Hay tumbas de personajes ilustres, ya sean mártires, ya sea que se consagraron a una causa, a los que se les hace petitorios por medio de escritos en los muros. Entre estos, con dimensiones de "animita", hay tres con nombre de santos: José Manuel, José Abelardo y José María. José Manuel Balmaceda Fernández, Presidente de la República, que amó a la patria por sobre todas las cosas, se suicidó el 19 de septiembre de 1891. Hablando de la popularidad de la tumba de Balmaceda, Joaquín Edwards Bello, en su libro "Crónicas", dice: "Personas de diversas categorías, generalmente humildes, le piden favores. Siempre está cubierta de peticiones o mandas. Un estudiante le suplica que le ayude a salir bien en los exámenes. Otro le solicita ayuda para que lo quiera una chiquilla llamada Estela. La obrera María S. le pide que libre a su marido del alcoholismo. La tumba de Balmaceda se parece a las animitas de extramuros". El escritor Enrique Bunster, escribiendo sobre el suicidio de Balmaceda, termina su artículo: "Así voló a la leyenda el héroe que la historia transformaría en símbolo y en cuyo mausoleo el pueblo escribe hasta hoy sus demandas de milagros a la más ilustre animita de Chile".
El periodista y escritor Raúl Morales Alvarez (Sherlock Holmes) habla de la tumba de "San Balmaceda" y de la expresión popular que lo ha cubierto de inscripciones, dictadas por la fe. Los estudiantes, por ejemplo, acuden en romería en estos días de fin de año, resueltos a escribir sobre la loza, con lápiz, con tintas, sus respectivas rogatorias:
Otro ilustre, al cual le piden los educandos, es a don José Abelardo Núñez Murúa, abogado y orientador de la Instrucción Primaria y organizador de las Escuelas Normales.
Eran los estudiantes normalistas que se acordaban del autor del silabario y el "Lector Americano". Y sigue la figura de José María Caro, al cual Pío XII lo nombró Cardenal, el primero que tuvo Chile, murió en Santiago en 1958 y sus restos reposaron por algún tiempo en la Catedral, en un mausoleo en la parte posterior del Altar mayor. Hoy se encuentra en el tercer arco entrando a mano derecha.(La Catedral a retirado todas las placas y a colocada varias planchas que dicen: "Respetuoso. No escriba en los altares - paredes o pedestales. Hacerlo es señal de pésima educación"). Los creyentes concurrían consternados a pedirle gracias mentalmente, y otros, escribían en las paredes sus petitorios como los que se presentan:
Créditos: Visitas: 1975 2001 Abril. Visitó las tres tumbas Karen Müller Turina. Diarios: "El Mercurio", Enrique Bunster, "El suicidio del Presidente Balmaceda", Santiago de Chile, 25-III-1973. "Las Ultimas Noticias", Sherlock Holmes (Raúl Morales Alvarez), "La tumba de San Balmaceda", Santiago de Chile, 30-X-1979. Obras: Joaquín Edwards Bello, "Crónicas". Editorial Zig-Zag, Santiago de Chile, (4ª edic.) 1974.
Nota de Karen Müller *¨: En el año 2001 el Cementerio General a retirado todas las planchas y borrados los escritos de sus devotos, por lo que es muy probable que los ejemplos acá mencionados, no estén en la tumba.
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