En el marco de la conmemoración del Día Internacional del Trabajador y la Trabajadora, investigadoras RedEn de la Casa de Bello, reflexionaron en torno a las actuales condiciones a las que se enfrentan las personas mayores en el mercado laboral chileno. Dentro de ellas, alertan las irregularidades en sus contrataciones y el trato discriminatorio hacia el grupo etario.
De acuerdo con datos otorgados por Instituto Nacional de Estadísticas (INE), las personas mayores cuentan con un rol cada más preponderante en el mercado laboral. Esto se debe a que muchas y muchos de ellos se ven obligados a continuar trabajando para aumentar sus ingresos y cubrir sus necesidades básicas.
Así lo reporta su Encuesta Nacional de Empleo (ENE), pues las personas sobre 65 años pasaron de representar el 4,3% de las y los trabajadores en Chile, al 6,2% en menos de 10 años. De ellas, 124.235 pertenecen al sector privado, mientras que 117.499 son trabajadores independientes. En su desglose, una alta tendencia se ubica en áreas del comercio (66.754 personas), agricultura (36.520 personas) y en la industria manufacturera (27.559 personas).
Ante este preocupante escenario, las investigadoras de Reden reflexionaron sobre este problema país, caracterizado por la explotación laboral, precarización en remuneraciones y escaza estabilidad.
El jefe de la Unidad de Redes Transdisciplinarias de la VID, Pablo Riveros, enfatizó que, en esta realidad “2 de cada 3 trabajadores gana menos de $500.000 y en el sector público, la gran cantidad de trabajadores a honorarios da cuenta de las condiciones de inestabilidad que existen en el país. Todo esto en un escenario de inflación donde se golpea fuertemente a las y los trabajadores de menores ingresos”.
Alto costo de vida y bajos ingresos
El principal motivo para postergar la edad de jubilación o volver a reintegrarse al trabajo luego de pensionarse, responde a las necesidades económicas que mantiene la población mayor en Chile. Ante esto, desde RedEn sostienen que el gatillador de este escenario es el sistema de pensiones.
Desde esta red, la académica de la Facultad de Medicina e integrante del Instituto de Salud Poblacional, Alejandra Fuentes-García, problematizó ante el actual costo de vida presente en el país. “Esto puede tener muchas implicancias para el diario vivir de las personas adulto mayores, ya que les restringe en temas de alimentación o en salud, al no poder comprar los fármacos necesarios para patologías, o hasta no poder dedicar dinero a actividades de ocio”, afirmó.
También desde RedEn, la académica de la Facultad de Ciencias Sociales y antropóloga, Paulina Osorio, recalcó la situación que enfrentan las personas al jubilarse, recibiendo muchas veces, menos de la mitad de los ingresos que percibían antes de ello. “Las personas mayores se ven muy afectadas, por lo que acuden a ciertas redes de apoyo. En este sentido, la familia es quien sostiene situaciones de mayor vulnerabilidad”, explicó.
Por su parte, Riveros reflexionó sobre el escenario macro de la situación. “Más allá de que existan personas mayores que piensan en espacios de desarrollo y de realización personal dentro del mundo laboral, la discusión no puede evadir la situación de las bajas pensiones y las condiciones de precarización que viven las personas mayores en Chile”.
Irregularidades y discriminación: Condiciones laborales que enfrentan personas mayores
El escenario laboral que enfrenta esta población tampoco es el ideal ya que, al estar en condición de jubilación, las personas mayores dejan de recibir beneficios y seguridad social. Al respecto, Paulina Osorio sostuvo que “muchas veces las condiciones laborales son precarizadas porque el modelo productivo está pensado para dar beneficios a aquellos trabajadores que están en edad para estar insertos”.
A su vez, Alejandra Fuentes-García recalcó las irregularidades que se pueden presentar ante estas condiciones, ya que, “muchas de las personas no trabajan por contrato y también la legislación que tiene Chile no les cubre de los beneficios sociales, por lo que existe el desafío del mercado laboral de considerar, en términos demográficos, el envejecimiento poblacional”.
Además, la irregularidad laboral está acompañada muchas veces por un clima de discriminación al interior de los espacios de trabajo. Para Pablo Riveros, “las personas que siguen trabajando después de su edad de jubilación están obligadas por su condición socioeconómica y muchas veces sufren discriminación al interior de sus espacios de trabajo, lo que se transforma en segundas formas de vulneración de derechos”.
La docente de la Facultad de Medicina también sostuvo la estigmatización que existe sobre este grupo etario, quienes se ven expuestos a sufrir rechazo de parte de las instituciones o en el clima laboral. “Si analizamos la cultura que tenemos, el ‘capacitismo’ es algo que se valora mucho y las personas mayores pueden sufrir discriminaciones en sus espacios laborales por el hecho de ser un lugar donde ‘no deberías estar’ o ‘estás vieja para estar aquí’”, sostuvo Fuentes-García.
Articulaciones como un aporte
Desde la articulación de los distintos conocimientos y disciplinas, las y los investigadores de Reden sostienen que pueden ser un aporte al abordaje de la situación que viven diariamente miles de personas mayores.
Ante esto, Riveros enfatizó que es necesaria “la construcción de una visión multidimensional, lo que no sólo se traduzca en el levantamiento y la precisión cuantitativa entre el costo de la vida y los ingresos de personas mayores, sino en las consecuencias físicas, psicológicas y de bienestar social asociados a estas condiciones”.
Para esto, la académica de Medicina recalcó que es necesaria una participación efectiva de las personas mayores que les dote de decisión dentro del diseño e implementación de las políticas públicas. “Esto implica poner un enfoque de derechos y poner en práctica la convención interamericana de derechos humanos, a la cual Chile se adscribió desde el 2015”, mencionó Fuentes-García.
Sin embargo, para la académica de Ciencias Sociales, la estructura del sistema es una determinante que se debe abordar para encontrar soluciones materiales a la realidad de la población mayor. “Cómo se visualiza la trayectoria laboral a lo largo de la vida, es un tema estructural que hay que atacar, haciéndonos cargo como sociedad del momento en que se deja de ejercer. Que la situación de dejar el mercado laboral se traduzca en un derecho y no en un problema como es hoy”, concluyó Osorio.
Finalmente, el jefe de Redes Transdisciplinarias recalcó la importancia que tiene el trabajo desde la academia, el cual, a través de “las distintas voces y disciplinas, permiten recomendar y establecer no sólo un diagnóstico, sino respuestas que permitan nuevos abordajes y formas de desarrollo productivo, las cuales consideren las dependencias y precarizaciones que hoy se viven”.