Nueva exposición se inaugura el viernes 19

MAPA: 70 años conservando y visibilizando el arte del pueblo

MAPA: 70 años conservando y visibilizando el arte del pueblo
Obras que son parte de la exposición "MAPA, 70 años del imaginario popular. 1944 -2014", que fueron donadas por Pablo Neruda.
Obras que son parte de la exposición "MAPA, 70 años del imaginario popular. 1944 -2014", que fueron donadas por Pablo Neruda.
Nury González, directora del museo, quien señala que tras poner al MAPA en el espacio cultural, poseen nuevos desafíos como la investigación y una nueva mirada sobre el concepto de arte popular.
Nury González, directora del museo, quien señala que tras poner al MAPA en el espacio cultural, poseen nuevos desafíos como la investigación y una nueva mirada sobre el concepto de arte popular.
Una de las piezas de la muestra que vuelve a ser exhibida luego de más de 70 años.
Una de las piezas de la muestra que vuelve a ser exhibida luego de más de 70 años.

20 de noviembre de 1944. Emplazado en dependencias del Castillo Hidalgo, en el Cerro Santa Lucía, el Museo de Arte Popular Americano abría sus puertas por primera vez al público con una muestra de objetos folclóricos mexicanos. Su director y fundador, el académico Tomás Lago, recibía a Juvenal Hernández Jaque, entonces Rector de la Universidad de Chile, al embajador de México Luis I. Rodríguez y a las autoridades de gobierno, entre ellos el ministro de Educación Enrique Marshall y al alcalde de Santiago, Galvarino Gallardo.

“El programa del museo es muy sencillo: solo nos proponemos ser sinceros para conservar en su integridad esencial el espíritu popular (…) Debemos guardar los objetos que nuestros pueblos usan en la actualidad, los que diariamente decoran sus habitaciones o utiliza en su ajuar doméstico, sin arreglos intencionados para producir lo que llamamos un efecto, pero escogidos con interés y amor fieles”, planteaba Tomás Lago en sus palabras a los asistentes, marcando así el comienzo de la historia del MAPA.

Este es uno de los hitos inscritos en la trayectoria de este espacio patrimonial, pionero en su área a nivel del continente. El MAPA nació tras la primera Exposición de Artes Populares Americanas, realizada con motivo de la conmemoración del centenario de la Universidad de Chile. La muestra reunió piezas provenientes de Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, Guatemala, México, Paraguay, Perú y Venezuela en el Museo Nacional de Bellas Artes, en una actividad instada por la especial visión de su fundador, Tomás Lago, y gracias a la gestión de Amanda Labarca, presidenta del Comité Ejecutivo de la Comisión Chilena de Cooperación Intelectual. Con motivo de esta exposición la Universidad publicó un libro con el catálogo de la muestra.

Es esta misma historia la que vuelve al presente para ser recordada y conmemorada en la nueva muestra del MAPA, que se inaugura este viernes 19 de diciembre a las 19:00 hrs. en la sala de exposiciones del Museo, ubicada en el Centro Cultural Gabriela Mistral. Serán casi todas estas piezas, custodiadas por el MAPA por siete décadas, las que serán puestas nuevamente a disposición del público en la muestra “MAPA, 70 años del imaginario popular. 1944 -2014”.

Quienes visiten la exposición podrán encontrar además las obras donadas por el Premio Nobel Pablo Neruda, quien además de ser amigo de Tomás Lago colaboró en la gestión del Museo y de sus primeras donaciones.

Tomas Lago: un visionario

Otro componente de esta muestra está dedicado a la figura de su fundador. A través de una selección de textos sobre el MAPA y sus fundamentos se espera mostrar la visión de Tomás Lago (Chillán, 1903 – 1975) quien mediante esta iniciativa puso en valor la cultura popular, proponiendo así una nueva perspectiva del arte popular en la que se conjugan las experiencias culturales, la tradición y la inventiva atravesada por una estética.

“El arte popular tiene que ver con los relatos orales, producciones, construcciones y trabajo vinculados al entorno cotidiano, con ese saber que no viene estructurado desde el campo de la erudición, pero que igualmente uno lo puede mirar desde el punto de vista estético”, explica la actual directora del MAPA, Nury González, destacando que esta visión reivindicativa del arte popular deviene de la perspectiva de Lagos.

“Todos estos fragmentos que escogimos de las palabras de Tomás Lago hablan de su interés y su amor por el arte popular, que posee al mismo tiempo la rigurosidad investigativa con la que quería sentar ciertas bases dentro de la Universidad de Chile”, explica Daniela Colleoni, investigadora del MAPA. “Tomás Lago fue muy adelantado en su pensamiento respecto al arte popular, de partida por vincularlo a la academia”, agrega. 

Poner al MAPA en el mapa cultural 

Tras la primera gestión de Tomás Lago, desde 1944 a 1968, lo sucedió en la dirección del MAPA el folclorista Oreste Plath, quien, entre otras cosas, abrió la perspectiva del museo a otros ámbitos como el arte carcelario.

Para su gestión estaba planificado el traslado de la colección del MAPA a un edificio ubicado en Monjitas con José Miguel de la Barra, espacio conseguido por Tomás Lago en 1966, en pos de conseguir mayor espacio para el desarrollo de las actividades del Museo. Pero este proceso se vio frustrado por el golpe de Estado, donde la dirección del museo pasó al antropólogo Bernardo Valenzuela, quien se mantuvo en el cargo hasta 1980.

“La historia de este museo es muy traumática. Todavía no tenemos claridad de la pérdida de sus objetos durante la dictadura. Esas son todas investigaciones que quedan pendientes. Sabemos más o menos lo que había, pero ahí hay una etapa negra y oscura como es la dictadura en la Universidad de Chile”, explica Nury González.

Entre este periodo y el retorno a la democracia las piezas del MAPA fueron guardadas en las dependencias del MAC del Parque Forestal. Desde la gestión de Sylvia Ríos (1996-1999) hasta hoy, la actual dirección ha sorteado la difícil tarea de la recomposición del Museo, el que “estaba absolutamente desaparecido del medio cultural. Lo que nosotros hemos logrado, es poner al MAPA en el mapa cultural chileno, que se conociera ya que esta colección recoge objetos que tienen que ver con el imaginario de un pueblo chileno, y que a la vez tienen una coincidencia con un pueblo latinoamericano”, resalta Nury González.

Actualmente la sala de exposiciones del GAM cuenta más de 50 mil visitas anuales. Con este ordenamiento “se cierra un ciclo de darle una institucionalidad y un orden, aunque todavía faltan cosas bastante fundamentales como es tener un equipo consolidado; este es equipo que está aquí por amor al museo y la Universidad”, explica González, aludiendo al bajo presupuesto que posee el MAPA, que autogestiona recursos postulando a fondos de investigación.

“También esperamos, cerrando justamente este ciclo, que caminemos a que haya un apoyo más a nivel central de estos lugares culturales que cumplen una función muy importante en el desarrollo de la memoria del país, porque si bien están alojados en una facultad, son de toda la Universidad de Chile, son de todos”, plantea la directora del museo, destacando también que “es importante festejar los 70 años del MAPA porque la Universidad de Chile ha sido y sigue siendo el garante de un patrimonio que es de todos los chilenos”.

Uno de los próximos proyectos del museo concretará el sueño de Tomás Lago: tener las dependencias adecuadas para el desarrollo de la investigación y visibilización del arte popular. El MAPA será parte de la Plataforma Cultural del campus Juan Gómez Millas. “Estarán los depósitos, investigación y una muestra permanente”, plantea la profesora, configurando así “un polo cultural. Así como existe la Quinta Normal, este otro sector de la ciudad puede convertirse en un foco cultural fuerte”, explica. Esto “va a facilitar y enriquecer mucho el trabajo, porque ahora entramos a una etapa cada vez más rigurosa” respecto a la investigación y la configuración de un concepto del arte popular. Un tema que el equipo del MAPA quiere desarrollar más críticamente, vinculándolo a otras áreas que también fueron importantes para Tomás Lago, como por ejemplo la educación, finaliza Daniela Colleoni.