Estudiantes y profesores del Instituto Nacional Barros Arana, junto a un puñado de autoridades locales asistieron a la inauguración del primer parque para la práctica de gimnasia callejera que se construye en un liceo público de Chile. Días antes aquella inauguración un grupo de estudiantes del Taller de Ingeniería Industrial I de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas habían ingresado al emblemático liceo con un camión que cargaba un montón de barras y materiales de construcción, y luego de tres días de trabajo, estaba en pie la tarea encomendada por sus profesors: una iniciativa de tipo social, sin ningún tipo de financiamiento académico, al que nombraron Workout Point.
“Quisimos hacer un proyecto que durara en el tiempo y fuera accesible. Investigando encontramos esto de la gimnasia callejera y se nos ocurrió hacerlo”, cuenta Simón Maturana, quien junto a Daniel Leal, Claudio Acuña y Manuel Caso idearon la construcción del parque.
Tras definir la idea el grupo de trabajo consiguió el auspicio de una empresa que les entregó los fierros listos para el armado y se contactaron con las municipalidades para elegir el colegio adecuado. “Elegimos el Barros Arana porque es un liceo emblemático, el proyecto iba a tener mayor impacto debido a la cantidad de alumnos y porque el lugar donde lo podíamos instalar era muy amplio, por lo tanto no íbamos a tener problemas de espacio”, dice Simón Maturana respecto a la elección del lugar donde se construiría el emprendimiento.
El proyecto tuvo desde un comienzo buena acogida entre los miembros de la comunidad del INBA. “Que una universidad pública como la Universidad de Chile se vincule con un liceo de educación pública implica establecer lazos que hace mucho tiempo debieran haberse tendido”, afirma Ignacio Cáceres, Subdirector del INBA respecto a esta iniciativa y asegura que desde un primer momento el proyecto fue celebrado en la institución.
El día de la inauguración del parque, la Asociación de Street Work Out de Chile realizó demostraciones del deporte y luego los estudiantes presentes se apoderaron de las barras e improvisaron algunas piruetas.
La idea de las autoridades del liceo no se queda solo en lo lúdico de la disciplina, según explica su Subdirector lo que viene adelante es que “nuestros profesores de educación física puedan certificarse en este deporte, de manera tal que esto pueda tener una continuidad no solo en términos de un hobby sino también de que pueda incluirse dentro de las cursos de nuestros estudiantes”.
Tras la instalación de esta nueva infraestructura los casi dos mil alumnos del INBA –institución que cuenta con siete hectáreas y media de terreno, dos gimnasios, una cancha y piscina temperada– se levantan como potenciales candidatos a poner en práctica y dominar esta naciente disciplina.