MAC-Espacio Quinta Normal

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(562) 6818306, 6817116, 6817813

Horario:
martes a sábado de 11:00 a 19:00 hrs.,
domingo y festivos de 11:00 a 18:00 hrs.

Entrada:
$600 adultos y $400 estudiantes y 3ª edad


VISITAS GUIADAS
martes y jueves
11:30,12:30,13:30, 14:30 y 16:30 hrs.
miercoles y viernes
12:30,13:30, 14:30 y 16:30 hrs.
domingo 16:30 hrs.

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681 7813
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Contrabandistas de Imágenes [versión completa]

Contrabandistas de Imágenes / Territorio Libre del Arte*
Alfons Hug, Curador General

* Extractos del texto original de la curatoría

Los desiertos del Golfo Pérsico son el escenário del video "Pasaje" de Shirin Neshat, cuyo tema es ese estado indefinido entre la vida y la muerte que sólo el arte y la religión logran aprehender. Por un lado, esta tierra de nadie, en la que se unen el tiempo y el espacio, aparece como una mancha blanca en el mapa, fuera del alcance del mundo conquistado y por el otro, se muestra como un campo de fuerzas espirituales que irradia más allá del mundo terrenal. En este ritual fúnebre lleno de seductora belleza, la artista iraní celebra un gran momento de pérdida, pero también de redención.

La tierra de nadie, el objeto de las reflexiones subsiguientes, tiene tres dimensiones: una dimensión físico-geográfica, una dimensión político-social y, finalmente, una dimensión estética. La primera no se refiere sólo a los míticos espacios naturales, deshabitados por el hombre, como cordilleras, bosques nativos y desiertos, sino también a los sitios eriazos y sin dueño en nuestras metrópolis, sea la "Zona Cero" en Nueva York o la Plaza Potsdam en Berlin, aquel clásico vacío de la Guerra Fría, ahora ocupado por un bosque de grúas. A eso se agregan zonas dificílmente definibles y controvertidas de todo tipo: escenarios de guerra, campos de refugiados, emisoras piratas, paraísos tributarios, empresas fantasma, clínicas de aborto en altamar y senderos de contrabando en regiones fronterizas.

El 70 % del área urbana de Caracas está ocupada por asentamientos ilegales y el 80% de los niños venezolanos nacen de relaciones extramatrimoniales. Barrios enteros de Rio de Janeiro son zonas extraterritoriales, sustraídas al control del poder público. Curiosamente, lo mismo ocurre también en muchas cárceles. El número de habitantes de la mayoría de las megalópolis es una incógnita incluso para los alcaldes; y los mapas de la ciudad, cuando existen, se vuelven obsoletos en el curso de un año.

En la lucha por la sobrevivencia en las metrópolis se constituyen 'sociótopos' peculiares en los lugares más inverosímiles: en edificios abandonados o debajo de puentes y viaductos, donde - para citar un ejemplo de São Paulo - se ha instalado un grupo de artesanos seminómades. Por un lado, estas zonas inestables se caracterizan por la pobreza y la exclusión; por el otro, por una productividad y creatividad extraordinarias.

En el plano político-social la tierra de nadie significa que en muchos países del Tercer Mundo, el llamado sector informal comprende más de la mitad de la población económicamente activa, pero también significa que la así llamada globalización se alimenta de flujos financieros invisibles y del a-tópico Internet. Al mismo tiempo continentes enteros, como, por ejemplo, África, son desacoplados del resto del mundo y abandonados a su suerte. Los sistemas sociales deficitarios y las relaciones políticas poco transparentes en amplias regiones del planeta también son tierras de nadie. Entretanto, las relaciones interpersonales son cada vez más informales y vagas, cuando no se asemejan a un desierto. Incluso el lenguaje emigró a la tierra de nadie de la cultura, fenómeno percebido por algunos como empobrecimiento, por otros como señal de mayor riqueza. La cacofonía de los medios de comunicación de masa conduce a la estupefacción y al mutismo, la avalancha visual trae consigo la pobreza de imágenes.

La falta de puntos de contacto entre civilizaciones diferentes produce un peligroso vacío. Diferencias culturales que, en el fondo, podrían ser productivas son establecidas como absolutas y por consiguiente insalvables. ¿Podría el Brasil, cuya población multiétnica se compone, según una encuesta reciente, de 143 tonos de piel diferentes, servir aquí de modelo positivo?

Los contrabandistas de imágenes
El territorio libre de la estética comienza donde el mundo común termina. Los artistas son guardianes de la frontera de un reino situado más allá de la realidad, fuera del alcance de la soberanía interpretativa de la política y la economía. Ellos descubren su material en el waste land. A menudo se extraen imágenes fuertes de donde menos se esperan. Las colonias del arte son espacios de retiro e islas de resistencia en un mar de uniformidad. El arte revela aquellas capas internas del mundo que necesariamente permanecen ocultas a las miradas superficiales, sean estas de naturaleza política o sociológica. Muchos indicios nos sugieren que el arte de nuestros tiempos ha relevado a la filosofía en su función de gran intérprete del mundo.

Los artistas crean un territorio libre de dominación y, con él, un mundo opuesto al mundo real: un país del vacío, del silencio, de la introspección, en el cual el frenesí que nos rodea es detenido por un instante.

El arte no sabe de jerarquías. En el arte, la pregunta por lo que es viejo o nuevo, periférico o central, moderno o primitivo, se plantea en términos completamente diferentes a los de la economía.

En este contexto la abstracción juega un papel privilegiado, pues escapa a la verborrea del mundo moderno, creando un sublime contrapunto. Sólo con ayuda de estos puntos de sosiego del arte es posible traspasar el umbral de lo cotidiano y contrarrestar la vorágine demoledora del drama urbano. La tierra de nadie de la abstracción libera al mundo de todo lastre, purifica y posibilita un nuevo comienzo.

Es probable que el arte no nos convierta en personas mejores, escribe Harold Bloom en un ensayo sobre Shakespeare, pero nos ayuda a soportarnos mejor a nosotros mismos y a nuestra soledad. Hace surgir el deseo de ser otras personas y viajar a lugares inalcanzables a través de un rayo del tiempo, donde nos espera un mundo mejor.

La Bienal como Territorio Libre
La Bienal de São Paulo es una región extraterritorial, en la que los artistas construyen sus colonias utópicas. Es una reserva protegida, en la que se secan los flujos de mercancías y fracasan las estrategias políticas. La Bienal se comprende como un área de repliegue, donde se acumula la masa crítica y la energía positiva, premisas indispensables de la transformación de la sociedad y de la anticipación intuitiva de nuevas formas de convivencia humana. Cada generación de artistas está llamada a efectuar un nuevo levantamiento topográfico de este territorio libre y diseñar sus contornos.

Solamente las artes disponen de una reserva universal de signos y arquetipos, cuyo intercambio moviliza la memoria colectiva de la humanidad. Entonces, si el artista es un contrabandista de imágenes, la Bienal puede ser una plataforma de transacciones en el reino de la estética, al cual, para acceder, basta presentar la curiosidad, asociada al afán de conquistar otros mundos como credencial, y una mente despierta como entrada; un lugar donde se comercializan bienes preciosos, pero no se cobran impuestos.


 

 

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