“El Consejo de la Universidad me ha encargado expresar a nombre del Cuerpo nuestro profundo reconocimiento por las distinciones y la confianza con que el Supremo Gobierno se ha dignado honrarnos”. Con estas palabras es que Andrés Bello, primer rector de la Universidad de Chile, inició el discurso de instalación de la Casa de Estudios más antigua del país, el 17 de septiembre de 1843.
Diez meses después de que se dictara la ley orgánica que creaba la Universidad de Chile, es que el presidente Manuel Bulnes, el ministro de Instrucción Pública, Antonio Varas, parlamentarios, autoridades militares y los estudiantes del Instituto Nacional se reunieron en el edificio ubicado en la esquina de Agustinas con San Antonio para participar de la ceremonia, en la que estaban presentes los cerca de 50 académicos de la Universidad, que, como relata el profesor de la Facultad de Filosofía y Humanidades Manuel Jofré, “estaban divididos en las cuatro facultades iniciales que están marcadas en el escudo de la Universidad, con sus túnicas y togas con cintas de colores que indicaban a qué unidad correspondían”.
Fueron estos académicos a los que el ministro, “vice patrono de la Universidad” como concitan los documentos de la época, nombró y tomó juramento. Todos de pie y con la mano derecha extendida asintieron ante las palabras que pronunció el secretario de Estado. Luego, fue el presidente quien les confirió la medalla a los decanos de las cuatro facultades para dar paso a un breve discurso.
Fue así que Andrés Bello, que a esas alturas llevaba 14 años viviendo en Chile desarrollando diferentes áreas como el derecho y la gramática, pronunció el discurso de instalación de la Universidad, “discurso inaugural que tiene una proyección de futuro y otorga a la Universidad ciertas funciones y labores, pero que al mismo tiempo posee una gran cantidad de verbos en pasado que apuntan a lo que la historia humana ha hecho; lo que hace Andrés Bello es fijar un hito tomando esa historia como un punto de partida nacional y republicano”, como explicó el profesor Jofré.
“Creo que el discurso de Andrés Bello es también una forma de construcción de la República que perdura hasta hoy, que es la fuerza de la voluntad de ciertos proyectos sin que las condiciones estructurales estén dadas para que suceda”, agregó la historiadora y directora del Archivo Central Andrés Bello, Alejandra Araya, unidad que custodia un gran número de manuscritos del primer rector.
A partir del discurso de instalación “lo que está haciendo Bello es poblar un nuevo espacio público de nuevos símbolos, que en este caso es la universidad. Creo que esa es la fuerza del texto, que es como la carta magna de la Universidad de Chile: están todas sus misiones y sus propuestas que siguen siendo vigentes, y no obstante que la Universidad se ha transformado mucho, es un referente permanente en distintas modulaciones", señaló Araya.
El texto, como complementó el profesor Jofré, "es un discurso argumentativo, pero lleno también de momentos líricos y e históricos importantes", lineamientos que Bello había comenzado a construir desde 1841 cuando empezó a trabajar el proyecto de la Universidad de Chile junto a José Miguel de la Barra y José Gabriel Palma.
De la Universidad de San Felipe a la Universidad de Chile
Pero no fue fácil para Andrés Bello enfrentarse a la audiencia el 17 de septiembre. Como señaló el profesor Jofré, "en ese periodo el gobierno había pasado la dura experiencia portaliana, autoritaria y comenzaba a haber un poco más de amplitud liberal, sin embargo todavía había una lucha entre los conservadores y los liberales. Había un cierto descontento por el cierre de la Universidad de San Felipe, oficializado el 17 de abril de 1839, institución que "era teológica, doctrinaria, católica, de la cual todos sus bienes pasaban a esta nueva universidad, a la Universidad de Chile. Se estaba de alguna manera 'colectivizando' algo que era privado de la iglesia".
Esta decisión "es un quiebre con la universidad de antiguo régimen, una universidad que es una corporaicón en la que se formaron varios de los intelectuales y académicos que pasan a ser parte de la Universidad de Chile. Es un gesto de ruptura institucional, simbólica y de la forma de entender los estudios", planteó el profesor de la Facultad de Filosofía, Carlos Ruiz Schneider.
Chile pasaba a tener, en palabras del profesor del Instituto de la Comunicación e Imagen, Carlos Ossandón, "una universidad republicana y estatal. Ahí Bello es muy nítido al perfilar una universidad que se preocupe por los problemas y los temas del país. Ahí hay un cambio, está puesto otro objetivo bajo otro contexto, bajo otra perspectiva y estrategia política e histórica, ciertamente".
"Todas las verdades se tocan"
Como destacó el profesor Jofré, "la frase articuladora de todo el discurso es 'todas las verdades se tocan' lo cual es una idea filosófica, integradora, significa que todas las verdades no están en oposición, que la realidad es integrada y tiene un carácter sistemático, que se puede abordar desde cualquier parte y llegar a tocarse con todos los demás. No hay verdades opuestas entre sí".
Entre estas verdades está el conocimiento del mundo occidental a disposición de la realidad del país. "Su idea es no prescindir del conocimiento general, teniendo siempre en vista su uso, hacerlo funcionar en beneficio del país, no en el sentido de una cuestión nacionalista, sino que más bien de nación", explicó el profesor Ruiz.
"En esta relación entre lo particular y lo universal, Bello llama a pensar por cuenta propia sin que eso signifique ningún empirismo ciego, es decir, hay que estar también atentos a aquello que se está produciendo en otros lados del mundo", agregó Ossandón.
Interpelación al presente
"Creo que nadie puede obviar el discurso de instalación de Andrés Bello", señaló Alejandra Araya sobre el documento fundacional de la Universidad. "Una de las gracias del texto es que se propone explícitamente marcar un programa, y en ese sentido ahí hay un elemento a rescatar, uno podría preguntarse cuál es nuestro programa hoy día", comentó Ossandón.
"La interpelación número uno es al Estado y a la definición en este momento de su relación con la Universidad de Chile, que es la única universidad en América Latina que se llama igual que el mismo nombre del Estado", complementó la directora del Archivo Central.
Para el profesor Ruiz, este discurso viene a rescatar "la idea de que la tarea de construir Universidad, el Estado la tiene abordar de una manera preferente. Este discurso nos marca en el sentido de que el germen de la Universidad de Chile es ser desde el inicio una institución estatal y que por eso tiene que servir al interés público que es el Estado".
El discurso fue publicado el mismo año en el documento “Instalación de la Universidad de la Imprenta del Estado y en la primera edición de la revista Anales de la Universidad de Chile, número que fue reproducido el año 1998 por la misma publicación.