"1 cm² surgió a partir del concepto de paisaje. A principios de la década del 90, cuando todavía estaba pintando, empecé una línea de trabajo que se llamó Paisajes Marginales, donde se produjo el problema de la abstracción y la reflexión en torno a qué significa paisaje en términos perceptivos y conceptuales. Entonces, reduje el paisaje a una medida mínima en la relación de uno con su entorno, apareciendo 1 cm²", explica Rainer Krause sobre el origen del título de esta publicación perteneciente a la Colección Relatos Visuales del Ediciones Departamento de Artes Visuales.
Esa medida mínima derivó luego en una serie de reflexiones sobre la relación entre paisaje/individuo y paisaje político, las que surgieron a partir de las experiencias de este artista en los tres países en que ha vivido: "como ciudadano crítico en mi país de origen, Alemania; como 'comunitario' en España, país que es miembro de la Comunidad Europea pero en el que fui un extranjero; y abiertamente como extranjero en Chile, aunque es en este país en el que he vivido casi la mitad de mi vida", cuenta este académico que, a partir de esas reflexiones, realizó distintas acciones de arte y una serie de collages que llevaron por nombre 1 cm².
"La primera de estas intervenciones la hice en Valparaíso en el año 2001, cuando se postuló a esa ciudad como Patrimonio de la Humanidad. Allí repartí por primera vez flyers con la frase 1 cm² de Patria y pegué afiches que tenían un troquel de 100 cm² con la misma frase impresa. Luego, cuando fui a España, el tema ya no era el paisaje sino más bien la noción política que ellos tienen del país, cuestión que es muy complicada porque las regiones tiene una autonomía mucho más fuerte que en Chile, produciéndose un conflicto al interior de España. Entonces surgió la idea de trabajar con la noción política del país, que en el caso de España es Nación", explica.
¿En qué se tradujo ese trabajo en torno a la noción política en España?
La idea era hacer acciones en diferentes regiones de España, donde hubiese conflicto con el término Nación. Por eso imprimí cuatro flyers en cuatro lenguas diferentes que contenían la frase 1 cm² de Nación. Los primeros estaban en español y fueron repartidos en Ceuta, un enclave español en territorio marrueco que es muy conflictivo porque es la entrada de inmigrantes legales e ilegales a Europa. En ese enclave, que tiene un muro alrededor que se parece al muro de Berlín, los árabes del lugar se identificaron mucho con el flyer porque ellos tratan como su nación a España, mientras la relación con los españoles fue bastante distante. Una situación muy diferente se dio en Gibraltar, una colonia inglesa en territorio español donde repartí el mismo flyer pero con la frase en inglés. Allí se produjo un conflicto fuerte y la policía me prohibió seguir con la acción. Ése fue un error mío porque la medida básica en Inglaterra no es el centímetro, sino el inches, entonces creyeron que era una burla por el tamaño de Gibraltar y una manifestación española de recuperación de Gibraltar. La tercera acción fue en Bilbao, donde la frase estaba en euskera, la lengua del País Vasco. Ahí hubo una reacción muy positiva porque el sólo hecho de que alguien reparta en la calle algo escrito en euskera era un signo de simpatía ante el anhelo de autonomía del País Vasco. La última intervención fue en Cataluña, en Barcelona, y estaba escrito en catalán. Allí prácticamente no hubo reacciones porque no había mucho conflicto. Esas acciones fueron grabadas y editadas para luego ser exhibidas en Barcelona, en una exposición que se llamó 1 cm² de Nación, acompañadas de cuatro pequeñas intervenciones en las paredes de 1 cm². A partir de esas acciones fue que surgió una serie de collages realizados con recortes de diarios que tenían siempre 1 cm² recortado.
Como las imágenes de su libro 1 cm², cuyas 180 páginas están intervenidas por un cuadrado de ese tamaño.
Bueno, la ubicación del cuadrado, al igual que en libro, era muy precisa en esas imágenes. La diferencia es que en esos collages no sólo eran fotografías, sino también fragmentos de textos, dibujos y caricaturas, pero claramente ése fue el concepto y la base para la creación de este libro.
¿Qué lo motivó a trasladar este proyecto al formato libro?
Cuando se cambia el soporte se cambia la lectura. Con las acciones de arte se produce una relación puntual con el entorno: la cosa gráfica se aprecia en un entorno más bien estético, donde se reflexiona sobre las propias experiencias. El libro, en cambio, tiene un principio y un fin porque uno cuenta una historia que comienza en la primera página y termina en la última. Por lo tanto, el orden de las imágenes cobra una importancia que en los trabajos anteriores no tenía, y hay un punto de vista en esto, que es el mío.
Este libro se divide en tres partes, 1 cm² de Patria, 1 cm² de Nación y 1 cm² de Heimat, respectivamente. ¿Qué caracteriza a cada uno de estos capítulos?
Heimat es una especie de narración temporal que empieza con una fotografía mía de niño, luego vienen otras fotografías, incluidas algunas familiares, tarjetas postales, recortes de libros de la historia de Alemania, entre otras. La verdad es que es una narración lineal en el tiempo. Muy distinto es 1 cm² de Patria, que se vincula a la actualidad de Chile, a cómo veo el paisaje político hoy en día, desde la política propiamente tal hasta conceptos culturales, como la bandera chilena. 1 cm² de Nación es más bien un recuerdo de cómo me sentí y relacioné en España.
¿Las imágenes del libro son las mismas que utilizó en sus collages?
Algunas, pero la mayoría están seleccionadas especialmente para el libro.
¿Bajo qué criterios las seleccionó?
La verdad es que la idea de un libro me rondaba desde hace años, por lo que he recolectado imágenes de diarios desde hace mucho tiempo sin saber muy bien para qué. En España, por ejemplo, guardé fotografías que tenían, según yo, algo muy típico de España, pero a veces sólo las elegía porque me gustaban. Al final, cuando ya tenía muchas fotografías, me di cuenta de que había cierta lógica entre éstas, por ejemplo, imágenes de banderas, de la problemática de los inmigrantes, de los conceptos legal e ilegal, del conflicto del País Vasco con la ETA, o de la contaminación ambiental a través del petróleo, entre otros.
¿Y en el caso de Patria?
Cuando uno vuelve de otro país -en este caso, desde España a Chile- se vuelven mucho más agudas las diferencias. Por ejemplo, aquí la relación de la ciudadanía con su país es distinta a la de España, y los contrastes son otros también. En España las ciudades están en todas partes y no existe esa extensión rural o natural que hay en Chile. Aquí la calidad de la vida es otra y aunque España es un país latino, también es un país de la Unión Europea donde las cosas deben funcionar muy bien y ser precisas. En Chile es todo más relajado y, en cierto modo, en el ámbito cultural se puede hacer mucho más con menos problemas y menos plata. España funciona mucho más a través del dinero, aquí es a través de esfuerzos propios.
¿Cómo se traduce en el libro esto que dice?
Obviamente es mi punto de vista, y el libro no tiene ninguna intención de ser objetivo respecto a qué es lo que le importa a los chilenos. 1 cm² de Patria empieza con una fotografía de Piñera ya elegido como Presidente, mirando un cuadro de Roberto Matta en el Palacio de Gobierno. Para mí, esa imagen tiene que ver con la Patria y con una cierta identificación respecto a expresiones culturales. Matta vivió poco en Chile y se fue porque no había futuro, pero los chilenos lo asumen como propio sólo porque nació aquí. Eso es muy típico y se repite con Gabriela Mistral y Violeta Parra, por ejemplo, que fueron reconocidas en Chile sólo una vez que las habían reconocido afuera. Y esa imagen, donde Piñera se ve alejado del cuadro porque de otra forma no lo puede apreciar, para mí también tiene que ver con que la política es distante del arte y no le preocupa demasiado. Si bien eso está cambiando, aquí se tiene la impresión de que el arte es problema del artista y que el financiamiento corre por cuenta de los privados. Es cierto que finalmente se puede postular al Fondart, la única instancia estatal que se preocupa del arte, pero, en general, ni el Estado, ni el Gobierno, ni la ciudadanía, asumen como propio el arte y la cultura. No sé si esto es típicamente chileno, de hecho, lo más seguro es que en otros países también suceda, pero quizás en esos otros países, el Estado asuma que el arte es algo que hay que fortalecer porque es parte de la identidad del país, de la Patria. Las otras imágenes corresponden a paisajes variados, entretenidos, majestuosos, fantásticos. Eso, en contraste con paisajes puntuales de Santiago, como una cancha de golf y una población de mediaguas, terminando con una fotografía de un pedazo de carne que, para mí, se identifica con ciertos hábitos de los chilenos.