como el MoMA o el Guggenheim, quien pintó la obra en 1979, mismo año donde se le quitaron los derechos de autor de Mistral a Doris Dana, su albacea.
La propia Vicuña se emocionó al ver el cuadro dispuesto “como en un altar”, según indicó, mientras la directora del Archivo Central Andrés Bello y curadora de la muestra, Alejandra Araya, y la asesora crítica e investigadora en Mistral, Soledad Falabella, explicaban paso a paso las estaciones de “Poema de Chile, la escritura sólo acaba con la muerte”.
La artista, quien está radicada en Nueva York desde la década de los 80's, había venido a la Casa Central antes de la instalación de la muestra, y recordó junto a Araya y Falabella que “lo que yo sentí cuando vine al espacio vacío, escuchándolas a ustedes, es que Gabriela Mistral las había soñado a ustedes, y que ella pedía, exigía desde la tumba que esto sucediera”.
Este año, Cecilia Vicuña está cumpliendo 50 años de carrera “y su visita nos permite como Universidad reconocerla y recuperarla como parte de nuestra comunidad en tanto egresada de la Universidad de Chile”, contó la directora del Archivo Central, para quien existen concordancias claves en la forma en la que quería que se dispusieran las piezas de la exposición, “interpelar las lecturas heredadas y oficiales respecto de su figura y volver a leerla como artista, como mujer poderosa e incidente con su palabra en el mundo. Nuestro homenaje a Mistral se articula desde otras maneras de leer, de tramar, de pensar, de situar y de vincular a las mujeres a un contexto que les pertenece, que nos pertenece al igual y de igual a igual con los hombres”, puntualizó Alejandra Araya.
La vicerrectora de Extensión y Comunicaciones, Faride Zeran, agradeció a la artista por su donación y su intención de relevar la figura de Mistral, e indicó que “Cecilia, en su calidad de artista vanguardista de enorme trayectoria, sabe el lugar que debería ocupar la Premio Nobel, un lugar que, extrañamente, aún no le da el mundo artístico en Chile. La Mistral es un hito para Chile no sólo por haber sido la primera y la última mujer latinoamericana en obtener el Nobel, sino que también por su calidad como ensayista, poeta, educadora y feminista. A pesar de todo esto, sigue siendo una gran desconocida para el gran público y, más preocupantemente, para la crítica intelectual”.
La artista sentía que esto “era algo mandado, pedido, exigido, porque eso era así, y sentí la misma energía que me mandó a mi a hacer ese retrato porque es tan horrorosa la forma en que Chile ha castrado, borrado, eliminado, y ha llevado a la sumisión lo que ella propone. Entonces ello sólo puede resurgir con el dolor, con la lucha de las mujeres como ustedes. Me sentí totalmente partícipe de esta cripta, de este lugar sagrado, tal como ella lo hubiera sentido”.
Luego de ello, Cecilia Vicuña explicó que cuando pintó el óleo “quise pintarla como ella exigía ser vista, y hay un poema de ella, ‘Sol del Trópico’, donde dice cosas increíbles” que fueron recogidas casi al pie de la letra desde muchos versos en la pintura, tales como “Desnuda mírame y reconóceme, / si no me viste en cuarenta años, / con Pirámide de tu nombre, / con pitahayas y con mangos, / con los flamencos de la aurora / y los lagartos tornasolados”.
Para Alejandra Araya, la visita y los comentarios de la artista respecto a la muestra son muy valiosos. “Cecilia Vicuña nos permitió, generosamente, exhibir un facsimilar de su pintura "Gabriela Mistral" porque para ella esa obra la ligaba con Chile en un momento difícil para los artistas, para las mujeres feministas y para ella, en tanto su obra no fue comprendida en su momento y hoy forma parte de su trabajo en color altamente cotizado y valorado en los circuitos del arte contemporáneo”, aseguró Araya.
Vicuña se emocionó con los detalles en la muestra, tales como el rescate de la palabra muy propio de la escritura de Mistral, o el brsero que usó en el Liceo N° 6, del cual fue directora, así como también con el registro del velorio de la poeta, filmado en el Salón de Honor de la Casa de Bello. Coincidentemente, Margot Duhalde, primera mujer piloto de nuestro país, y pionera en la aviación en Latinoamérica, visitaba la muestra, y ambas compartieron anécdotas de Mistral en Europa.
"Es muy increíble que esa magnífica voz sea apagada porque nadie quiere oír. Ella termina de forma impactante este poema: Y otra vez íntegra incorpórame / a los coros que te danzaron, / los coros mágicos, mecidos / sobre Palenque y Tihuanaco. Esa línea busca la incorporación al todo, lo que somos todos nosotros", finalizó Vicuña su visita cargada de simbolismo y recogimiento ante la demostración tan patente en un espacio tan cuidado de la figura de Gabriela Mistral.