Los niños eligen a uno de ellos y le entregan un objeto que ha de ocultar en alguna parte. Por lo general un pañuelo arrollado, huaraca, para que sirva a modo de látigo. Luego los niños, con los ojos cerrados y la cabeza gacha, forman un círculo. Mientras tanto, el elegido esconde el objeto y cuando ya lo ha colocado en el lugar que le ha parecido bueno, dice en tono de desafío:
Los niños, entonces, se dispersan tratando de encontrar el objeto oculto. Cuando el que busca se aleja del escondite, el escondedor le grita:
Frío, frío, como el agua del río.
Si el niño se aproxima al escondite le manifiesta:
Tibio, tibio.
Cuando se acerca:
Caliente como el agua hirviente.
Algunas veces, por broma:
Como el aguardiente.
A medida que se acerca al lugar del objeto:
Que se quema.
Y cuando el jugador está en el preciso momento de encontrarlo, grita:
Fuego, fuego. Como también exclama:
Entonces todos corren a la capilla, para escapar de los golpes, los huaracazos. El feliz encontrador será el animador del próximo juego. A la invitación de:
Tugar, tugar,
Otras veces se organiza de la manera siguiente. Se vendan los ojos a un niño designado por la suerte, mientras otro, a vista de sus compañeros esconde la huaraca. Una vez oculta, se llama al vendado, a los gritos dados por el que la escondió:
Tugar, tugar,
Acto continuo, el vendado se quita el pañuelo y entra en acción: observa aquí y allá: levanta una piedra; ve detrás de una puerta. En Chile se encuentran variantes en el norte, centro y sur. Origen. María Cadilla de Martínez (1886-1951) a la que se deben valiosos estudios sobre poesía popular, y cantos y juegos infantiles de Puerto Rico, cree que este juego deriva del antiguo sonsoluna. Aún se juega en algunos rincones de España con este diálogo:
¿Sonsoluna? Denominación. Chile: tugar,
tugar salir a buscar, frío y caliente, la huaraca, totalgo (Chiloé),
pañuelito escondido España, la correa escondida, campaneta, ning-ning o campaneta la ning-ning (Cataluña). Dispersión. Argentina, Chile, Ecuador, Nicaragua, Panamá, Perú, Venezuela. Comentario. Para librarse de los huaracazos tienen que correr hasta la capilla, lugar en el cual no se les puede azotar, se respeta el derecho de asilo. Se da el nombre de huaraca a un cilíndro apretado hecho de trapo, que los niños hacen generalmente con su pañuelo y amarran al medio con un hilo para que no se desdoble, otras veces es anudado. Este juego es motivo
del cuadro Tugar, tugar del pintor francés, notable colorista,
Nicolás Lancret (1690-1743). Bibliografía Canciones y juegos de los niños de América. Frank Henius. Editorial Americalee, Buenos Aires, Argentina, 1946 Chiloé y los chilotes. Francisco J. Cavada. Estudios de folklore y lingüísticade la provincia de Chiloé(República de Chile) Santiago de Chile, Imprenta Universitaria 1914. Este trabajo se publicó en la Revista de Historia y Geografía. Santiago de Chile, desde el Nº 7, 1912, p. 362-463; Nº 8, 1912, pp. 447-503; Nº 9, 1913, pp. 390-472; Nº 10, 1913, pp. 405-466; Nº 11, 1913, pp.452-474; Nº 12, 1913, pp. 281-338; Nº 13, 1914 pp. 247-287 Diccionario del folklore ecuatoriano. Paulo de Carvalho Neto. Colección Tratado de Folklore Ecuatoriano I. Editorial Casa de la Cultura Ecuatoriana, Quito Ecuador, 1964 Diccionario etimolójico de las voces chilenas derivadas de lenguas indíjenas americanas. Dr. Rodolfo Lenz. Publicado como anexo a los Anales de la Universidad de Chile, Imprenta Cervantes Santiago de Chile, 1905-1910. Juegos infantiles tradicionales en el Perú. Emilia Romero. Folklore Americano, Lima; Perú. 1º parte Nº 2, Año II, 1954, pp. 89-177; 2º parte Nº 3, Año III, 1955, pp.94-120; 3ª y última parte Nº 4, Año IV, 1956, pp. 137-177. Juegos y deportes. Daniel Aeta Astorga. Editorial Nascimento, Santiago de Chile, 1930 Juegos y canciones infantiles de Puerto Rico. María Cadilla de Martínez. Casa Baldrich, San Juan, Puerto Rico, 1940 Noticias relacionadas con el folklore de Lebu. Lucila Dufourcq. Anales de la Facultad de Filosofía y Educación, Universidad de Chile, Sección de Filología, Prensas de la Universidad de Chile, Tomo III, Santiago de Chile, 1943, pp. 225-294 |