Ben Schneider, académico del MIT sobre proteccionismo de Trump:

"Me parece muy difícil que pueda romper acuerdos comerciales"

Cientista político del MIT relativiza proteccionismo de la era Trump
El cientista político del MIT, Ben Schneider, realizó el pasado jueves 12 de enero una conferencia en el Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile.
El cientista político del MIT, Ben Schneider, realizó el pasado jueves 12 de enero una conferencia en el Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile.
En su análisis "La Trampa del Ingreso Medio. Más política que economía", Ben Schneider abordó los obstáculos de Latinoamérica para alcanzar el desarrollo.
En su análisis "La Trampa del Ingreso Medio. Más política que economía", Ben Schneider abordó los obstáculos de Latinoamérica para alcanzar el desarrollo.
El académico fue invitado en el marco del Proyecto Fondecyt "Neoliberalismo Híbrido", iniciativa a cargo del profesor del Instituto de Asuntos Públicos, Antoine Maillet.
El académico fue invitado en el marco del Proyecto Fondecyt "Neoliberalismo Híbrido", iniciativa a cargo del profesor del Instituto de Asuntos Públicos, Antoine Maillet.

Los ojos del mundo estarán fijos en Washington este viernes 20 de enero con el comienzo oficial de la era Trump en la Casa Blanca. El magnate ha concentrado la atención mundial a partir de polémicas en diversos frentes, pero uno de los que concentra mayor interés por su enorme trascendencia es la eventual implementación de políticas proteccionistas. En este ámbito, el académico del Massachusetts Institute of Technology (MIT), Ben Schneider, manifestó su incredulidad respecto a la implementación y sostenibilidad de medidas en esta línea, pues –como consecuencia de una eventual guerra económica– podría afectar negativamente al empleo en los sectores empresariales exportadores.

El profesor Schneider, de visita en Chile por una invitación del Proyecto Fondecyt “Neoliberalismo Híbrido”, iniciativa a cargo del profesor del Instituto de Asuntos Públicos, Antoine Maillet, comentó con Prensa Uchile su análisis sobre el rol central que ejerce el Estado en educación e investigación para superar el subdesarrollo. En este contexto, además, se refirió a los planteamientos económicos del nuevo presidente de los Estados Unidos, Donald Trump; explicó la importancia de la internacionalización de las universidades y el objetivo del MIT para estrechar sus vínculos con Chile y Brasil.

En su análisis, los países latinoamericanos y del Sudeste Asiático experimentan dificultades particulares para alcanzar el desarrollo. Según usted, ¿cuáles son los factores que explican esta "trampa del ingreso medio"?

La idea central es que la trampa consiste en que los desafíos actuales para países de ingreso medio son mucho más difíciles de lo que fueron para los países que se desarrollaron primero. Es más difícil en el sentido de la necesidad de construir instituciones fuertes y de calidad en educación y en innovación. Para los países europeos que pasaron a ingreso alto hace 50 años fue más fácil porque hicieron la transición con niveles globales de educación, innovación, investigación y desarrollo mucho más bajos. En el siglo XXI, el mundo es otro, entonces para hacer el salto hoy en día hay que tener mucha más educación e innovación. Al mismo tiempo, esta transición se ve afectada porque las condiciones de cohesión social son peores. Las sociedades en países de ingreso medio son más fragmentadas por la desigualdad. Esto también ocurre a nivel del empresariado, con la presencia de empresas multinacionales y grandes grupos domésticos, así como por la distinción de trabajadores del sector formal e informal. En este contexto, desde nuestra perspectiva tienen -por sobre todo- dificultades políticas para hacer las coaliciones necesarias que hagan frente a los desafíos económicos.

Este es el sentido de que el problema es más político que económico...

Claro. Los problemas son más bien políticos y tienen que ver con la falta de cohesión social y de un proyecto que permita una cohesión más fuerte. Tomemos el ejemplo de la educación. Para promover las tasas de crecimiento y el aumento de la calidad es muy dificl hacerlo con un mercado general funcionando de manera espontanea, especialmente cuando se piensa en la urgencia de hacer el salto. Por eso tiene que haber un alto grado de dirección por parte del Estado. Lo mismo en investigación y desarrollo (I+D). Se necesita mucha más gente, técnicos, científicos, ingenieros, etc. Entre los economistas hay un consenso grande sobre lo que se debe hacer para salir de la trampa. Ellos dicen más capital humano, más innovación, mejor infraestructura, mayor inversión y una lista que sigue. Esos son los factores principales para aumentar la productividad. No hay secretos sobre cómo salir, pero todo el mundo sabe la dificultad de hacer la implementación.

Desde esta perspectiva, ¿el rol del mundo privado queda más bien relegado al proyecto del Estado?

Al sector privado normalmente le falta el impulso y ahí puede intervenir el Estado. En muchos países de ingreso medio el empresariado nacional está agrupado en grandes conglomerados. Ellos normalmente no necesitan hacer innovación, porque ya cuentan con un portafolio de empresas a las que le va bien. En Finlandia y Corea, por ejemplo, el impulso a la innovación se dio con el apoyo de programas de gobierno. Hoy se habla en política de innovación, pero es una forma moderna de hacer política industrial para empujar a los actores y agentes privados. Todos los países desarrollados tienen algo de política industrial. Un buen ejemplo es el incentivo a las energías renovables, que cuentan con grandes subsidios y programas en Europa, Estados Unidos, China, etc.

¿Cuál es su percepción sobre el desarrollo presente y futuro de Chile? Actualmente hay una importante discusión respecto a reformar el sistema de Educación Superior...

En primer lugar, Chile ya salió oficialmente de la trampa y es clasificado de ingreso alto. Si bien, está justo por encima de la categoría de ingreso medio y tiene muchos de los obstáculos y desafíos de otros países en la trampa, lo que veo es una gran oportunidad para dar un salto por el lado de la educación. Comparado con otros países en la trampa, hay mucha más inversión privada y publica en educación y salen mejor en las pruebas Pisa. Aún falta mucho para alcanzar el nivel OECD, pero es el mejor de América Latina. Chile y Estados Unidos tienen un sistema casi igual, pero acá la situación de endeudamiento de estudiantes que no pueden pagar es peor. No es sostenible, entonces hay que encontrar una manera de resolverlo y creo que con las reformas que vienen hay posibilidades de disminuir un poco la desigualdad en términos de acceso a la educación. 

Este 20 de enero Donald Trump asume la presidencia de Estados Unidos. ¿Qué percepción tiene sobre el futuro de las medidas proteccionistas anunciadas desde su campaña?

A él le gusta llamar la atención para que la noticia se centre en él. Y si bien lo más previsible de Trump es su imprevisibilidad, me parece muy difícil que pueda romper acuerdos comerciales. Creo que continuará criticando, apuntando a uno u otro país y presionando para que las empresas no salgan de Estados Unidos, pero me parece complejo que rompa acuerdos comerciales en cuanto a su promesa de crear puestos de trabajo. En relación a México, por ejemplo, algunos empresarios seguramente le explicarán un cálculo que da cuenta de que 5 millones de empleados en Estados Unidos dependen de las exportaciones e importaciones con México. Son 5 millones de personas que pueden perder el empleo si ocurre una guerra comercial. Entonces, me pregunto si cuando se reuna con estos empresarios puede cambiar de opinión, porque es imprevisible. Esto ya ha tenido un impacto negativo, porque las empresas están pensando que no se pueden hacer algunas inversiones debido a que no se sabe lo que pasará en la Casa Blanca.

Usted es director del Programa Brasil del MIT, ¿cuál es la mirada de la institución sobre la vinculación internacional?

Tiene como finalidad el intercambio estudiantil y la colaboración en investigación. Trabajamos con muchas universidades en Brasil y hemos formado también un programa del MIT para Chile. El programa tiene dos ideas clave. Una de ellas es desarrollar actividad de pasantías para estudiantes desde el tercer año de pregrado enfocadas hacia el trabajo en laboratorios, empresas, ONGs e instituciones gubernamentales. Esto tiene como objetivo que los estudiantes puedan aplicar sus conocimientos y contribuir al desarrollo de las instituciones. El otro programa consiste en becas o financiamiento para vincular a pequeños equipos de investigadores del MIT con pares del país para potenciar proyectos en conjunto. Un ejemplo que a mí me gusta destacar, es la utilización de una plataforma como Uber para la recolección y reciclaje de la basura. Esto lo hizo una estudiante junto a una ONG que trabaja en Brasil.