"Sonia Montecino ha trabajado hace muchos años con nosotros y, junto con ser antropóloga y catedrática de la Universidad de Chile, ha sido visionaria en al campo de la gastronomía y asumió la misión de preocuparse de la cultura en torno a ella. Ella, al investigar e historiar, ha hecho lo que nosotros -como cocineros- no habíamos hecho. Ella ha sido una precursora y nos ha motivado a estudiar, investigar y continuar trabajando con la gastronomía chilena. Ella ha sido un pilar fundamental en eso".
Así lo expresó el Presidente de la Asociación de Chefs de Chile, Guillermo Rodríguez, al conversar con UChile.online sobre el reconocimiento que desde hace un año comenzó a entregarse a personalidades externas al club.
"El año pasado el premio se lo dimos a la Presidenta de la República, Michelle Bachelet, y la segunda persona que hemos decidido premiar es a Sonia. Ella es muy importante dentro de nuestra comunidad y necesitábamos reconocérselo. Como cocineros hemos sentido que nos ha ayudado y motivado para seguir estudiando. Si nos comparamos con países como México, Perú o incluso otros lugares de Latinoamérica vemos que sus sociedades se han preocupado de estudiar la identidad detrás de las comidas. Con el trabajo de Sonia hemos tomado conciencia de que tenemos que seguir historiando", agregó el representante de los Chefs de Chile.
La ceremonia de entrega se llevó a cabo el viernes 14 de enero en el Templo Votivo de Maipú. El espacio adjunto a los primeros muros levantados por O'Higgins y San Martín fue el lugar escogido para festejar la Gala de "Les Toques Blanches". Se trató de la octava versión que estuvo dedicada a la "Cocina con Historia", pues -haciendo honor a su oficio-, la Asociación de Chefs de Chile celebró este acto en torno a la mesa.
Cerca de 450 comensales disfrutaron de un cóctel con siete variedades de sabores nacionales, una cena de tres tiempos que recorrió tradiciones chilenas y bajativos representativos de nuestro país, producto de una investigación que, en palabras del Chef anfitrión, Álvaro Barrientos, "buscó crear un menú lleno de historia, magia y sabores que al destapar la olla, los impregnara a ustedes de quienes somos nosotros los chilenos".
El acto contó con la presencia del Rector Víctor Pérez Vera y del ex Presidente de la República y profesor Emérito de la U. de Chile, Ricardo Lagos.
El acto de comer incorpora al cuerpo significados y emociones
"Agradezco con verdadero regocijo el reconocimiento que esta prestigiosa Asociación de Chefs, liderada por Guillermo Rodríguez, me otorga esta noche. Para una investigadora y escritora que ha dedicado gran parte de su vida a desentrañar los pliegues, sinuosidades y profundidades de la cultura nuestra, un gesto como el que ustedes trazan es un honor en el sentido que esta palabra tiene de un obsequio, de un agasajo, que recibo por parte de quienes entienden la cocina como un arte, pero sobre todo como el juego permanente entre memoria y creatividad".
Con estas palabras, la Vicerrectora de Extensión y Comunicaciones Sonia Montecino, recibió el premio, materializado en un "tesoro vivo" pues en nombre de la comunidad de Chefs, Guillermo Rodríguez le hizo entrega de un tapiz confeccionado por "las Tejedoras de Chapelco, teñido con raíces, hierbas y verduras, de manos de estas mujeres, patrimonio de la humanidad. Un regalo muy especial para ti".
Dirigiéndose a los comensales, Sonia compartió su experiencia junto a esta asociación. "He aprendido de ellos las posibilidades de la gastronomía como acción y política cultural, su apertura a los diálogos interdisciplinarios, sus búsquedas en terreno, sus apuestas pedagógicas y educacionales".
"En la mano antigua de las mujeres que han sido las gestoras de las técnicas de cocina y en las de los y las profesionales dedicados a ella, hay siempre un relato que torna a la preparación en símbolo, en historia de una comunidad, de una familia, de un sujeto. Comer no es simplemente nutrirse sino sobre todo incorporar al cuerpo significados y emociones. Eso es precisamente lo que me ha interesado instalar, cuáles son los símbolos que se vinculan, resaltan y definen a nuestro sistema culinario como diferente", explicó.
Finalmente, la profesora Montecino agradeció a las personas que han trabajado con ella en sus libros, a sus seres queridos y el rol que han tenido en su historia personal, así como también el apoyo y compañía de grandes personalidades públicas chilenas.
"Quiero dar las gracias al Rector de la Universidad de Chile que hoy me ha acompañado, junto a nuestro querido ex Presidente Ricargo Lagos y Luisa Durán. Quiero agradecer por confiar en la mano de una Vicerrectora que investiga, cocina, escribe. Y por entender que la Universidad, la academia, sin materias sensibles que la hagan dialogar con el medio, no tiene vida".
Los sentidos de la cocina para las mujeres
El estudio de la antropología culinaria se abrió su propio camino al interior de las investigaciones de Sonia Montecino.
En conversación con UChile.online, la académica compartió las motivaciones que la llevaron a formalizar esta línea de indagación.
"Llevo alrededor de siete años investigando temas relacionados con la cocina, desde la perspectiva de la Antropología Culinaria, que también puede llamarse Antropología de la Alimentación. El interés nació por dos cosas: En todas mis investigaciones en terreno siempre hubo un vínculo obvio con la cocina. Porque uno está conviviendo con la gente tiene que comer las cosas que la gente come. Y ahí uno empieza a preguntarse y cuestionarse sobre las diferencias y similitudes. En segundo lugar, como yo me dedico a los estudios de género el tema de la reproducción del mundo doméstico era algo que está siempre presente", explicó.
"Estas dos entradas hicieron que me diera cuenta de que no había un desarrollo de esta investigación como sí ocurría en otros países de Europa, como España y Francia que tiene un desarrollo potente de la Antropología de la Alimentación. En América Latina, en tanto, se destaca México, Perú. En Chile no había ninguna investigación ni desarrollo sobre este campo", observó la académica.
"En Chile ha habido mucha investigación desde el punto de vista de la nutrición, la obesidad, las enfermedades asociadas, pero no una investigación social y su asociación simbólica".
Así comenzó -con el apoyo de un proyecto FONDECYT- la observación empírica de la cocina como un lenguaje social.
"No solamente nos interesaba el tema del comer o las técnicas de preparación de los alimentos, sino que estudiar el tema siguiendo una postura estructuralista (si tú estudias las estructuras de la cocina, puedes comprender cómo se producen las relaciones sociales y conocer el lenguaje con que la sociedad se expresa). Partí de esa perspectiva, además de una perspectiva de género que yo siempre he cruzado".
Comenzaron los viajes al norte, la zona central y al sur para recopilar "cuáles son los sentidos de la cocina en las distintas clases sociales y los sentidos de la cocina para las mujeres".
"Se supone que en nuestra sociedad hay un cambio en términos de que las mujeres ‘salen al mercado laboral' y la cocina -que era su antiguo espacio- se ve deprimido. En las investigaciones me di cuenta de que en realidad no era así y que las mujeres seguían en la cocina. Los hombres, cada vez más, están preparando alimentos pero en ocasiones especiales y en determinados momentos como los asados", describió la profesora Montecino sobre el análisis de género en torno a la cocina.
Cocinando en la Isla
Otro de los tantos proyectos realizados por la académica tuvo como destino Isla de Pascua, "tratando de desentrañar la historia de Rapanui a través de la cocina".
"En un proyecto Anillo de Conicyt, que se nos termina este año, trabajamos en las formas en que se construye el mundo doméstico y las genealogías culinarias. O sea, cómo se van transmitiendo los saberes femeninos a través de la cocina y cómo las mujeres encuentran ahí una especie de identidad familiar, que a veces va por el lado de las abuelas o por el lado de las madres", precisó.
"En resumen, es conocer la evolución del saber que pasa primero por lo mimético, lo que se aprende mirando, luego el tema del cuaderno, los libros, la radio, la televisión internet... finalmente uno se va dando cuenta que no desaparece y eso es muy interesante porque se sigue reproduciendo", finalizó.
Esta distinción se suma a la realizada recientemente por el premio Gourmand World Cookbook Awards 2010, en la categoría de Best Culinary History Book por el libro "Fuegos, Hornos y Donaciones" de la antropóloga (sobre Isla de Pascua). Este reconocimiento le permitirá a la publicación, que cuenta con el auspicio del Ministerio de Agricultura, a través de FIA y el Comité Agrogastronómico, participar del Gourmand Best In The World que se llevará a cabo en París el próximo 3 de marzo.