Tras una primera exposición realizada en agosto ante senadores, autoridades de la Subsecretaría de Telecomunicaciones (Subtel), la Fuerza Aérea y otras instituciones relacionadas al desarrollo de la tecnología espacial, la Universidad de Chile presentó este lunes los avances de la propuesta de Programa Espacial para Chile en una sesión de la Comisión Desafíos del Futuro, Ciencia, Tecnología e innovación del Senado. En el encuentro participaron representantes de la subsecretaría de Defensa, de la Fuerza Aérea, del Sistema Nacional de Información Territorial (SNIT), ONEMI, científicos nacionales y el Rector de la U. de Chile, Ennio Vivaldi.
El académico de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Casa de Bello (FCFM), Marcos Díaz, coordinador del programa SUCHAI, se refirió a los acercamientos que han tenido con la Fuerza Aérea y al apoyo que han formalizado con la Universidad de Tokio (Japón), la U. de Roma La Sapienza (Italia), y doce universidades nacionales.
Con ocho de ellas (Universidades de Antofagasta, Austral de Chile, Católica de la Santísima Concepción, Católica de Chile, de Concepción, de Magallanes, Técnica Federico Santa María, de Valparaíso y de Chile) se reunieron a fines de octubre en Concepción, para analizar los objetivos de la primera etapa del proyecto que pretende instalar una constelación de 12 nanosatélites enfocados en el monitoreo de incendios y la contaminación lumínica. “No queremos perder las ventajas tecnológicas que estamos teniendo en la región y en el país. Es un oportunidad sin precedentes por el costo y el bajo riesgo”, sostuvo el académico.
“Desde que se planteó hace un par de meses, ha sido un camino de bastante éxito. Se ha logrado gran coordinación, todas las instituciones entienden el impacto que podría tener un programa espacial en nuestro país”, sostuvo el decano de la FCFM, Francisco Martínez, quien además explicó que entre las líneas de trabajo que se han planteado se incluye el "desarrollar tecnología propia y creemos que es perfectamente factible, porque la podemos desarrollar a más bajo costo”.
“En Chile existe la capacidad intelectual para desarrollarlo. La capacidad está y cuando digo esto, es porque si no lo hacemos, es porque no tenemos decisión política para llevarlo a cabo”, subrayó el Rector Ennio Vivaldi.
Por su parte, el senador Guido Girardi, quien dirigió el encuentro en la Comisión, destacó la coordinación que ha realizado la Casa de Bello, en particular la FCFM, en el desarrollo de la propuesta de un Programa Espacial para Chile y propuso continuar avanzando en el tema, llevando la iniciativa hasta la Presidencia de la República. "El único satélite chileno, Fasat Charlie, terminó su vida media, por lo que nos quedaremos a ciegas, sin datos para enfrentar catástrofes y otros. Podemos generar tecnología propia y autónoma con una constelación de 12 nanosatélites, liderados por la U. de Chile”, sostuvo.
Ventajas de la iniciativa
Una recopilación de opiniones de expertos ligados al área espacial en Chile, realizada por la Biblioteca del Congreso, determinó que para desarrollar un programa espacial hay que tener en cuenta la existencia de una institucionalidad con recursos propios, algo que debería ser labor del futuro Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación. A esto se suma la cooperación internacional, el derecho internacional y la atracción y retención de capital humano, desarrollando la capacidad espacial y promoviendo iniciativas privadas que desarrollen alto valor agregado.
Al respecto, el decano Martínez destacó la importancia de trabajar en un ordenamiento político institucional y la urgencia de aprovechar la oportunidad de desarrollar tecnología nacional. “Son dos áreas que sin duda son relevantes para el país y no debieran oponerse ni restarse, porque se requieren mutuamente. En ese sentido, creo que hay que trabajar en ambas para poder lograr que el país oportunamente aproveche esta ventana que se ha creado y que probablemente antes no existía”, indicó.
En los últimos años la observación de la Tierra ha crecido rápidamente, tanto por la gran cantidad de aplicaciones que tienen las imágenes satelitales, en el manejo y prevención de desastres, en la mejora de procesos productivos, como la agricultura de precisión, aplicaciones en minería, en temas oceanográficos y pesqueros, entre otros. Por ello, la Unión Europea, por ejemplo, decidió invertir más de seis mil millones de euros en el programa Copernicus, que consiste en lanzar 14 satélites (radar, ópticos, oceanográficos, atmosféricos) para crear un sistema de observación de la Tierra de alcance global, el que permite obtener información constante, oportuna y de alta calidad.
Si bien Chile es parte del proyecto, al implementar un repositorio de los datos obtenidos por los satélites, con una inversión específica en el área, el país podría tener participación en más iniciativas o incluso implementar las propias.
La propuesta de un programa espacial para nuestro país, que ha liderado la Universidad de Chile, además del lanzamiento de una constelación de nanosatélites, incluye la integración de redes terrestres de sensores de diversas variables atmosféricas y el desarrollo de un Centro de Integración y Análisis de Datos Geoespaciales.
Todo ello requiere un presupuesto estimado en US$ 33.3 millones para tres años. “Chile no puede quedar atrás en esta iniciativa. Sabemos que esta tecnología se está usando cada vez más en diversas áreas de la economía, como en minería o agricultura de precisión, monitoreo de la marea roja, entre otras, con pequeñas empresas que están prestando servicios usando este tipo de datos”, señaló Jaime Ortega, académico de la FCFM, que integra el equipo que elaboró la propuesta.
Según el índice Geospatial Industry Outlook & Readiness, el mercado de los datos satelitales crecerá un promedio de 3,8 por ciento anual en América Latina, mientras un informe de la Subsecretaría de Telecomunicaciones (Subtel) sostiene que podría crecer a tasas de, al menos, 11,7 por ciento anual.