A pesar de los comprobados beneficios nutricionales y de salud que genera el consumo de frutas y verduras, a nivel global estamos entre un 20 y un 50 por ciento por debajo de la ingesta mínima recomendada por la FAO y la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Justamente es este escenario el que investigadores y expertos del INTA de la U. de Chile quieren revertir pero no sólo desde la realidad local. Integrantes del Programa 5 al día de dicho organismo –a partir del Grupo de Países de América Latina y el Caribe (GRULAC)-, están trabajando y haciendo gestiones en organismos internacionales para adelantar que el Año Internacional de las Frutas y la Verduras se desarrolle el 2021, y no el 2026 como está agendado.
“Chile se está liderando la solicitud a las Naciones Unidas a través de la FAO de que se nombre y se adelante esta fecha para poder sensibilizar a la opinión pública y a los gobiernos sobre por qué consumirlas”, explicó Isabel Zacarías, académica del INTA.
¿Por qué tanto apuro? Los índices de obesidad y el impacto en la mortalidad mundial son elocuentes. En primer lugar, “la obesidad está aumentando a nivel global y especialmente está aumentando en los países en desarrollo y en los más pobres”, como advirtió el profesor del INTA, Fernando Vío.
En nuestro país, dice, la situación es crítica: “Chile está liderando en el mundo el tema de la obesidad. Estamos sólo después de Estados Unidos que tiene 39,6 por ciento de obesos, mientras que nosotros tenemos 34.4 por ciento y eso es algo absolutamente inaudito. Además, si le agregamos el sobrepeso, tenemos 74,2 por ciento”, detalló el investigador.
Por otra parte, el consumo reducido de frutas y hortalizas es uno de los 10 principales factores de riesgo de mortalidad en todo el mundo; y de acuerdo al “Global Burden of Disease Study”, anualmente 3,4 millones de fallecimientos pueden atribuirse a un bajo consumo de frutas y 1,8 millones, a dietas pobres en hortalizas.
Chile: una paradoja
En cuanto a nuestra realidad local, estamos frente a una paradoja según el profesor Vío. Esto porque “somos top one en el mundo en exportación de frutas, y en el país el consumo es muy bajo”.
“Sólo el 15 por ciento de la población chilena consume 5 porciones de frutas y verduras al día, que es el mínimo. Eso significa que la gente está comiendo en Chile 1 o 2 porciones de frutas y verduras diarias, cuando debería comer a lo menos 5”, agregó el especialista.
A esto se suma otro récord: “somos los principales consumidores en el mundo de bebidas gaseosas azucaradas, superamos a México y a Estados Unidos. En todas las casas, por pobre que sea, existe una bebida gaseosa”. Además, somos el segundo país consumidor de pan después de Alemania.
Este es otro punto destacado por el facultativo: “una bebida gaseosa pequeña vale 600 pesos, y una gaseosa grande vale más de 1000 pesos, mientras que un kilo de plátano, que es importando, vale entre 600 y 700 pesos en las ferias libres. Un kilo de manzanas y de ciruelas también: o sea, el kilo de frutas vale lo que vale una bebida pequeña y la mitad de lo que vale una bebida gaseosa grande”.
Estas prácticas están entrelazadas en la dimensión social y cultural, motivo por el cual resulta clave el rol de los gobiernos. Es importante su participación, señaló la doctora Zacarías, “porque hay que invertir en campañas publicitarias, en bajarle los precios y disminuir los impuestos a los alimentos más saludables –en este caso, frutas y verduras-, hay aumentar la producción, que también sea sustentable, además de evitar las pérdidas de alimentos”.
Respecto a este último punto, se estima también que un tercio de la producción de alimentos destinado al consumo humano se pierde, los cuales corresponden a nivel mundial a 1.300 millones de toneladas. De eso gran parte son frutas y verduras.
Salud y sustentabilidad
Si bien las frutas y hortalizas contribuyen considerablemente a la nutrición y salud humanas, otro factor a considerar es el rol que este rubro tiene en la seguridad alimentaria y en la generación de ingresos y empleos para los pequeños productores y los agricultores familiares.
A esto se suma otro dato no menor: la ingesta de estos alimentos es clave para prevenir enfermedades crónicas no transmisibles como las cardiopatías, el cáncer, la diabetes o la obesidad. Al respecto, como explicó el profesor Vío, “cuando se consume más fruta y verdura se desplaza y se consume menos los alimentos con alto contenido calórico de grasa, azúcar y sal, por lo tanto disminuiría la obesidad”.
Así, si bien impulsar el adelanto de esta conmemoración es un proceso muy largo, los expertos del INTA han seguido gestionando este cambio, esta vez de la mano de organismos públicos como el Ministerio de Agricultura.