La fruticultura lidera la exportación de alimentos en Chile, no obstante, son múltiples los desafíos que se presentan al momento de comercializar los frutos hacia destinos alejados, ya que poseen cortos períodos de vida post cosecha e involucran el uso de fungicidas sintéticos para el control de infecciones por hongos. Hoy, gracias a una tecnología cuya creación fue liderada por investigadores de la Universidad de Chile, esta industria podrá beneficiarse significativamente.
Se trata de la innovación “Bioenvases a partir de quitosano y quínoa”, consistente en el desarrollo de películas compuestas por proteínas de estos productos, caracterizadas por ser resistentes al movimiento y adherirse eficientemente a la fruta sin alterar sus propiedades originales, además de obtener una barrera antimicrobiana que permite aumentar la vida útil de frutas frescas y mínimamente procesadas.
“Esta invención cumple con los estándares mundiales que actualmente se exigen para reducir la contaminación por el uso de envases y plásticos sintéticos para la distribución de alimentos. No sólo evitamos los períodos cortos de madurez y senescencia en frutillas, arándonos y tomates cherry de exportación, sino también se logra la protección contra agentes externos”, señaló la directora del proyecto y académica de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas, Lilian Abugoch.
Desde 2013, el mercado de biopolímeros –macromoléculas presentes en los seres vivos- utilizados en la industria del packaging superó los 2 billones de dólares, proyectando una tasa de crecimiento anual de un 15 por ciento hasta el 2020, al reemplazar envases derivados del pétroleo. Asimismo, la exportación nacional de arándanos y frutillas nacional se ha posicionado entre las líderes mundiales durante la última década, brindado oportunidades para el uso de esta tecnología a gran escala.
Tras los resultados obtenidos ante la elaboración de un prototipo de laboratorio y su fase de prueba, se hizo una publicación científica en la Revista “Food Hydrocolloids” y se presentó una solicitud de patente que aún se encuentra en tramitación. “Esta tecnología es prometedora para el mercado de exportación chileno, pues el uso de los recubrimientos que hemos desarrollado ha permitido el aumento de la vida útil de frutillas y arándanos en un 50 por ciento, la disminución de pérdida de peso durante el almacenamiento, una mejora en su textura y una reducción significativa en el crecimientos de hongos y levaduras”, agregó la profesora Abugoch.
Aplicaciones para la industria cosmética
De acuerdo a la ejecutiva de la Unidad de Transferencia de la Vicerrectoría de Investigación y Desarrollo (VID), Giselle Miranda, “esta iniciativa abre nuevas oportunidades para sus investigadores, pues no sólo otorga soluciones en la industria frutícola nacional, sino que también podrá extenderse hacia aplicaciones cosméticas. Se postuló a un “FONDEF IDeA en Dos Etapas” para hacer un envase que pueda ser impreso en 3D, fomentando la realización de prototipos más económicos. Además, se sumaron empresas para que llegue de manera efectiva al mercado: Coexpan Chile S.A, dedicada a envases; y Atlantis ltda., que exporta berries y provisiona quitosano a partir de la pluma del calamar; siendo una fuente que nunca había sido considerada en el país”.
La tecnología, en alianza con la empresa N-Active, proyecta nuevas aplicaciones en la industria farmacéutica y cosmética, donde desarrollará sistemas de nano encapsulamiento, films para ser usada como máscaras o parches con ingredientes incorporados y también podrá utilizarse de forma más personalizada dado que los biopolímeros pueden manejar ciertas formas físicas e incorporar ingredientes activos que brinden diversas propiedades.