Ciudadanos vigilados por globos aerostáticos: entre la ciencia ficción y la realidad

Ciudadanos de la zona oriente son vigilados por globos aerostáticos
Hace un mes, los alcaldes de Las Condes y Lo Barnechea inauguraron un inédito sistema de vigilancia basado en globos aerostáticos.
Hace un mes, los alcaldes de Las Condes y Lo Barnechea inauguraron un inédito sistema de vigilancia basado en globos aerostáticos.
Las cámaras incorporadas en estos globos son de alta resolución, con una rotación de 360 grados que alcanzan un perímetro de 30 cuadras aproximadamente.
Las cámaras incorporadas en estos globos son de alta resolución, con una rotación de 360 grados que alcanzan un perímetro de 30 cuadras aproximadamente.
Su impacto a largo plazo, al igual que toda medida de prevención situacional, tendrá una efectividad relativa, ya que se orienta a prevenir un solo tipo de delito: el delito contra la propiedad.
Su impacto a largo plazo, al igual que toda medida de prevención situacional, tendrá una efectividad relativa, ya que se orienta a prevenir un solo tipo de delito: el delito contra la propiedad.
Las cámaras son un dispositivo cuya intención más clara es vigilar, pero como anteriormente se señaló no es un simple "ojo" que observa, sino que es un dispositivo que acumula información.
Las cámaras son un dispositivo cuya intención más clara es vigilar, pero como anteriormente se señaló no es un simple "ojo" que observa, sino que es un dispositivo que acumula información.

Como en películas de ciencia ficción que retratan a sociedades vigiladas a través de sofisticados medios tecnológicos, hace un mes, los alcaldes de Las Condes y Lo Barnechea inauguraron un inédito sistema de vigilancia basado en globos aerostáticos que se elevan a 150 metros con cámara de vigilancia en su interior ¿Su fin? identificar a los delincuentes que ingresen o salgan de las comunas. La medida ha despertado diversas reacciones ciudadanas, cuyos detractores la critican por considerarla un mecanismo que viola la privacidad y ser en la práctica poco efectiva, opinión también compartida por académicos de nuestra Facultad.

Las cámaras incorporadas en estos globos son de alta resolución, con una rotación de 360 grados que alcanzan un perímetro de 30 cuadras aproximadamente. Este mecanismo de monitoreo, “al igual que toda estrategia de prevención situacional que implique el aumento de la seguridad a través del uso de tecnologías como, por ejemplo, ampliar la capacidad de detectar situaciones o conductas criminales a través cámaras, sistemas de detección en aeropuertos, tiene un costo en términos de las libertades personales”, ya que así como detectan hechos punibles, las cámaras también detectan el movimiento de la vida cotidiana, afirma Daniela Bolívar, académica del Departamento de Psicología.

En la práctica, instalan y refuerzan la idea de una sociedad súper vigilada y el control como la única forma de vida en común, acrecentando los niveles de desconfianza social. Además, el sistema contribuye a reforzar la idea de que la delincuencia se produce por sujetos que se desvían de la norma.

La medida tampoco ahonda en las causas del robo o asalto, vinculadas a las crecientes y profundas desigualdades de la sociedad chilena; más bien se centra en los “síntomas”, apuntando a la reducción de las posibilidades de delinquir a través de una detección rápida. Según la académica, a futuro los ofensores se desplazarán a otros sectores de Santiago o cambiarán sus estrategias para actuar frente a estos dispositivos de control social.

Tras su implementación, la iniciativa ha sido recibida de distintas maneras: para algunos(as) ha significado una señal de “protección” de la autoridad, para otros una persecución. Ese significado, a juicio de Bolívar, puede además cambiar a través del tiempo, dependiendo de los resultados de las cámaras y del manejo comunicacional que se haga de la intervención.

Su impacto a largo plazo, al igual que toda medida de prevención situacional, tendrá una efectividad relativa, ya que se orienta a prevenir un solo tipo de delito: el delito contra la propiedad, ignorando otras ofensas de igual relevancia social. Se corre el riesgo de sobredimensionar su efectividad incorporándole más criterios para vigilar y observar, instalando una suerte de “Gran Hermano” que de manera omnipotente se hace cargo de la sociedad, sin considerar los deseos de los(as) ciudadanos(as). “Por último, es una estrategia que tiene como supuesto que el ofensor, delincuente, es un 'extraño' que debe ser identificado, generando una lectura bastante simplista del fenómeno de la criminalidad”, comenta la investigadora.

En la novela 1984, Orwell ya nos advertía de los riesgos del “Gran Hermano” que estaba detrás de las cámaras, porque a través de él, las tecnologías dejan de ser neutrales y pasan a ser parte de un plan social sofisticado y complejo.

El uso panóptico de las tecnologías

Actualmente, la sociedad se ido habituando a la presencia de sistemas de vigilancia y control, algunos de naturaleza biométrica. Se ha impulsado también un debate importante sobre cómo se usan los datos obtenidos, quiénes los obtienen y qué derechos tienen sobre los mismos.

Las cámaras son un dispositivo cuya intención más clara es vigilar, pero como anteriormente se señaló no es un simple “ojo” que observa, sino que se constituye como un dispositivo que acumula información. Con la instalación de los globos vigilantes de las comunas de Las Condes y Lo Barnechea faltó –a juicio de académicos– un proceso de diálogo social, donde la comunidad pueda decidir y consensuar los límites.

De hecho, las cámaras de vigilancia se encuentran masivamente presentes en la vida cotidiana, monitoreando el tránsito, las salas de clases, casas, edificios, cuyo cuestionamiento sobre el uso de los datos que almacenan es siempre materia de debate entre los(as) involucrados(as).

Ante las críticas de muchos vecinos de la zona oriente que reclaman por el uso excesivo de la tecnología, el Académico del Departamento de Antropología, Andrés Gómez, señala que esta visión “panóptica” da cuenta de cómo llega a relacionarse la sensación de inseguridad y la gestión municipal, con un globo y una cámara. Se instala de este modo la sensación de que un buen gestor es aquel que puede ver y saberlo todo.

“Cabe plantearse entonces que se trata de empresas privadas al servicio de una necesidad que hace visible la buena gestión política local. Aparentemente, lo que queda claro es lo poco eficaz de los otros dispositivos de vigilancia”, subraya. Las cámaras o dispositivos técnológicos no distinguen “los contextos sociales de enunciación, es decir los actos delictuales”.

Ha quedado en evidencia que el uso de las tecnologías puede traer consigo aceptación o rechazo, por lo que en este caso, dadas las condiciones y agentes que intervienen en la propuesta de los globos aerostáticos –municipios y policía– “parece más oportuno desarrollar tecnologías sociales que generen procesos de confianza social y mutuo reconocimiento en torno a lo que no es deseable en el vivir juntos”, comenta Gómez.