El sistema electoral francés establece la necesidad de realizar una segunda vuelta en las elecciones presidenciales siempre que un candidato no reciba más del 50 por ciento de los votos. Es por ello que de los once postulantes que se enfrentaron en la primera vuelta este 23 de abril, los dos que recibieron más apoyo: Emmanuel Macron, y Marine Le Pen, se volverán a enfrentar el próximo 7 de mayo para definir el próximo presidente de la nación gala.
En el camino quedaron Francois Fillon (conservador), Jean Luc Melenchon (izquierda), Benoit Hamon (socialista) y otros candidatos menores, quienes además comienzan a prepararse para las elecciones legislativas de junio, donde el nuevo gobierno buscará contar con el apoyo de una coalición sólida para contar con la gobernabilidad suficiente para desplegar su programa.
El profesor del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile, Antoine Maillet, conversó con Prensa U. de Chile sobre el escenario de crisis que se abre en los partidos tradicionales, la irrupción de la extrema derecha de la mano del Frente Nacional, y de "Francia Insumisa" como nuevo referente de la izquierda francesa.
Las dos familias políticas que han sido protagonistas de la política francesa desde el fin de la Segunda Guerra Mundial –el gaullismo (conservadores) y el socialismo- no lograron pasar a la segunda vuelta. ¿Es irreversible esta aparente crisis de la política tradicional?
Creo que la ausencia de estas dos fuerzas políticas es una novedad histórica que se debe a un cierto agotamiento que han tenido en el ejercicio del poder, y en la emergencia de nuevas como el Frente Nacional, tras una construcción de más de 30 años de una fuerza política alternativa, y de En Marche con Macron, una alternativa nueva que si bien se apoya en ciertos elementos de una política de centro, es un fenómeno mucho más reciente y del cual queda por ver cuanto se puede consolidar.
Creo, si, que la crisis de estas dos fuerzas son distintas. 'Los Republicanos', si bien obtuvieron sólo un 20 por ciento con Fillon -lo que es un fracaso porque en un momento se pensó que tenían la elección ganada-, no es un tan mal resultado si se piensa en los problemas judiciales que tuvo el abanderado durante la campaña.
En el caso del PS es más preocupante porque su espacio político esta siendo disputado por otros partidos: por Macron desde una visión más social-liberal, por Melenchon desde una visión de una refundación de la izquierda inspirada por ejemplo en la experiencia de Podemos en España, lo que ha dejado al dividido PS con una reducida capacidad de maniobra.
Sobre Francia Insumisa, el 19 por ciento que sacaron recuerda el apoyo que antiguamente tenía el Partido Comunista. ¿Tienen la oportunidad de consolidarse como una fuerza similar?
Es muy interesante ver qué pueda pasar con ellos. En parte puede ser legado del PCF y sin duda cubre parte del espacio que ocupaba esta fuerza, pero ahora ha tomado cierta distancia y autonomía respecto a ese partido, que no apareció tanto durante esta campaña, que sí fue protagonizada por el movimiento de Francia Insumisa.
Veo que la instancia clave que se viene para este grupo son las elecciones legislativas del 11 y 18 de junio. También para el movimiento En Marche, ambos tendrán que asumir el desafio de transformar sus buenos resultados en primera vuelta en una votación parlamentaria, y eso es complejo porque también pone en juego su capacidad de hacer alianzas, porque con el sistema mayoritario de Francia en dos vueltas, los candidatos que califiquen a la segunda ronda necesitan el apoyo de otros sectores para ganar.
Una posible refundación del sistema de partidos francés también pasa por ahí.
¿Qué posibilidades hay de que el Frente Nacional (FN) consolide su posición como fuerza protagonista del sistema político francés?
El FN es una fuerza política fuerte en Francia desde hace 20 años por lo menos, no es un fenómeno nuevo considerando que viene con resultados de un 15 por ciento hacia arriba desde ese tiempo. Lo que le juega muy en contra es el sistema electoral y su incapacidad de hacer alianzas, ello le ha impedido ganar a veces a pesar de tener buenos resultados, porque todos votan contra ellos en segunda vuelta.
Hasta ahora se ha mantenido una barrera muy fuerte entre ellos y su vecino en el espacio político pero diferente en lo ideológico, que es la derecha conservadora o tradicional. Hay poco trasvasije de votos entre la derecha tradicional y la extrema derecha: uno ve ahora las primeras encuestas de los votantes de Fillon y solo un tercio de ellos votaría por Marine Le Pen, otro tercio no votará y el resto votaría por Macron en un esfuerzo republicano para frenarla.
Esto de todas maneras es diferente a lo que pasó en 2002, cuando hubo cero traspaso de votos hacia la extrema derecha, en parte porque el contrincante era de la derecha tradicional, pero donde había un rechazo muy fuerte al FN. Hoy en día estos límites se van desdibujando, aunque de todas maneras hay que reconocer que la derecha tradicional se ha negado a pactar con el FN, y eso hace muy difícil que puedan crecer mucho en las legislativas.
Hoy tiene dos diputados de más de 500, puede crecer quizás a 10 o 20, pero no va a ser mayoría ni estará cerca de eso.
Ha sido llamativo el crecimiento del FN en antiguas zonas que eran bastiones de la izquierda
Ese votante se ha diversificado a lo largo de los años, van entrando nuevas capas sociales que antes no eran receptivas a su discurso. De todas maneras su crecimiento ha sido relativamente marginal, mientras que tras la elección uno veía las caras en el comando de Marine Le Pen y eran de decepción, esperaban más, crecieron de nuevo, captaron entre quinientos mil o un millón de votantes más con respecto a su mejor resultado, pero no ha sido como esperaban.
La captación de votantes de izquierda se ha dado en particular entre las capas más populares del electorado que son las más desencantadas, el Partido Socialista ya no tiene voto popular si no que se concentra entre profesionales, capas medias, grandes ciudades, y Melenchon desde 2012 ha hecho grandes esfuerzos para tratar de conectar con el mundo más popular pero le ha costado, muchos se han dirigido al FN.
¿Qué pasará el 7 de mayo?
Creo que no hay mucho riesgo en jugársela por un triunfo de Macron en la segunda vuelta, lo que está en juego es el margen de su victoria. El año 2002 cuando Jean Marie Le Pen se enfrentó a Chirac, fue un 82 por ciento para Chirac y un 18 por ciento para el candidato del FN, mientras que en esta oportunidad será muy distinto, algunas encuestas hablan de 60-40 o 70-30 y esta diferencia puede marcar una muy grande entre un candidato que tiene una derrota honorable, o quien sufre una derrota muy dura.
Espero que haya una votación bastante alta pero hay dudas, que se plantean en particular desde Francia Insumisa donde está el análisis de que con políticas neoliberales como las que propone Macron se profundiza la fractura social y crece el espacio de Marine Le Pen, y de alguna manera sienten que es contraproducente votar por un candidato que luego puede llevar a que siga creciendo el FN, y por eso no quieren formar parte de eso.