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Luiz Davidovich, físico brasileño; Lucía del Valle, emprendedora de OpenBeauchef y estudiante del Doctorado en Ciencias Médicas; Heloísa Paterno, estudiante universitaria de Brasil; Isaac Díaz, estudiante de Costa Rica; y May-Britt Moser, Premio de Medicina (2014).

Encuentro organizado por la Academia Brasileña de Ciencias

Estudiante del Doctorado en Ciencias Médicas dialoga con Premios Nobel

A mediados de abril, 35 estudiantes de América Latina y el Caribe participaron en un diálogo con tres Premios Nobel para analizar de qué manera la ciencia puede beneficiar a la sociedad. La Casa de Bello fue representada por la estudiante del Doctorado en Ciencias Médicas, Lucía del Valle, quien además es parte de la startup Candel Medical Company de OpenBeauchef.

La IV Jornada CICA contempló la exposición de más de 40 poster de las investigaciones que se realizan en estos centros.

Avances y trabajo mancomunado

Medicina traslacional, desafío de futuro

Creciente interés ha despertado entre académicos y estudiantes de pre y postgrado de la Facultad de Medicina las jornadas de los Centros de Investigación Clínica Avanzada, CICA, que este 24 de abril de 2024 tuvieron su cuarta versión, reuniendo a más de un centenar de inscritos.

Escuela de Salud Pública acoge reunión mensual

CESA avanza en sus estrategias de planificación del trabajo anual

Establecer las nuevas directrices del trabajo del Centro Especializado para la Prevención del Consumo de Sustancias y el Tratamiento de las Adicciones, CESA y sus acciones estratégicas a corto y largo plazo, fueron parte de los objetivos desarrollado en la reunión mensual, según nos cuenta el Dr. Jorge Ramírez, uno de los tres investigadores ESP que son parte del nuevo Centro.

Al centro el decano de la Facultad de Medicina, dr. Miguel O'Ryan; la rectora de la Universidad de Chile, dra. Rosa Devés; la directora del Hospital del Salvador, dra. Victoria Pinto, y la decana de la Facultad de Odontología, dra. Irene Morales, junto al equipo directivo de nuestro plantel

Trabajos están cerca del 80% de avances

Hospital del Salvador muestra su futuro

Con el objetivo de dar a conocer los avances en el levantamiento de la nueva infraestructura de este recinto asistencial, su directora, doctora Victoria Pinto, se reunió con autoridades de la Universidad de Chile.

Es fundamental controlar la propagación del vector

Más allá del dengue

En medio del auge de casos de esta infección que se vive en los países vecinos, así como del reciente descubrimiento del mosquito que transmite la enfermedad en la provincia de Los Andes, académicos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile hacen un llamado a la calma pero, al mismo tiempo, a la prevención.

Llamada a continuar liderando la educación sanitaria nacional

Escuela de Medicina cumple 190 años

Escuela de Medicina cumple 190 años

El encuentro se realizó el 24 de abril de 2023, encabezado por la ministra de Salud, doctora Ximena Aguilera –egresada de nuestro plantel-; por el decano de la Facultad de Medicina, doctor Miguel O’Ryan y por la directora de la Escuela de Medicina, doctora Thelma Suau. La actividad contó además con la presencia de autoridades de la corporación, tales como la profesora Joseane Bonnefoy, vicerrectora de Asuntos Estudiantiles y Comunitarios; los doctores Juan Pablo Torres, vicedecano; Ulrike Kemmerling, directora académica; Andrea Mena, directora clínica; Juan Diego Maya, director del Instituto de Ciencias Biomédicas, y Eduardo Tobar, director general del Hospital Clínico Universidad de Chile, así como de las profesoras Marcela Díaz, directora de Pregrado de la institución, e Ivonne Ahlers, directora de Salud Estudiantil. Como invitado especial, asistió el doctor Martin Esteche, de la Dirección del Hospital de Clínicas UDELAR de Uruguay.

Al dirigirse a los presentes, la ministra Aguilera manifestó su satisfacción por ser parte de esta conmemoración en la que fue su casa de estudios, para luego recordar lo que fue la labor del doctor Guillermo Blest, primer director de la Escuela de Medicina en 1833 y su interés en lo que era la situación de los chilenos en esa época, pues en su hoja de ruta para esta carrera ya se notaba “la vocación por la salud pública; investigando las causas de las enfermedades que los aquejan, viendo incluso las modificaciones sociales necesarias para mejorar las condiciones sanitarias, en el sentido de crear una escuela de medicina y dotarla de las herramientas para enfrentar los problemas que en ese momento tenía la población nacional. Eso es importante para mí, que soy especialista en Salud Pública, porque señala todo un itinerario que han tenido los médicos de la Universidad de Chile en el sentido de no quedarse en sólo en la patología, su diagnóstico y tratamiento, sino que siempre yendo a enfrentar los determinantes sociales de la salud. Eso también se tradujo en que estos primeros médicos que fueron enviados a perfeccionarse en Europa, muchos terminaron siendo muy influyentes en la vida de nuestro país, pues llegaron a ser senadores y ministros de distintas carteras; a través de esas distintas posiciones incidieron en proyectos como el seguro social, el seguro obrero o la ley Madre e Hijo, iniciativas que llevaron a que un país pobre como era el nuestro viviera un desarrollo sanitario muy relevante. Eso está en la base de esta Escuela de Medicina, que desde su primer director marcó una tendencia de preocuparse más allá de formar a los alumnos, sino que también de tener una visión social que contribuyera a mejorar la situación de los chilenos. Es muy valioso recordar a todas estas personas, que desde sus distintas esferas de pensamiento han salido de esta escuela y han contribuido al desarrollo de la sociedad nacional. ¡Que sean 190 años más!”

Continuando con esta mirada histórica, la directora de la Escuela de Medicina, doctora Thelma Suau, relevó que durante el siglo XX esta unidad estuvo marcada por diferentes hitos que también contribuyeron al desarrollo de la formación médica, tales como el comienzo de la selección de los postulantes a esta carrera en los años ’20; la reforma de los estudios médicos dos décadas después; la descentralización de la enseñanza práctica activa, aprovechando los campos clínicos de los hospitales públicos; la fundación de la Escuela de Salud Pública; el advenimiento de nuevas carreras de la salud para fortalecer la diversidad profesional; la creación de la Escuela de Graduados –actualmente Escuela de Postgrado-; la puesta en marcha del programa de Médicos Generales de Zona y la Reforma Universitaria a fines de la década de los ’60. “Durante las últimas décadas del siglo pasado se crearon los programas de Magíster y Doctorado en Ciencias Biomédicas, se modernizó la Biblioteca Central y se crearon el Centro de Estudios Bioéticos y Humanísticos y unidades de Educación Médica, transformadas luego en Departamentos; se organizó el Museo Nacional de Medicina, se consolidó la innovación curricular, se formó el Instituto de Ciencias Biomédicas y se impulsaron procesos de acreditación de las escuelas de Medicina del país, siendo esta la primera en alcanzar esta certificación en el año 2001”, recordó.

Posteriormente se refirió a los avances presenciados durante las últimas dos décadas, destacando la mantención de la docencia a distancia durante los períodos del estallido social y de la pandemia. “Los nuevos tiempos nos han retado en términos de la permanente reflexión en cuanto a la calidad de la educación médica; la creación del Departamento de Educación en Ciencias de la Salud ha sido fundamental para formar en docencia a médicos, desafiándolos a considerar a la enseñanza como una disciplina más dentro de su quehacer profesional”. También relevó la puesta en marcha de plataformas digitales para facilitar la labor académica, la creación del Centro de Enseñanza Aprendizaje y el Centro de Habilidades Clínicas.

Luego, la doctora Suau ahondó en lo que fue el ingreso y la evolución de las mujeres en la formación universitaria y médica, para luego reflexionar respecto de las brechas que aún existen en la presencia de estas en cargos de relevancia institucional. “Las mujeres se han incorporado en todos los ámbitos y especialidades de la medicina, aunque su acceso a cargos y responsabilidades de envergadura aún es limitado por diversas razones. Trabajar en políticas de género no se trata de regalarnos espacios a las mujeres, sino más bien de devolvernos lo que por siglos se nos ha quitado y entender que un mundo con mayor igualdad de género es mejor para todos y todas”. Por ello, recordó las políticas universitarias vigentes desde 2022 para la prevención del acoso y otras medidas institucionales.

Por último, aludió a los desafíos que trae el futuro para la Escuela de Medicina, como son el proceso de reacreditación en marcha desde hace dos años; la publicación de la memoria de esta unidad, recopilando la gestión realizada entre el 2016 y el 2022; la mantención del diálogo con los estudiantes; el proceso de ajuste curricular y la formación docente acorde al plan de mejoras establecido.

“Queríamos vivir y no teníamos miedo”

Pero la esencia de esta celebración comenzó cuando el doctor Marco Antonio de la Parra, psiquiatra y dramaturgo, subió al escenario cantando “Caballeros, señoritas, agradecemos su visita…”, el tema de apertura de “Quiebrespejos y otros sueños”, obra teatral que estrenó, junto a un elenco compuesto por los entonces estudiantes Vicente de Carolis, Luis Castro, Rodrigo Contreras, Guillermo de la Parra, Javier García, Rogelio Isla, Jorge Pardo, Juan Manuel Pérez, Héctor Toledo y Jorge Vega, el 18 de abril de 1974.

“En realidad yo quería ser escritor, pero no me resultaban la novela ni la poesía, pero sí el teatro, armaba grupo con cada gente que entraba a Medicina a ver si nos resultaba estrenar algo, y se fue juntando gente hasta que en 1974 ya nos habíamos reconocido en un grupo que cantaba y bailaba bien, podrían haber estudiado teatro o música. Pero a fines del ‘73 hicimos nuestro primer acto musical; los que trabajábamos en fisiología hicimos un acto navideño, y de repente vi cantar al “negro” Vega, a Pardo haciendo chistes, a mi primo Guillermo como un músico fantástico, y me quedó claro que a lo mejor podíamos hacer algo. Al año siguiente decidimos recibir a los mechones en el casino de la Laurita, con una obra escrita en patota, matriculando a cada uno: Rogelio, que es un músico fantástico; Vicente, que era un mimo y él no lo sabía; Rodrigo Contreras, que era el mejor mechón que uno pudiera imaginar. Entrábamos a escena cantando “Caballeros, señoritas” Guillermo y yo, tras unas cortinas que eran los cubrecamas de mis papás, donde pudimos ver que la primera función tuvo bastante público y salió bien; estábamos muy influenciados por Bob Fosse, se había estrenado “Cabaret”, hicimos un acuerdo tácito de no hacer ningún chiste contingente, y en la obra yo interrogaba al mechón, se lo torturaba, moría y era disecado; de humor negro todo. La segunda función, ese mismo día, estuvo repleta, porque los que estuvieron antes se quedaron para repetírsela. Ahí quedamos condenados, empezamos a hacerla cada vez que pudimos, donde pudimos”.

Así, recordó que, años después de su egreso, se enteraron de que la obra se seguía haciendo, que crecía “y hoy son 190 años de la Escuela de Medicina y van a ser 50 del Quiebrespejos, una obra que ha crecido y que actualmente tiene mujeres en el elenco. La sensación que tenemos con esta enorme actividad cultural que tuvimos esos años es que, como le pasó en general al teatro chileno, necesitábamos vivir, ser antagonistas de la muerte que flotaba en el aire. Queríamos vivir y no teníamos miedo”.

Después de que el elenco original en escena entonara “Lonely woman’s blues” –una parodia de aquellas mechonas de Medicina que son olvidadas al pasar a segundo año, quejándose al son de “Ay, qué tragedia, no ser novedad… Ay, qué tristeza, ser una antigüedad”...- recibieron de parte del decano de la Facultad de Medicina, doctor Miguel O’Ryan, y de la doctora Thelma Suau, galvanos recordatorios de esta hazaña dramatúrgica e identitaria que, hasta hoy, marca a cada generación de egresados de nuestro plantel. Y pudieron ver el sketch “Mechón, mechón” interpretado por la banda actual del “Quiebrespejos”, de entusiasmo intacto luego de casi 50 años.  

La calidad es un resultado

Cerrando la actividad, el doctor Miguel O’Ryan saludó al elenco del “Quieberespejos…” como representantes del “desarrollo, desde el interior, de la mirada de lo que está ocurriendo en la sociedad para llevarlo a una expresión artística que ha trascendido los tiempos”.

Luego, y destacando el rol único de la Escuela de Medicina por ser la primera del país, se dirigió a las nuevas generaciones de estudiantes del plantel, reflexionando sobre el rol de esta institución casi bicentenaria. “Se deben haber preguntado qué diferencia a esta facultad de otra casa de estudios superiores; ¿por qué es líder en formación en salud a nivel nacional? Cada año recibimos a los mejores estudiantes del país, de toda procedencia escolar y origen social, que nos escogen entre una muy variada oferta académica. La Universidad de Chile y esta facultad son unas de las instituciones públicas más conocidas y que gozan de mayor prestigio en la opinión pública nacional y más allá de nuestras fronteras, sosteniéndose en una alta calidad académica. Nuestro sello es de viejo cuño; nuestra marca es probada. No sabemos hacer las cosas de otra manera que no sea con calidad y gusto por el trabajo bien hecho; así lo hicieron nuestros fundadores y todos los que durante casi dos siglos han hecho grande a la primera universidad pública del país. La enorme mayoría de quienes se han formado en nuestras aulas han servido a Chile con verdadera vocación pública, aún en los lugares más apartados, contribuyendo así al desarrollo de esta nación y a mejorar la calidad de vida de su gente”.

A ello, añadió que “la labor de nuestra institución ha gravitado en toda la historia sanitaria y científica de nuestro país, lo que le ha significado identificarse indisolublemente con el alma nacional”. En ese sentido, recordó lo que fue el trabajo realizado durante la pandemia, “donde investigaciones señeras y profundas, al alero de académicos de nuestra facultad, en alianza transdisciplinar con otras facultades, generaron conocimiento pionero a nivel mundial para su mejor manejo, ayudando a salvar vidas”.

Por ello, sentenció que “la calidad no es un accidente, es un resultado. Y el sello de calidad de nuestra institución se amalgama con el sello de compromiso con Chile y su futuro; ese, que puede y debe ser de esplendor. Nuestro compromiso es trabajar con tesón para mantener e incrementar nuestras respuestas como institución de educación superior líder a las demandas de la realidad nacional de salud”.   

A continuación, se refirió a desafíos actuales que enfrenta la institución, “como el liderar un proceso de relación entre la Universidad de Chile y los centros de salud estatales del país; es perentorio acordar con las autoridades de salud, en todos los niveles, que la asistencia y la docencia son inseparables, y que la presencia de estudiantes en las salas de hospital y centros ambulatorios es una señal de calidad, desarrollo y futuro”. Por último, dijo que “el entusiasmo, energía y compromiso de las nuevas generaciones sin duda contribuirán a superar los obstáculos por más complejos que se planteen”.