Octavio Avendaño del Departamento de Sociología

Clon Académico de FACSO analiza el escenario político post elecciones

Académico de FACSO analiza el escenario político post elecciones

El último proceso eleccionario dio cuenta de que Chile ha cambiado en muchas dimensiones y que las adhesiones políticas de los distintos grupos ya no son como antes se pensaba. La derecha que hoy llega al poder después de 30 años, como lo expresaron el domingo 17 en las celebraciones o después de 50 años si el referente fuera el gobierno de Jorge Alessandri Rodríguez. Para entender más en profundidad el nuevo escenario político conversamos con el Prof. Octavio Avendaño de FACSO

Alejándose la Concertación del Gobierno luego de 20 años consecutivos en el poder, en el Chile post dictadura, la elección de Sebastián Piñera como presidente supone un reconfiguración de todas las fuerzas políticas, en especial de la Concertación, cuyos dirigentes han expresado por diversos medios de comunicación la necesidad de escuchar a la gente y revitalizar sus planteamientos y estrategias.

Este escenario, que sorprendió a muchos, no fue algo novedoso para Octavio Avendaño, académico del Departamento de Sociología de nuestra Facultad quien plantea que la derecha se volvió desafiante y competitiva a partir de las elecciones parlamentarias de 1997 y en aquí “se da cuenta de que existen posibilidades reales de alcanzar el poder y el gobierno, cuando se produce un repunte significativo en los resultados de esas elecciones. La derecha se vuelve más desafiante y está dispuesta a disputarle no solamente la representación a la concertación si no la posibilidad de llegar al gobierno”.

Según el docente de FACSO “la Concertación va perdiendo esa capacidad de desarrollar estrategias competitivas. Va asumiendo esta situación de empate artificial que genera el sistema binominal. Esto se refleja en la disminución de doblajes por parte de la Concertación a nivel de diputados y de senadores a partir del 2001” plantea Avendaño.

¿La Nueva Derecha?

El slogan del candidato presidencial RN, Sebastián Piñera fue “la nueva forma de hacer política”, pretendiendo romper con la tradición política de su conglomerado, asumiendo conceptos incluso como progresismo. Para el Doctor en Ciencia Política, mención Política Comparada, el perfil de este nuevo gobernante no será nada tan renovado si no cambia la trayectoria que ha tenido la derecha chilena de fuerte vinculación con la experiencia autoritaria.

“No logra sacarse el estigma de una derecha que tiene que depender de los enclaves autoritarios. Todavía no logra transitar hacia lo que podríamos llamar una derecha moderna, liberal, a pesar de una serie de caretas que muestra. Eso hace que la derecha sea mucho más homologable a la derecha berlusconiana en el caso italiano o a otras experiencias latinoamericanas en Colombia, como Pastrana y luego Uribe” plantea Avendaño.

Y esto quedó expresado en las celebraciones ciudadanas en las cercanías del hotel Crown Plaza: “existe ligazón con la experiencia autoritaria, no solamente en términos institucionales ni en términos socioeconómicos, si no también simbólicos.  La frase que salió en el domingo 17 de enero en las celebraciones fue que la derecha volvía después de 20 años, no se afirmaba, volvimos después de 50 años.  Inconscientemente se asume esta ligazón que hay con este pasado autoritario” sostiene el sociólogo que dicta la cátedra de Teoría I para estudiantes de Segundo Año.

Además poco se ha renovado este sector político en tanto no ha profundizado en aspectos propios del ideario liberal. “La derecha no ha sido capaz de cambiar el carácter del Estado y del sistema político. El carácter presidencialista del régimen político, que es algo que cualquier sector liberal, cuestionaría de buenas a primeras. Tampoco va más allá de desempeño de las instituciones democráticas o de las instituciones políticas. La división de poderes funciona en Chile con muchas dificultades, y en ese sentido vemos que la derecha no toma iniciativas por mejorar el funcionamiento de las sistemas acorde con lo que tendría que ser el ideario de la derecha liberal más clásico” sostuvo Avendaño.

Progresismo

El académico de FACSO explica que el origen del concepto de progresismo fue levantado por ciertos grupos de la izquierda latinoamericana que a partir de la segunda mitad de los ochenta desechan la vía armada o planteamientos revolucionarios y adhieren a los planteamientos de la socialdemocracia europea. “Fue aplicado por primera vez por las izquierdas latinoamericanas que se definieron progresistas para plantear que era necesario superar aquellas estrategias que había definido la izquierda revolucionaria de los años 60. Y que optaron por la vía democrática o por la competencia política a través del sistema democrático, transformando sus objetivos y sus plataformas de lucha”

Ejemplo de grupos que hayan usado este concepto es la experiencia del Frente Amplio en Uruguay, que “Tomando en cuenta estos nuevos objetivos y una realidad que tiene la lucha política electoral, que implica la necesidad de que esta misma izquierda se convirtiera en una fuerza mayoritaria tenía que intentar conquistar el centro político” sostiene el académico de la Universidad de Chile.

Sin embargo, actualmente en nuestro país el concepto ha sido apropiado por grupos políticos más amplios, estando en la boca de varios comandos y candidatos en el último proceso eleccionario. “Hoy en día se le da un uso mucho más amplio. Se habla de progresista como sinónimo de izquierda, pero también asociado a un liberalismo no necesariamente asociado con la derecha. Entonces se le da una connotación bastante amplia y a la vez bastante difusa” comenta Avendaño proponiendo que se elimine del uso social por su poca especificidad.

Para él, que el ala más liberal de RN se haya autodefinido como progresista tiene que ver con que “tomando esta amplitud que tiene el concepto progresista, se trató de definir como progresista porque en el fondo la apuestas de las fuerzas de izquierda que se definieron como progresistas eran similares a algunos elementos propios de la tradición liberal. Desde la lectura de derecha, si la izquierda se apropiaba de una parte del liberalismo, la derecha, autodefiniéndose como liberal, se podía apropiar de algunos aspectos o tradiciones provenientes de la socialdemocracia” puntualiza.

Reacomodo de las piezas

Este cientista político observa en una y otra dirección para construir elementos interpretativos del nuevo escenario político. Por esta razón, también en su análisis hace referencia a los desaciertos y posibilidades de la Concertación por la Democracia. Para él, la Concertación privilegió la gobernabilidad y estabilidad del sistema político, así como el manejo de las variables macroeconómicas, subestimando la participación y la organización de los sectores populares.

Por otro lado, también hubo falta de mecanismos de democracia interna en los partidos que la conforman. Para el profesor Octavio Avendaño, esas disputas y conflictos, responden más a personalismos que a diferencias programáticas e ideológicas. En estén sentido, estos mecanismos de acuerdos internos permiten la coexistencia de tendencias y facciones diversas. La carencia de dichas instancias ponen ahora en una situación de riesgo no sólo a los partidos políticos que componen la Concertación, sino al conjunto del sistema de partidos del país, pues “será un factor decisivo a la hora de recomponer las relaciones internas y hacer viable las iniciativas de la nueva oposición” sostiene Avendaño.

En el artículo publicado en el sitio web latinoamericano E- lecciones.com, el Profesor Avendaño sostiene que después de la segunda vuelta la permanencia o desaparición de la Concertación dependerá de cuán agudos puedan ser el fraccionamiento y el divisionismo al interior de sus partidos. También dependerá de las posibilidades que éstos tengan para recuperar el protagonismo que fueron perdiendo a partir del tercer gobierno de la Concertación, encabezado por Ricardo Lagos (2000-2006).

A su entender “A inicios de los noventa, la Concertación funcionaba de manera coordinada, pese al marcado carácter cupular de muchas de las decisiones. La vida partidaria, y sobre todo las elecciones de las directivas, en ocasiones, concitaron la atención de buena parte de la opinión pública. El sentido de la coordinación y el rol mismo de los partidos disminuyó en la segunda mitad de los noventa. Bajo la administración de Lagos, el rol de los partidos fue desplazado, abiertamente, por la función que pasaron a cumplir los consejeros y estrategas comunicacionales que operaban desde el segundo piso de La Moneda” plantea el sociólogo, quien frente a esta tendencia, el gobierno de Bachelet acentuó la crisis de la coalición en este aspecto.

Otro aspecto que explica la disminución en la fuerza de apoyo electoral de la Concertación fue el abandono del mundo popular y una serie de territorios en los cuales los actores sociales están organizados. Ese fue el espacio en que justamente intervino la UDI y que, a juicio de Avendaño, la izquierda extra parlamentaria no fue eficaz de conducir políticamente.

Un segmento social al que tampoco le hicieron sentido los planteamientos de Eduardo Frei o al menos no lo suficiente como para votar por él, fue el grupo formado por los llamados “chilenos aspiracionales” que están entre la clase media tradicional y aquellos segmentos que recientemente han podido superar la línea de la pobreza. Este grupo está compuesto, según Avendaño, “fundamentalmente por trabajadores independientes o segmentos de la población que adquieren o mejoran sus condiciones de vida y van asumiendo una mentalidad menos estatistas, ya que se consideran a sí mismos no dependientes del Estado. Entonces las iniciativas que se emprendan sobre protección social o la función regulativa por parte del Estado, no les llega o no la conciben. Es un grupo que se acostumbró a vivir con las ventajas del Estado, pero tiene cierta reticencia con el desempeño de las instituciones públicas, no sólo las instituciones políticas si no ciertas instituciones ligadas con servicios sociales como educación o salud”. Además para el Profesor Avendaño, este sector es eminentemente apolítico y se incomoda en contexto de alta polarización, por lo que le viene bien la política del consenso tan propia de principio de los noventa.

Para conocer el análisis completo hecho por el Profesor Octavio Avendaño, académico del Departamento de Sociología de FACSO, pinchar Aquí.