El juego se realiza con tabas, astrágalo de la pata del cordero o carnero, puesto que los tabones del ganado vacuno, son demasiado grandes. La taba tiene cuatro caras en las cuales se graban los nombres de hoyo, tripa, carne y culo. El hueso se lanza al aire y gana el que acierta la cara elegida. Si cae de costado no hay juego. El jugador tiene la habilidad de arrojarlo a regular distancia de forma que se clave y no ruede. Una partida organizada de este juego se denomina tabeada y el juez que arbitra la reunión es conocido por canchero. Las tabeadas están regidas por un reglamento. Parece que este juego pasó de la Argentina a Chile y que primero lo jugaron los mapuches quienes lo llamaron tafan y después los hombres de la Patria Vieja (1810-1814). En 1842 ya hay disposiciones que prohiben en la calle las ruedas de jugadores de tabas. Este juego en Chile no tiene mucha vigencia, pero a veces, en los campos, aparece unido al tiempo de la matanza, ya que entonces pueden obtenerse tabas frescas. Entre las adivinanzas que corren por el país sobre la taba, figuran éstas:
El juego y jugada de la taba en Argentina, es criollo por disposición de los gauchos y de los poetas gauchescos. Bartolomé Mitre (1821-1906), político y escritor argentino, Presidente de la República de 1862 a 1868, uno de los precursores de la poesía gauchesca, le dedica unos versos al juego en Cielito patriótico; José Hernández (1834-1886), es en Martín Fierro donde logra sus mejores alcances y sobre la taba; Ricardo Güiraldes (1886-1927), en Don Segundo Sombra, evoca la vida tradicional del antiguo habitante de la pampa y el juego del hueso; Eleuterio Felipe Tiscornia (1879-1945), quien perteneció a la Academia Argentina de Letras y fue un valioso estudioso de Martín Fierro, en Inventario filológico, dice que ya en 1638 un documento del archivo de tribunales de Córdoba, Argentina, consigna el juego del truco y taba; en tanto que Javier de Viana (1868-1926), escritor uruguayo, cita a la taba en su obra Guri. Este juego de azar o de habilidad o, simplemente, del goce de ejercitarse en la clavada, en la Argentina ha enriquecido el habla popular con expresiones como calentarse a uno las tabas, por tomar bríos para una contienda o pelea; darse vuelta la taba, por cambiar la suerte o situación de una persona; menear la taba, que es dar conversación, charlas; tirar uno la taba, arriesgarse en una cosa difícil o peligrosa. Hay jugadores que tienen sus creencias en torno a la taba, como los hay taberos tramposos, hábiles personas que viven de él. Tan arraigado está el juego, que desde sus primeros años se ejercitan en su manejo. Y tiene entre sus adivinanzas éstas:
En Bolivia, el destacado estudioso Víctor Varas Reyes (1904), en su obra Huiñaypacha, muestra que este juego tiene raigambre popular. En ella trata aspectos folklóricos de Bolivia y la dedica al investigador argentino Juan Draghi Lucero (1897) y al chileno Oreste Plath (César Octavio Müller Leiva, 1907-1996), compañeros del Seminario de investigaciones folklóricas de 1942, realizado en Santiago de Chile, como reconocimiento al estímulo que le brindaran. En Uruguay, conocen esta adivinanza:
Entre las adivinanzas sentenciosas, clasificadas por Ildefonso Pereda Valdés (1899) se cuenta ésta:
Echar culo en el juego popular rioplatense es echar la parte lisa de la taba. Origen. En Grecia o en Roma eran instrumentos sagrados usados por los sacerdotes. Los adivinos practicaban la astragalomancia usando los huesecillos del astrágalo sobre los cuales trazaban algunas letras del alfabeto. Se echaban al acaso, como los dados, para hallar la respuesta. Se dice que nació en Grecia llamándose astrágalo, siendo un juego muy generalizado entre hombres y mujeres. Asimismo con el nombre de astragalizante designan los arqueólogos las estatuas que representan a una persona jugando la taba. En Roma se llamaba alea. En los aduares árabes lab el kab, llegando a quedar en la voz ka-ba y finalmente taba. Sócrates (469-399 a.j.c.) filósofo griego, jugaba en las calles de Atenas. De la mejor época del arte griego se conserva una escultura en el Museo de Berlín, mostrando a jugadores de tabas, grupo original del escultor griego Policleto (c. 480-420 a.j.c.). Mujeres griegas, realizando este juego, se ven en una pintura sobre mármol descubierta en Resina, ciudad situada en la ladera occidental del monte Vesubio y construida en parte sobre la antigua ciudad de Herculano. Estas jugadoras, también se encuentran representadas en ánforas griegas. Un fresco romano en que se muestra a jugadores de este juego, procedente de Herculano antes que fuese sepultada por una erupción del Vesubio, se exhibe en el Museo Nacional, en Nápoles. En tumbas y viviendas lacustres prehistóricas se han encontrado tabas de animal al lado de esqueletos infantiles, que seguramente fueron empleadas en juegos parecidos. En la antigüedad se usaban imitaciones de tabas artificiales para este juego: de hueso, marfil, cristal, ágata o cristal de roca, de bronce, plata u oro. En colecciones de juguetes o en museos se las puede contemplar hoy. Denominación. Argentina: taba Australia: jacks-knucles Los griegos la denominaron astrágalo; los latinos, talos, talus; los flamencos, pickelsten;
En Valladolid, España, en el Centro de las Francesas, existe el patio de las tabas (es un gran interior de una casa en redondo con cientos de huesos de tobillos de cordero y piedras pequeñas que están colocadas en el piso. Dispersión. Argentina, Bolivia, Chile, Guatemala, Perú, Uruguay, Venezuela. Comentario. En España, este juego que tiene variantes en determinadas regiones, desde antiguo lo vienen mencionando figuras como Mateo Alemán y de Enero (1547-c. 1613), novelista español, autor de Guzmán de Alfarache, obra publicada entre 1599 y 1604. Se la considera, después de la obra anónima El lazarillo de Tormes, como la iniciadora de la novela picaresca; Miguel de Cervantes y Saavedra (1547-1616), en La ilustre fregona; Francisco de Quevedo y Villegas (1580-1645), en La historia de la vida del Buscón, llamado don Pablo, ejemplo de vagamundos y espejo de tacaños; Agustín Moreto y Cavana (1618-1669), en La fuerza del natural o La Fuerza de la ley. España trajo este juego al Nuevo Mundo y la forma española de jugarlo adquirió características propias en algunos de estos pueblos. Emilia Romero, quien recopiló los juegos practicados en Perú, descubrió que muchos de ellos tenían el más ilustre y preclaro abolengo, remontándose hasta la época de los griegos y romanos, hecho que demostró con abundante documentación. Esta investigadora afirma en Juegos infantiles tradicionales en el Perú, que Rafael Karsten (1879), encontró entre 1928 y 1929, que los indios quechuas de la región del Cuzco jugaban a la taba. Y relata que los indios lo realizan en los funerales. Según aquel rito, los parientes y amigos deben acompañar el alma del muerto en su último viaje y el juego ayuda a que el alma se separe del cuerpo y se vaya al cielo. Toda la ceremonia y en especial el juego, se practica cerca del cadáver que yace en su lecho ubicado al centro del cuarto. Los hombres se sientan en el suelo formando un círculo, arrojan las tabas por turnos y cuando alguno logra que la parte cóncava permanezca hacia arriba, se considera buen augurio. En Argentina, en Palermo y Cachi (provincia de Salta), el 1 de noviembre (día de las almas o de los difuntos), se efectúan tabeadas, como una forma de rendir homenaje a los muertos. Félix Coluccio (1911), en una descripción somera, en su obra Fiestas y celebraciones de la República Argentina, dice que el día de las almas, mientras se velan las ofrendas, se sientan los circunstantes alrededor de una mesa o se ubican en rueda en el suelo simplemente y, por turno, van tirando una taba; cuando ésta cae junto a cualquiera de ellos y del lado de la suerte, significa que esa persona tiene que rezar un número determinado de veces una oración dada (el rosario, por ejemplo) o dirigir el corro. Cuando él ha cumplido, tira a su vez la taba para designar al que ha de continuar. Y entre las creencias en torno al juego, usan el siguiente maleficio para hacer perder al contrincante: en un descuido hacen pasar por encima de la taba a una mujer menstruante o escupen la taba antes de ser recogida por el contrario.
Bibliografía Adivinanzas tradicionales. Ismael Moya. Ediciones Anaconda, Buenos Aires, Argentina, 1955 Cancionero popular cuyano. Juan Draghi Lucero. Colección Anales del Primer Concurso de Historia de Cuyo, tomo 7. Imp. Best Hermanos, Mendoza, Argentina, 1938 Cancionero popular uruguayo. Ildefonso Pereda Valdés. Ediciones Florensa y Lafón, Montevideo, Uruguay, 1947 Cielito patriótico. Bartolomé Mitre. Días geniales y lúdricos. Sevilla, España [Juan] Rodrigo Caro. Obras completas. Impreso por la Sociedad de Bibliófilos Andaluces. Imprenta Mercantil, Sevilla, España, 1884 Don Segundo Sombra. Ricardo Güiraldes. Buenos Aires, Argentina, 1944 El juego infantil - su promoción y su uso equivocado en pedagogía. Andreas Flitner. Revista Humboldt. Año 18 Nº 64, Imprenta F. Bruckmann KG Graphische Kunstanstalten, Münich, Alemania 1977 pp. 42-53 Folklore chileno. Aspectos populares infantiles. Oreste Plath (César Octavio Müller Leiva) Anales de la Universidad de Chile Nº 61 y 62, Santiago de Chile, tercer y cuarto trimestre 1946. Folklore tachirense. L. F. Ramón y Rivera e Isabel Aretz. Edición cuatricentenario, Cuatro volúmenes. Editorial Arte, Caracas, Venezuela, Vols. I y II, 1961; vol. III, 1963 estampilla que representa este juego (1984) Fiestas y celebraciones de la República Argentina. Félix Coluccio. Editorial Plus Ultra, Colección Nuestro Folklore, Buenos Aires, Argentina (2ª edic.) 1978 Guri. Javier de Viana. Montevideo, Uruguay, 1920 Guzmán de Alfarache. Mateo Alemán. Madrid, España. La primera edición de esta obra se hizo en 1599, en Madrid, con el título de Primera parte de la vida del pícaro Guzmán de Alfarache, la segunda en 1602 con el título de Guzmán de Alfarache,, firmado por Mateo Luján Saavedra, reconocida por los estudiosos como de inferior calidad; en 1603, en Lisboa, con el título de Segunda parte de la vida de Guzmán de Alfarache, atalaya de la vida humana, por Mateo Alemán, su verdadero autor. La tradición ha recogido esta obra como Guzmán de Alfarache. Historia de la vida del Buscón, llamada don Pablos, ejemplo de vagamundos y espejo de tacaños. Francisco Gómez de Quevedo y Villegas. Madrid, España, 1626 Huiñaypacha. Aspectos folklóricos de Bolivia. Víctor Varas Reyes. Cochabamba, Bolivia, 1947 Inventario filológico. Eleuterio F. Tiscornia. Posiblemente obra inédita citada por Federico Oberti Jerarquía gauchesca de la taba. Federico Oberti. El Hogar Nº 2044, año 44. Buenos Aires, Argentina, 17 de diciembre de 1948 Juegos infantiles tradicionales en el Perú. Emilia Romero. Folklore Americano, Lima; Perú. 1º parte Nº 2, Año II, 1954, pp. 89-177; 2º parte Nº 3, Año III, 1955, pp.94-120; 3ª y última parte Nº 4, Año IV, 1956, pp. 137-177. Juegos y alegrías coloniales en Chile. Eugenio Pereira Salas. Empresa Editora Zig-Zag, Santiago de Chile, 1947 La ilustre fregona. Miguel de Cervantes y Saavedra. Editorial Ebro. Zaragoza, España. Esta narración esta incluida en la Novelas ejemplares de Cervantes. La fuerza del natural. Agustín Moreto y Cavana. Madrid, España, s/f Martín Fierro. José Hernández. Estudio preliminar, notas y vocabulario de Eleuterio F. Tiscornia. Editorial Losada, Buenos Aires, Argentina, 1941 Vocabulario y refranero criollo. Tito Saubidet Gache. Editorial Guillermo Kraft Ltda. Buenos Aires, Argentina (3ª edic.), 1948 |