El Banco Mundial dio a conocer el Informe Groundswell, en el que se proyecta que sin acciones sociales y climáticas concretas, más de 143 millones de personas tendrán que abandonar sus hogares en las próximas tres décadas, por situaciones asociadas al cambio climático. Si bien nuestro continente presenta mejores condiciones económicas, mayor capacidad de adaptación y en promedio una menor cantidad de empleos en el sector agrícola, comparado con el África Sub-Sahariana y el Sur de Asia (las otras dos regiones estudiadas), se proyectan cifras por sobre los 17 millones de migrantes climáticos en Latinoamérica de aquí al 2050 si no se toman las medidas adecuadas. Se trata además de un problema que se sumará a los procesos migratorios que ya están en desarrollo en el continente y que nuestro país ya está experimentando de manera creciente en los últimos años.
En este sentido es importante señalar que estas migraciones climáticas ocurrirían principalmente dentro de cada país, desde zonas más vulnerables, principalmente con menor acceso al agua y mayores dificultades en el sector agrícola, como así también, desde zonas afectadas por la subida del nivel del mar y por la mayor intensidad y frecuencia de eventos climáticos extremos. En general, son las comunidades y localidades más pobres las que experimentarán mayormente estos procesos migratorios. Lo anterior implicará presiones sociales y de infraestructura en zonas principalmente urbanas pero también en zonas rurales con mayores recursos.
Todo lo anterior evidencia que el cambio climático debe ser abordado como un fenómeno social y político, y no solo como un problema técnico desvinculado de otras problemáticas sociales. El Informe enfatiza que el abordaje del cambio climático debe estar vinculado con los objetivos de desarrollo dentro de cada país. En otras palabras, difícilmente se puede enfrentar el cambio climático si no se acaba con la pobreza y se reduce la desigualdad; como tampoco se podrán solucionar estas problemáticas si no se aborda el cambio climático en todos los niveles de gobierno y en todos los ámbitos de la sociedad.
El informe plantea que de aquí al 2050 acciones que aborden el cambio climático y el desarrollo de manera coordinada y simultánea nos permitirán reducir significativamente las migraciones climáticas proyectadas. Esto debe traducirse en concreto en que los compromisos para la reducción de emisiones se cumplan y fortalezcan; en un desarrollo sostenido y una economía fuerte que invierta en la protección de los grupos y áreas más vulnerables; en incorporar la migración climática en la planificación de las estrategias de desarrollo de cada país, tanto para adaptarse a los cambios, y evitar dichas migraciones, como para facilitar la movilidad de aquellos grupos que inevitablemente tendrán que migrar, y para facilitar los procesos luego de que dichas migraciones se concreten.
De este modo es indispensable mejorar la comprensión del fenómeno de las migraciones climáticas en particular, pero también de como las personas en Chile y Latinoamérica están percibiendo y respondiendo a los desafíos del cambio climático en general. Por lo mismo, se espera que la importancia atribuida al problema por el nuevo Gobierno se pueda traducir en una mayor inversión para la investigación de este fenómeno tanto en los ámbitos físicos como sociales, de manera de poder desarrollar mejores estrategias y tomar mejores decisiones para el futuro de nuestro país y de la región.