Un hito arquitectónico:

Casa Central, el estandarte de la Universidad de todos los chilenos y chilenas

Casa Central, el estandarte de la Universidad de todos y todas
Vista de la Casa Central
 Su arquitecto fue Lucien Ambroise Henault, y su constructor, Fermín Vivaceta.
Su arquitecto fue Lucien Ambroise Henault, y su constructor, Fermín Vivaceta.
El destacado lingüista e intelectual Noam Chomsky, recibió de manos del Rector (s), Prof. Jorge las Heras, el Doctorado Honoris Causa en 2006.
El destacado lingüista e intelectual Noam Chomsky, recibió de manos del Rector (s), Prof. Jorge las Heras, el Doctorado Honoris Causa en 2006.
El Rector (S) Prof. Jorge Litvak y el líder tibetano, en el Salón de Honor de la Casa Central.
El Rector (S) Prof. Jorge Litvak y el líder tibetano, en el Salón de Honor de la Casa Central.
Esta escultura de Andrés Bello es obra de Nicanor Plaza.
Esta escultura de Andrés Bello es obra de Nicanor Plaza.
El Archivo Central Andrés Bello está ubicado a un costado de la Casa Central.
El Archivo Central Andrés Bello está ubicado a un costado de la Casa Central.
El Salón de Honor.
El Salón de Honor.
Tras el terremoto de 2010 la Casa Central sufrió daños, como esta falla presentada en el tímpano central de la fachada.
Tras el terremoto de 2010 la Casa Central sufrió daños, como esta falla presentada en el tímpano central de la fachada.

El miércoles 1 de abril de 1863 el diario El Ferrocarril iniciaba la sección "Hechos Diversos" con la siguiente nota: "El lunes de esta semana se dio principio a la construcción de ese edificio, en el espacio de terreno ubicado en la acera de la Alameda de las Delicias, entre las calles Nueva y Vieja de San Diego. Se nos dice que la obra será monumental...". 150 años más tarde, esas líneas son una realidad.

Aunque declarada Monumento Histórico en 1974, la imponente elegancia de la obra del arquitecto francés, Ambroise Lucien Henáult, fue el sello característico desde su inauguración. Con un diseño a la altura de la institución de la que forma parte.   

Ícono arquitectónico y máximo emblema de la Casa de Bello, en sus paredes predominan sencillez, simetría y equilibrio.  "Lo más valioso, como edificio, es su composición planimétrica. Él (Hénault) trabajó con los cánones neoclásicos. Las proporciones son muy bien logradas. La relación lleno-vacío, las proporciones, el juego de relieves que ofrecen las molduras y  el cornisamento, la imponente presencia del frontón y de las antas. El juego composicional del frontispicio y, en especial el sello neoclásico que exuda la planta. Todo eso, en conjunto, habla de una gran calidad arquitectónica", dice Antonio Sahady, Director del Instituto de Historia y Patrimonio de la Universidad de Chile.

"Es que son muchas..."

Cuando a don Juan Sepúlveda le consultan por las visitas más importantes que ha visto pasar, la respuesta es siempre igual: "Es que son muchas..." Tras 39 años trabajando en el edificio de Alameda 1058, no sólo ha sufrido más de algún susto en sus rondas de vigilancia, también ha tenido el privilegio de ver un desfile de personalidades destacadas frente a sus ojos. Presidentes, políticos, científicos, escritores y artistas. Hombres y mujeres líderes en sus respectivas disciplinas. El listado es grande. El argentino Jorge Luis Borges, el filósofo italiano Roberto Espósito, el lingüista Noam Chomsky, los galardonados con el Premio Cervantes Carlos Fuentes y Nicanor Parra, y célebres científicos como el Premio Nobel de Física 2002, Ricardo Giacconi. ¿La más significativa? Ningún Presidente, ni ningún Rey. Tenzin Gyatso, el décimo cuarto Dalai Lama.

De las tres visitas que ha realizado a Chile el máximo líder espiritual del Tíbet, la del año 2006 fue la que más marcó al funcionario. Duró cuatro días. Cuatro días que incluían, dentro de su intensa agenda, el paso por Casa Central. La sencillez y carisma del Premio Nobel de la Paz  todavía no la olvidan quienes presenciaron su paso. Tampoco don Juan. "Es una cosa increíble. Parece que tiene una presencia diferente. Son personas que irradian otra cosa".

Las joyitas de Casa Central

Por supuesto la figura que marca el devenir de la Universidad de Chile, y por ende, el de cada rincón de Casa Central, es la de Andrés Bello. De hecho, la presencia del hombre que soñó con una Universidad pública, pluralista y de calidad se ve plasmada, por ejemplo, en la obra de Nicanor Plaza. La escultura ubicada en uno de los patios interiores -que justamente recibe el nombre del primer Rector y fundador de esta Casa de Estudios -, se ha convertido en una de las imágenes más reconocibles del que es considerado el humanista más grande de Iberoamérica. Quizá la única competencia es el rostro en óleo sobre tela que pintó Raymond Monvoisin. El cuadro original permanece en el Gabinete del Rector, sin embargo, una copia transita en manos de todos los chilenos cada vez que se imprime un billete de veinte mil pesos.

Con un patrimonio acumulado en 170 años, el encargado de resguardar dicho tesoro es el Archivo Central Andrés Bello; ubicado justamente en Casa Central. Una rica colección bibliográfica, fotográfica y documental del Archivo, fundamental para la conservación de la memoria de la Universidad de Chile, y también para la historia país. El aporte con que hombres y mujeres, formados bajo el alero de la Casa de Bello han contribuido. Allí se conservan, por ejemplo, la memoria para optar al grado de licenciado en Leyes de Arturo Prat Chacón, o un Incunable escrito en italiano antiguo del año 1484.

La colección de libros de Pablo Neruda, así como sus preciadas caracolas, donadas en vida por el propio poeta, es otra joya protegida por estas paredes. Un regalo para la Universidad de los chilenos, para la institución que, como dijo el mismo Nobel de Literatura, nació "de las luchas de los hombres, y su tradición progresista".   

¿Mito o realidad?

Tres décadas transcurrieron desde el nacimiento de la Universidad hasta el comienzo de la construcción de Casa Central. En 140 años, varias son las historias a su alrededor. Y las de fantasmas, por supuesto, no están ausentes. Una de las más populares es la del cuadro de Anna Frank.

Tras varias tomas producto del movimiento estudiantil, el cuadro de la cocina del inmueble se transformó en una especie de mito entre los estudiantes. Según cuentan, la famosa pintura cambia de posición y causa extraños ruidos. Hugo Morales, quien trabaja hace más de 40 años en la Universidad, y hace 20 como encargado de las rondas nocturnas del edificio, dice no haber visto nada. Que "son cosas que inventan por ahí". Al igual que el rumor que corre respecto a túneles subterráneos que, supuestamente, conectan con el Instituto Nacional y el Palacio de la Moneda. "Lo que hay es una bodega subterránea, una carpintería y una sala donde guardan los títulos antiguos. Ahora, ¿túneles subterráneo? Nada de eso".

Ahora, después de una vida ligada a la Universidad, y en particular a Casa Central, "un par de cosas raras" le han sucedido. Algunos que le ocasionaron más de algún sobresalto. Claro que, por supuesto, Ana Frank queda excusada. "Un  día estaba en la portería, que en ese tiempo se encontraba en el patio Andrés Bello por las reparaciones post-terremoto. Me voy al segundo piso a hacer mi ronda, y cuando bajo, mi compañero, que estaba en la entrada del primer piso, me dice,  ¿Recién vienes? Sí le digo ¿Y quién salió del ascensor? Y la verdad, no me explico. No había nadie más. Él me vio bajar por el ascensor, pero estábamos solos".

Una sobreviviente

Así como Hugo Morales, otra palabra autorizada para hablar de los secretos de la construcción emplazada en el Casco Histórico de la ciudad es Juan Sepúlveda. En sus años en el edificio, también ha vivido más de alguna anécdota. Claro que las que más recuerda no estuvo protagonizadas por fantasmas, sino que por dos terremotos que sacudieron Santiago, el de 1985 y el de 2010. La experiencia de vivir tamañas sacudidas en una construcción de más de 140 años fue, como dice, "media complicada". De hecho, el último de ellos lo vivió absolutamente sólo. "Fueron totalmente diferentes. El del 85 fue más destructivo, pese a que fue más corto. Me acuerdo que se abrieron las puertas, las ventanas. Se cayeron libros. Casa Central quedó, digamos, semi-destruida. Se tuvieron que hacer muchas reparaciones. El de 2010 fue diferente. Más largo, pero más pausado. Aquí se cayeron muebles y un par de cuadros". 

Las bombas, han sido otra de las sorpresas que le han deparado sus rondas. Sobre en Dictadura, periodo en que le tocó encontrar una de ellas puesta en la puerta de fierro del Jardín Inglés. "De primera vi un bulto. Me acerqué, porque me pareció un paquete sospechoso. Era largo y estaba colgado hacia adentro. Por la calle no se iba a ver, porque estaba colgado con un hilo muy delgado, y tirado hacia adentro del jardín. Eran 11 cartuchos de dinamita. En ese tiempo se llamaba a carabineros. Ellos desactivaron la bomba".