Sexualidad e imaginarios socioculturales: los estereotipos aún vigentes analizados por la antropología de género

Sexualidad e imaginarios socioculturales aún vigentes en la juventud
Daniela Maldonado se tituló en 2012 de antropóloga y más tarde estudio Diplomado en Formulación y Evaluación de Proyectos Sociales en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO).
Daniela Maldonado se tituló en 2012 de antropóloga y más tarde estudio Diplomado en Formulación y Evaluación de Proyectos Sociales en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO).
El libro "Imaginario cultural de la sexualidad juvenil. Un estudio etnográfico" analiza cómo este grupo etario entiende, vive y significa la sexualidad.
El libro "Imaginario cultural de la sexualidad juvenil. Un estudio etnográfico" analiza cómo este grupo etario entiende, vive y significa la sexualidad.
"Lo que me asombró a partir de la recopilación de testimonios fue que los(as) estudiantes pronunciaron, por lo general, discursos "tradicionales" o "conservadores" sobre sexualidad", comenta Daniela.
"Lo que me asombró a partir de la recopilación de testimonios fue que los(as) estudiantes pronunciaron, por lo general, discursos "tradicionales" o "conservadores" sobre sexualidad", comenta Daniela.

Tras egresar de la enseñanza media, Daniela Maldonado (31) inició sus estudios de danza en la compañía Espiral en 2003. En la academia tuvo asignaturas teóricas ligadas a la antropología del cuerpo teniendo así su primer acercamiento a esta disciplina. Decidió abandonar la escuela de danza para ingresar en 2005 a Antropología en la Universidad de Chile, específicamente Antropología Social por su análisis y trabajo sobre el presente de las sociedades.

Se tituló en 2012 de antropóloga y más tarde estudio el Diplomado en Formulación y Evaluación de Proyectos Sociales en la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) de Chile y el Diplomado Masculinidades y Políticas Públicas. EME/Cultura Salud, del Departamento de Sociología. Universidad de Chile.

Ha trabajado en el Centro de Microdatos del Departamento de Economía de Universidad de Chile. Fue Coordinadora regional de proceso de aplicación de Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes (PISA) y Estudio Internacional de Progreso en Comprensión Lectora (PIRLS).

Desde 2012 ha participado de diversos proyectos de investigación en la consultora GFA Chile Consultores, entre los cuales destaca el Programa Juntos Crecemos Más. También ha sido Facilitadora de talleres y capacitaciones de Diagnósticos comunitarios y trabajó en la formulación y seguimiento de proyectos sociales de 40 localidades rurales del Valle del Choapa, entre otros proyectos.

Recientemente, publicó su libro “Imaginario cultural de la sexualidad juvenil. Un estudio etnográfico”, basado en su investigación de memoria de pregrado que contempló una muestra de 42 jóvenes, 21 mujeres y 21 hombres, distribuidos heterogéneamente según la edad. Se realizarón entrevistas y grupos focales en dos establecimientos educacionales municipalizados de la comuna de Peñalolén.

-¿Cuáles son los imaginarios socio-culturales y estereotipos sobre la sexualidad de acuerdo a tu investigación?

Lo que me asombró a partir de la recopilación de testimonios fue que si bien los estudios, por lo general, hablan de un cambio en los estereotipos o la forma de vivir la sexualidad cuando entrevisté a los(as) estudiantes pronunciaron, por lo general, discursos “tradicionales” o “conservadores” sobre sexualidad, similares a los imaginarios culturales que tenía la mamá o la abuela.

Por su parte, las adolescentes tenían discursos vinculados a mantener su “decencia”, también cuestionaban a las mujeres catalogadas de “sueltas”. La sexualidad la ligaban al amor y a una búsqueda de la pareja perfecta, a la maternidad o a la conformación de familias, pero no era un discurso basado en principios. Noté también mucho temor de adolescentes a vivir su sexualidad, miedo centrado en la posibilidad de que los pololos las abandonaran si no les daban la “prueba de amor”.

Por parte de los hombres, se mantiene el discurso de masculinidad hegemónica, mientras que aquellos que no habían desarrollado su sexualidad eran molestados por sus compañeros. En el fondo, debían desarrollarla porque, de lo contrario, se quedaban atrás. Eran “más hombres” quienes tenían mayor cantidad de conquistas y las comentaban con sus amigos. Eran “mejores hombres” si demostraban sus conquistas de mujeres. Los hombres catalogaban a las mujeres que tenían relaciones con distintos hombres de “frescas” o “peladas”, en cambio los hombres quedaban como ganadores.

-En medio de debates sobre derechos del cuerpo, como el aborto, ¿Cómo se inserta tu investigación y qué manera contribuye a la discusión?

Pienso que el tema de la sexualidad, en general, se ha tendido a abordar desde una perspectiva biológica. De hecho, todos los debates sobre aborto han estado vinculados a cuando comienza la vida, un claro ejemplo es que las matronas visiten establecimientos educacionales para enseñarles sobre la reproducción. Por eso mi investigación y las indagaciones en ciencias sociales entregan esta mirada más cultural de cómo se vive la sexualidad y, en ese sentido, es un aporte para comprender que en la práctica hay un imaginario cultural que está inserto.

También entrega miradas diferentes en torno al género, ya que siempre se ha observado linealmente la sexualidad y el género como hombre-masculinidad-heterosexualidad. Sin embargo, cuando abordas la sexualidad desde una mirada cultural detectas que hay distintas formas de comprender estas relaciones entre sexo-género-objeto del deseo. Al respecto, es necesario e interesante saber en qué posición se encuentran los jóvenes ante esa mirada.

La sexualidad siempre ha sido un tema que produce mucha disputa y discusión por todos los actores que están involucrados, quienes muchas veces apelan a un conflicto valórico católico. En contraposición, el tema genera mayor consenso cuando se discute sobre la implementación de políticas de prevención de enfermedades de transmisión sexual o del embarazo adolescente. Pero si vas a un colegio y al hablar de educación sexual se tocan temas de género, de diversidad sexual, se destapan las diferencias valóricas.

-¿Cómo la antropología del género potencia el análisis en torno a la perspectiva cultural de la sexualidad?

Pienso que el género es transversal a cualquier tema a desarrollar. En la sexualidad, es bastante más notorio el modo en que la perspectiva de género influye o significa la sexualidad. La identidad de género, obviamente, tiene implicancias y consecuencias sobre cómo vivir mi sexualidad y la manera de relacionarnos con el sexo opuesto.

Entonces, hacer un estudio de sexualidad desde una perspectiva cultural no podía carecer de la perspectiva de género porque, en el fondo, nosotros vivimos la sexualidad desde nuestro ser hombre-mujer. Actualmente, yo creo que cada vez se vuelve más evidente la importancia que tiene el enfoque de género para abordar cualquier problemática social.